Si has hecho el ejercicio que te invité a hacer el fin de semana, habrás observado que Dios no es el que causa la aflicción o el quebrantamiento, el dolor o el sufrimiento, sino Su enemigo – y el tuyo. Si te das cuenta, a lo largo de Deut. 28:15-64, después de haber repetido una y otra vez: “seras oprimido, seras afligido, seras destruido,serás quebrantado” etc., el Señor enfatiza 3 veces estas palabras “en el asedio y en la angustia con que tu enemigo te oprimirá” (Deut. 28:53, 55 y 57).
Dios, conociendo el fin desde el principio, veía la destrucción que su enemigo les traería si ellos rehusaban su cobertura y les estaba dando a conocer la gravedad de vivir bajo el sistema de La Ley. El opresor no era El, sino el devorador, aquel que anda como león rugiente buscando a quien devorar , conociendo quienes son los que rechazan la benevolencia y la Gracia de Dios y su sangre redentora. Tu opinión de Dios afectará tu fe para recibir su buena dádiva, como lo vimos en la aflicción de Job.
Existen canales de TV como Discovery o History Channel que se dedican a hacer documentales para destruir la fe en el Dios de la Biblia, así como sitios de Internet y últimamente películas dedicadas a difamar, desprestigiar o desacreditar a Dios y de crear duda para que la gente lo vea como un Dios malo, duro e inflexible o como un ser mitológico de civilizaciones subdesarrolladas, y no de raciocinios inteligentes. En algunos lugares se le acusa de genocidio, y se le culpa de todas las aflicciones de la tierra y de todas las cosas terribles que su enemigo mismo realiza.
Si ellos se dieran cuenta de la magnitud del trabajo de Jesús en la Cruz y que sus sufrimientos fueron tan terribles porque estaba llevando el peso de la maldición de toda la humanidad, lo cual habrás también observado en el ejercicio anterior, se darían cuenta de su ignorancia e insensatez. Mas a los que por Su Gracia podemos entenderlo, que gran peso nos ha sido quitado de los hombros.
Lo último y más importante que quiero mostrarte es que si comparamos las bendiciones con las maldiciones de Deuteronomio 28, nos damos cuenta que la lista de maldiciones es 3 veces mayor que la de bendiciones. Considerando que la bendición estaba condicionada solo para el que podía cumplir los mandamientos en TODOS sus puntos, básicamente la gente viviría maldecida hiciera bien o no. Por lo mismo Dios instituyó los sacrificios continuos que no eran necesarios cuando no conocían la Ley, pues no habrían conocido el pecado sin no fuera por la Ley (Rom. 7:7), y una vez conociendo el pecado, alguien tenia que pagar por su culpa.
Era por el sacrificio por lo que la gente podía ser bendecida y no por seguir la Ley, como ya lo vimos. Por lo tanto, el único pecado por el que Dios los entregaba a sus enemigo, lo cual aprendemos en los Libros de Los Reyes, era cuando “adoraban otros dioses”, pues por esa causa dejaban de ofrecer el holocausto para Su Dios, quedando desprotegidos de la sangre inocente que pagaba por sus culpas. De esta manera caían en las manos de los demonios que ellos adoraban, como ya lo hemos visto en estudios pasados.
Hoy la bendición es tuya tan solo por creer en Jesús, pues el Es tu Sacrificio. Al haber cumplido Jesús la Ley en la Cruz, El finiquitó tu deuda. Al igual que cuando terminas de pagar tu auto, o tu casa o cualquier cosa que te ate mediante un contrato, El Viejo Pacto quedó CANCELADO al ser totalmente CUMPLIDO – PAGADO por Jesús; fue por ello que El Verbo se hizo carne (Juan 1) , para poder cumplir la Ley que nosotros no podíamos y que al cumplirse en su totalidad, podríamos a través de El regresar al Padre y recibir todas las bendiciones de Abraham, que no se limitan a nuestra salvación del infierno, sino salvación en cada área de nuestra vida y que incluyen riquezas, salud, longevidad con paz y días felices sobre la tierra.
Shalom