Creo que he hablado mucho de la Gracia, más no estoy segura si te he ayudado a entender como la obtenemos. Vimos que aunque la Gracia, siempre ha abundado en el corazón de Dios hacia el hombre, sólo se manifestó en toda su plenitud cuando nuestro Señor se convirtió en ‘Emmanuel’, que significa ‘Dios con Nosotros’, mejor conocido como ‘Jesús’. Fue así como nació, vivió y murió, como uno de nosotros, para resucitar como una nueva criatura, con todos nosotros entrelazados con él (Juan 1:17). De hecho, ese es el significado de Paz, Eirene, según el griego: ‘puestos de nuevo en uno’ – unidos, en unión inseparable. También es el significado de ‘kawa’, traducida como ‘esperar en el Señor’ en Is 40:31. Así es como Él permanece Emmanuel para siempre. Él lo decidió. Él nunca quiso ser Dios sin nosotros. Ésta es su ‘santa soberanía’.
La escritura dice, en 2 Pedro 1:2, que la gracia y la paz abundarán cada vez más en nosotros “por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.” ¿Más cuál es este conocimiento?
Si se tratara de conocer a Jesús, aparentemente la mayoría de la gente, al menos en los países occidentales, sabe quién fue, mas muy pocos realmente le conocen. Para muchos, Él es sólo un maestro, o un profeta, por lo mismo, la gente solo recibe enseñanza de Él, o profecía, no recibe Su Presencia permanente, ni tampoco provisión, ni sanidad, ni libertad, ni aún perdón de pecados, pues no lo consideran ser “Dios”.
Para muchos otros, Jesús sólo es un símbolo religioso en su pared, con el mismo poder de un talismán de buena suerte, mas sin el poder de vivificar una persona o una familia, una relación o una situación. Para muchos más Jesús es Dios, pero es un Dios distante, al que la gente se acerca con sus peticiones, esperando poder convencerlo, conmoverlo y ciertamente, no contradecirlo, para no ‘provocar su ira’, por lo que muchos prefieren que María interceda por ellos ante Dios, pues ella es ‘llena de Gracia…, al parecer ¡aún más que Dios!
Para tanta gente Jesús es un ejemplo a seguir, y tratan de imitarlo, confiando incluso en su propia fuerza, mas corroborando lo que Pablo dijo, que en nuestra carne no habita el bien (Rom 7:18).
Ninguno de estos “Jesús”, ni muchos otros que existen hoy en día podrán hacer abundar la gracia y la paz en tu vida.
Después de haber alimentado a 4000 personas delante de sus discípulos, Jesús les preguntó: “¿Y ustedes quien dicen que soy?” (Mateo 16:15, Marcos 8:29, Lucas 9:20) Pedro le contestó: “¡Tu eres el Cristo, El Hijo del Dios viviente!” No obstante, 6 días después, cuando Pedro vió a Jesús transfigurarse en la montaña en medio de Moisés y Elías, Pedro quería levantarles tabernáculos a los 3, poniendo a Jesús en el mismo nivel que a Moisés y Elias. Mas la voz del Padre surgió de en medio de una nube que los ensombreció, diciendo: «Éste es mi Hijo amado. ¡a Él escúchenlo!» Dios mismo le aclaró a Pedro que su concepto de Jesús aún estaba velado.
Cuando Jesús sanó a los diez leprosos, 9 de ellos se fueron con su sanidad, pero sólo uno regresó a darle las gracias (Lucas 17:11-19). Para aquellos 9, Jesús solo fue un obrador de milagros, mas sólo para uno de ellos Jesús fue el sanador y el dador de la Gracia que Él necesitaba para sanar. Por cierto, aquellos nueve se fueron sin su lepra, pero sólo el que reconoció su Gracia regresó hecho “entero”. Esta palabra en el griego es ‘sōzō ‘ que significa ‘salvo’, ‘sano’, ‘restaurado’ solamente en su cuerpo físico sino en su interior.
Para los fariseos, Jesús era una amenza, alguien que los incomodaba y les hacía reflejarse en un el espejo de su imperfección, lo cual era el objetivo de la ley, por lo mismo, lejos de darse por vencidos para continuar en su propio esfuerzo, ellos tratarían de silenciarlo y aún borrar del mapa su existencia, negando y desacreditando todo lo que Jesús hizo, incluyendo su resurrección. Ésto no ha cambiado en nuestros días, más nuestros fariseos modernos han cambiado de estrategia. Ellos no niegan la existencia del Jesús, ni tampoco su muerte o su resurrección, mas si niegan la efectividad de su trabajo en la Cruz, al negar que la humanidad entera ha sido levantada limpia, justificada e inocente; por el contrario, lo han convertido en un trabajo a consumarse por la misma gente, con resultados ‘tentativos’ después de la muerte, instituyendo de nuevo la rectitud por obras, que fue lo que Jesús nulificó en la Cruz.
Este trabajo en la Cruz fue el que abrió la puerta de su Gracia, y este es el conocimiento que abrirá la puerta a su abundancia de Gracia en nuestra vida – es decir, lo que Jesús conoce acerca de nosotros y lo que nos ha ocurrido en su muerte y resurrección, de acuerdo con lo que Él logró. Jesús es la Palabra de Dios acerca de Ti. No tienes que hacer nada, sólo meditar en esta verdad,
De hecho, meditar es la palabra hebrea הגה – hagah, que significa : gemir, gruñir, murmurar, pronunciar, hablar. Esta palabra tiene la conotación de lo que los rumiantes hacen con el alimento. Lo mastican, lo digieren, lo regurguitan, una y otra vez. Así es como actua la palabra transformadora en nosotros,
Mi amigo, Jesus es la Palabra hecha carne. Su cuerpo ha sido partido y compartido para que vivamos del pan que da vida. Esta es tu porción. Medita en Jesús y en la posición que Él te ha dado al ponerte en Él. Su reino es tu reino, como hijo de Dios, hecho en su imagen y semejanza. Eres linaje Suyo; Esta revelación hará que Su gracia y Su paz se derramen en tu vida. No podrás evitarlo.
Shalom