El deseo de mi corazón es que después de haber leído esta sección de la Prosperidad, tu fe en la Provisión de Dios sea perfeccionada y restaurada por Su Espíritu Santo y que seas libertado de todo legalismo, condenación o temor con respecto a diezmar, o a “sembrar y cosechar”, sabiendo en tu corazón que tu Abba Padre te proveerá TODO lo que te falte conforme a “Sus riquezas en Gloria“.
Puede que no seas rico, o no te sientas rico, pero tu Papi es rico, Él es el dueño de las Riquezas. Y si no te sientes rico es porque tus ojos pueden estar enfocándose en lo que no tienes y no en la bendición que ya te fue dada. Tus circunstancias tratarán de mostrarte todo lo que te falta, especialmente después de conectarte al televisor o al hojear las páginas de una revista, cuyo propósito es el de crear “necesidad” de todo lo que se anuncia, para poder venderlo, por lo mismo hacen un trabajo excelente en hacerte sentir pobre e inadecuado; de la misma manera, bastará con que visites un país menos privilegiado que el tuyo, o una familia menos privilegiada que la tuya, para que te des cuenta cuan rico eres.
Mas no andamos por vista, andamos por fe y la Verdad Bíblica es que tu Padre quiere que lleves cautiva tu mente a la obediencia de Su Hijo, esto es, que medites en lo que El hizo para salvar cada área de tu vida, para que tu fe se base no en lo que ves a tu alrededor, sino en esa identidad que Él te ha dado como Hijo de Dios, cubierto e Oro, fincado en sus cimientos de Plata, su Redención, vestido de Lino Fino, sentado al lado de Él, desde donde Él quiere que reines como Sacerdote Real.
Conforme tú busques su Reino y su Justicia, todo lo que es material, lo que suple tu
necesidad, aun aquello que tu corazón desea (porque Tu Padre mismo lo puso en tu corazón) te será añadido. Más en mi experiencia personal, cuando ciertas cosas me han sido añadidas, ha sido cuando menos las he buscado. Sin buscar la sanidad he sido sanada, sin buscar la bendición he sido bendecida y cosas me siguen siendo añadidas, todo lo cual me causa gran alegría mas no mayor que el gozo que me ha causado conocer “el verdadero Amor que echa fuera el temor”, el Amor que me conquista diariamente, tal y como Adam Sandler lo hacía con Drew Barrymore en “50 Primeras citas”. Sin embargo, mientras las cosas eran mi objetivo, las cosas huían de mí.
Tu fe es la que determinará tu prosperidad. Si tú has aceptado que Cristo es tu Salvador por Su obediencia y no la tuya, de la misma manera debes creer que Él es tu sanador y tu proveedor. Tu obediencia hoy es la de la fe, esto significa que creas en Él y en el trabajo consumado de Jesús.
Será también tu creer en el Valor que Dios te ha dado al pagar tal precio por tu rescate – el sacrificio de Su Hijo Jesucristo, lo que te permita recibir todo lo que tu Padre quiere añadirte. El Apóstol Juan sabía de ésto, él fue el discípulo que Dios amó, el discípulo que conocía este gozo de saberse amado por Jesús.
Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. 3 Juan 1:2
Es necesario por consiguiente que tu alma prospere antes de que todo a tu alrededor se alinie con esa prosperidad. Esto sólo sucede al buscar su reino y su justicia – Jesucristo y Su Gracia. Curiosamente, no podemos buscarle cuando Él no nos ha encontrado primero. Cuando Jesús dijo estas palabras en Mat. 6:33-34, Él no había muerto en la Cruz, resucitado y ascendido para poder darnos su Espíritu, mas hoy Su Espíritu se alberga en los que le han creido.
Cuando tu aceptas esa invitación, cuando conscientes a descansar en sus hombros, Él te ha encontrado, ahora ya puedes buscarle como un pequeño busca a su mamá cuando despierta para que le alimente, para que le conforte, para que le ame y le sirva. Si tú no vienes a Jesús para que Él te sirva, tú no podrás servir ni dar nada a los demás. Sera a través de este venir a Él que tu alma prosperará y por consiguiente tus empresas, tus proyectos, tus finanzas y entonces estarás listo para sembrar de los frutos de tu rectitud en la vida de los demás, haciendo las “obras de la fe” pues existe un mundo fuera de tu casa que necesita conocerle, aunque muchos no lo aparentan.
Para que tu corazón se prepare para recibir con gozo lo que voy a compartir en mi siguiente mensaje, por favor lee la epístola de los Gálatas, si no tienes tiempo al menos lee Gal. 5-6 y regresa el martes.
Shalom