Habiendo escuchado cual es la finalidad de nuestros dones – el que formemos parte de un cuerpo funcional para el servicio de los hermanos, quiero agregar este verso de la paráfrasis “El Mensaje” que es un buen resumen de lo que aprendimos en el mensaje anterior:
Así que, puesto que nos encontramos forjados intrínsecamente en estas partes excelentemente formadas y funcionando maravillosamente en el Cuerpo de Cristo, sigamos adelante y seamos lo que fuimos creados a ser, sin envidia ni comparándonos entre nosotros con orgullo, o tratando de ser algo que no somos. Rom. 12:5b
Respecto a este propósito Pablo no se refería a si fuimos creados para ser cantantes, o artistas, o amas de casa, sino a nuestro propósito como Hijos de Dios nacidos de su Espíritu llamados a ser herederos y coherederos con Cristo, viviendo en su reposo, donde podemos alcanzar nuestra máxima felicidad, llenura y plenitud por el poder de su Espíritu y aun podremos edificar a otros para que alcancen lo suyo.
Sin embargo, recordemos que no es lo que hacemos lo que nos define, pues ya no vivimos bajo la Ley. Nos define la fe – por tanto, lo que creamos que somos en nuestro corazón, eso somos (prov. 23:7), y si nuestro creer se basa en que somos un fracaso porque no hemos logrado nuestro ptoencial, esto nos dice que seguimos bajo la Ley; mas si nuestro creer es la verdad de que somos la Rectitud de Dios en Cristo, de ahí surgirá un nuevo potencial que no esperabamos y grandes cosas sugiran en nosotros sin esfuerzo.
Por lo anterior, Pablo nos dice que lo que hagamos, lo hagamos sin envidia, o sin competencia, pues todos los hijos de Dios somos su Rectitud, ninguno mas que el otro y a cada uno nos dio una medida de fe. Mientras que algunos llegan a ser grandes en la fe, como lo fue George Müller, o Smith Wigglesworth, fueron grandes por la fe, no por lo mucho que hicieron o por las grandes cosas que hicieron, por el contrario, hicieron grandes cosas por su gran fe.
Así mismo, Pablo nos dice que no tratemos de ser lo que no somos. No todos podemos ser bocas, u orejas, o manos o pies. Además existe otra razón por la que Pablo nos dice que “sin fingimientos”, pues nunca podremos sentirnos amados si tenemos que ser alguien que no somos. Aprendamos de Leah, la esposa de Jacob, quien vivió con el rechazo de su esposo, porque ella sabía que era a Raquel a quien Jacob amaba y aunque se hizo pasar por su hermana, y se enorgulleció dando hijos, no fueron frutos del amor y vivió envidiando a su hermana.
Por lo anterior, no te esfuerces en dar algo que no ha surgido de ti como un fruto. El amor es un fruto y surge de la revelación del Amor de Cristo y de quienes somos en El – amados, aceptos, perdonados, limpios, puros, etc. – Como es El, somos nosotros en este mundo (1 Juan 4:17). Cuando descubres tu identidad en El, cuando recibes esa revelación de que fuiste unida a Dios por Su Espíritu, este Espíritu producirá en ti una tierra muy fértil para producir mucho fruto, del cual el primero y el más grande es el amor. Será este fruto por el que el mundo conozca que eres Hijo de Dios.
El amor sea sin hipocresía (simulado); aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno. Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros. Rom. 12:9-10
He aquí una vez más la traducción del Mensaje:
Ama desde el fondo de quien TÚ eres; no finjas. Huye por tu vida de la maldad; Sostente por tu vida de lo que es bueno. Sean buenos amigos que se aman profundamente; practica a desempeñar el papel secundario.
Entender este papel secundario nos ayudará a entender el tono de Pablo, quien lejos de estar dando mandamientos o reglas que cumplir por obligación o por nuestro propio esfuerzo, nos está trazando un mapa de exhortaciones que simplemente son maneras de mostrar nuestro amor por los demás. Te invito a que leas estas exhortaciones en tu Biblia directamente, del versículo 11 al 21, y compáralo con la traducción The Message, a continuación:
No te agotes; manténganse encendidos y ardiendo. Sean sirvientes alertas del Maestro, expectantes entusiasmados. No se den por vencidos en tiempos difíciles; oren con fervor. Ayuden a los cristianos necesitados; sean creativos en hospitalidad. Bendigan a sus enemigos, no los maldiga entre dientes. Ríanse con sus amigos cuando estén felices, compartan sus lágrimas cuando estén decaídos. Llévense bien con todos; no sean engreídos. Hagan amigos con “don nadie; no se vuelvan los grandes “don alguien”. No se desquiten; descubran belleza en todos. Si esta en ustedes, llévense bien con todos. No insistan en vengarse, eso no es para ustedes “Yo seré el que juzgue”, dice Dios. “Yo me encargare de ello”. Rom. 12:11-21
Cuando yo leía estos últimos versículos en el pasado, solía pensar: “La vida cristiana no es para mí, ¿cómo voy a hacer todas estas cosas?” más piensa que bajo la Gracia todo viene por Gracia. Si tomamos estos versículos y nos ponemos a “examinar nuestro corazón” con ellos, nos daremos cuenta que habremos fallado, si no en todos, por lo menos en uno de ellos y estaremos volviendo bajo la Ley del hacer – “hazlo todo o muere“. Estos son solo indicativos de que el amor de Dios está en tu corazón, no de que no está. Si te surge ser diligente, creativo, animador, dadivoso, etc., gloria a Dios por su Gracia, porque Él lo logro en ti. Si en tu corazón pone contribuir en alguna necesidad de alguien, no esperes a que tu pastor te diga que lo hagas, escucha al Espíritu de Dios. El te hará un instrumento de su amor.
Shalom