Porque en Mí ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré;
Lo exaltaré, porque ha conocido Mi nombre.
Me invocará, y le responderé;
Yo estaré con él en la angustia;
Lo rescataré y lo honraré;
Salmo 91:14-15
Durante este año el Señor me permitió compartir contigo maneras prácticas de “laborar para entrar en su descanso”, (Heb. 4) Te he invitado a que contemples a Jesús en su palabra para que seas transformado a su imagen (2 Cor. 3:18), te he invitado a que envíes su Palabra por tu boca para que haga lo que Él dice que hará; te he exhortado a que tomes La Santa Cena para anunciar la muerte de Jesús como un privilegio que te pertenece; te he animado a que hables en lenguas para que actives la espada de su Espíritu.
Así mismo, con la misma Escritura te he mostrado muchas cosas que te ayudarán a desechar toda condenación, duda, malentendido o mala interpretación de la misma, todo lo anterior con el propósito de que nueva fe brote de tu corazón, para que logres entrar en su reposo y puedas reinar en tu vida al recibir su abundancia de Gracia (Rom. 5:17). Caminando de esta forma, no dejarás ir ninguno de los tesoros y bendiciones que Jesús te dio en la Cruz, de manera que no te darás cuenta en que momento Él te respondió, te sanó, te libertó, o te proveyó lo que te faltaba, fuerzas, recursos, etc. porque cuando buscas su reino y su Justicia/rectitud todas las cosas te son añadidas, aun sin buscarlas (Mat. 6:33).
Sin embargo, me gustaría prevenirte de caer en “ritualismo”, pues no es el mucho hacer lo que nos hace recibir la Gracia de Dios, sino el mucho recibir su Gracia creyendo en Jesús y su trabajo Consumado será lo que te haga poner tu amor en Él ; de ahí vendrá el “mucho querer y el mucho hacer” (Fil. 2:13).
Existe una gran diferencia entre lo anterior y la práctica de una religión, en la cual nuestra confianza está en lo que nosotros hacemos y no en lo que Jesús ya hizo; de hecho, podemos hacer mucho sin creer una gota o tener una idea de quien es Jesús o cual fue su trabajo consumado en la Cruz.
Tristemente, no todos los que laboran en el ministerio, o viven del mismo lo hacen porque conozcan a Cristo Jesús o porque entiendan su obra redentora; no siempre sabremos los motivos interiores o ulteriores de cada persona, más el apóstol Pablo nos advirtió que existirían muchos “obreros fraudulentos que se disfrazan como ministros de Cristo” (2 Cor. 11:12-14) movidos por necesidades personales, sea necesidad de reconocimiento, necesidad de limpiar sus propios pecados, o purgar sus propias condenas, por amor al poder, al liderazgo, al dinero, al talento artístico que Dios les dio, o simplemente, movidos por el diablo. Estos ministros nunca te permitirán que entres en el descanso del Señor y nunca te conducirán a recibir abundancia de Gracia, aun cuando lleguen a mencionarla.
Mas en nuestra porción del Salmo 91 leemos que al poner nuestro Amor en Él , Él nos exaltará. (Salmo 91:14) Esto será lo que coloque en lugares diferentes a los ministros de Cristo y a los lobos cubiertos con piel de ovejas. Aquellos exaltados por el Señor no podrán evitarlo ni ocultarlo, ni tampoco sus ovejas, quienes reflejarán la salud de la Vida en abundancia, al ser pastoreadas en lugares de delicados pastos, los cuales representan su Gracia.
Estas ovejas caminarán con la seguridad de que “le invocarán y Él les responderá”. Ellas sabrán sin lugar a dudas de que “El estará con ellos en la angustia y de que Él les rescatará y les honrará. “ (Salmo 91:15)
Si algo te angustia amado(a) lector(a), no dejes de laborar por entrar en su descanso; Él es el
Buen Pastor (Salmo 23). Deja que Él te haga descansar junto a aguas de reposo, el agua de su palabra, el agua de su Espíritu Santo, el agua de su Amor; deja que conforte tu alma y que te guíe por sendas de justicia a través de Su Espíritu; aun cuando tu caminaras por tu propia cuenta, Él te dice que no temas, pues Él te reitera que estará contigo. Deja que esa guiansa de Su Espíritu – “Su vara y su cayado” te infundan aliento, espera que el aderece tu mesa en presencia de tus angustiadores, gózate cuando El unja tu cabeza con aceite hasta que tu copa se derrame hacia los demás. Y ten fe de que ciertamente el bien y la misericordia te “perseguirán” todos los días. Por tanto no huyas de Él, ven a invocarle todos los días y espera a que te responda, pues no solo te rescatara sino también te honrará.
José, el hijo de Jacob vivió esta realidad. Dios estuvo con él en su angustia durante 13 años, quizá más, pues la Biblia no nos habla de sus aflicciones por causa de la envidia y los celos de sus hermanos mientras vivió al lado de su Padre. Mas cuando Dios lo rescató, lo honró delante del mundo entero, no solo del mundo de aquel entonces, sino del mundo de muchas generaciones. No sé cómo Dios nos va a rescatar de nuestras aflicciones y angustias a ti y a mí. Solo sé que será glorioso, créelo sin temor porque lo vas a ver.
Continuemos “echando toda nuestra ansiedad sobre Él porque Él tiene cuidado de nosotros”. 1 Pedro 5:7
Shalom