En el mensaje anterior te mostré la manera en que Juan describió a Aquel que está sentado en el Trono, Jesucristo, el Hijo de Dios. Asimismo te mostré claramente que El Hijo de Dios – El Cordero – es Dios mismo y cómo El nos ha conferido su perfección, pureza e inocencia, por lo que El no ve mas nuestra imperfección que la Ley acentuaba.
Al igual que Dios se manifestó ante Moisés en una zarza ardiente para hacer salir a su Pueblo de Egipto, Jesucristo se manifestó ante Juan de esta manera gloriosa, majestuosa y espectacular para hacer salir a su Iglesia de Babilonia – de “confusión por mezcla”.
Al igual que Dios libertó al Pueblo de Israel, pero se quedó atrapado en el desierto porque no dejaron que Dios hiciera salir a Egipto de ellos, de la misma manera muchos de la Iglesia primitiva se habían quedado atrapados en la confusión de sus viejas creencias, a pesar de que Jesús ya había decretado su libertad, por lo que muchos no resistieron la persecución y sucumbieron a la presión de los judíos proselitistas en la reinstalación del viejo sistema . Esto sigue sucediendo hasta el día de hoy.
Al igual que Dios quería traer al Pueblo de Israel a la Tierra Prometida por su Gracia pura, Él quiere que por fin entremos por su Gracia pura al Lugar Santísimo, donde no existe más bronce – no más Juicio, sino donde todo es oro, donde podremos reflejar Su Luz y Su Perfección sin que ningún mal o ninguna plaga o ninguna persecución puedan destruirnos, donde podremos comer de su “Mana Escondido”, reservado para el que venciere – el que CREYERE.
Nehemías 7:63-64 nos dice que cuando Israel salió de la cautividad de Babilonia, su Ciudad de Paz – Jerusalén estaba en ruinas, más antes de reconstruir, sus Sacerdotes -aquellos de la Tribu de Leví, primero tenían que encontrar su identidad en su registro, de lo contrario, eran considerados “profanos”, y quedaban descalificados de comer las cosas más sagradas, hasta que un verdadero Sacerdote se levantara con el Urim y el Thummim y les mostrara su identidad.
Jesucristo aun se encuentra activo levantando al Sacerdocio de su misma Orden, de la orden de Melquisedec, que bendice y no maldice, a una nueva generación de ministros y mensajeros con “un arco iris alrededor de su cabeza”, esto es, con mentalidad del Nuevo Pacto; Él está llamando a los verdaderos ministros de Rectitud, ministros de Reconciliación que hagan salir al Pueblo de Dios de Babilonia, para que no participen de sus plagas; a Hijos del reino con el corazón en los asuntos de su Padre – Sus Ovejas.
Jesús necesita Pastores que quieran mostrarnos a los Creyentes nuestra “Luz y Perfección” en Cristo, para que no nos sintamos más descalificados de comer de las cosas más Sagradas y podamos recibir alimento sólido; Él está buscando a Ministros que quieran mostrarnos nuestra identidad de reyes y sacerdotes, de seres valiosos como piedras preciosas, amados e incrustados en el corazón de Dios para siempre, para que podamos por fin entrar en esa profundidad de Su Lugar Santisimo y sentarnos a reinar junto con Él sobre nuestras situaciones, con nuestra identidad bien cimentada en este trabajo consumado.
En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo. 1 Juan 4:17
Aquellos que creen que han sido llamados para mostrarnos al Pueblo de Dios nuestra “imperfección o nuestra “incompletitud”, nos mantendrán como “profanados”, descalificados de comer del Maná Escondido y de reconstruir nuestra “Ciudad de Paz”. Para ellos existe una exhortación muy seria en Ez. 34. la cual nos muestra quienes son los responsables ante Dios de lo que Su Pueblo cree, lo cual puede significar la vida o la muerte. Lo vimos en las cartas a los Angeles de las 7 Iglesias. Asimismo, observarás la correlación directa que existe entre la mala enseñanza/falsa doctrina y la destrucción o la persecución.
“¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de Mis prados!,” declara el Señor. Jer. 23:1
La Buena Noticia es que Jesucristo nos lleva incrustados en su corazón:
“Entonces les daré pastores según Mi corazón, que los apacienten con conocimiento y con inteligencia. Jer. 3:15
Pondré sobre ellas pastores que las apacentarán, y nunca más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará ninguna de ellas,” declara el Señor. Jer. 23:4
Shalom
Edición: Agosto 2019