En el blog anterior recordamos por qué el que vive bajo la Ley persigue al que vive bajo la Gracia, como lo hizo Ismael con Isaac.
Abraham no escuchó la voz de Dios por 13 años después de que tuvo a Ismael, nacido de su fuerza – de su carne, hasta que Abraham echó fuera a Agar. Agar representa la Ley. (Gal. 4:24) El querer heredar a través de la Ley es invitar a Agar a criar a Isaac. Isaac significa “risa”, no habrá risa mientras Agar esté en control de tu casa, o quizá la haya, pero será risa para no llorar. ¡Echa fuera a la esclava! (Gal. 4:30)
Cuando Abraham finalmente echó a Agar, la Biblia nos muestra a un adolescente muriendo de debilidad (Gen. 21:15-19). Esto es lo que la Ley hará en tu vida. Pablo llama a la Ley “elementos débiles e inútiles” (Gal. 4:9), esta palabra en el griego es una sola: πτωχός ptōchos y en Rev. 3: 17 fue traducida como “pobre”; bajo estos elementos, seremos pobres, débiles e inútiles, seremos “ptōchos”. En contraste, vemos como Isaac cargó su propia madera hasta la punta del Monte Moriah. Sólo bajo la Gracia podemos llevar Su Cruz; esto es Buena Noticia, pues llevar Su Cruz significa llevar Su Victoria.
Ciertamente, el pecado y la maldición se manifestarán cuando se viva bajo la Ley o ‘bajo la carne’, pero Cristo no se manifestó ante Juan para recordarles sus pecados a los creyentes, de los cuales Él dijo que ya no se acuerda, sino para fortalecer su fe, para purificarla, corregirla, para que no vivieran más de la carne sino del Espíritu, para llamar a los incrédulos a arrepentirse, esto es: a CREER ‘con Él’, en Él y solo en Él .
Como lo hemos estudiado exhaustivamente en este sitio, bajo el Viejo Pacto el pecado fue hecho manifiesto a través de la Ley (Rom. 8:2-4) pero cuando no hay más Ley no existe más rebelión (Rom. 4:15). La Ley fue cumplida y colgada en la Cruz (Col. 2:14) y en la Cruz morimos junto con Cristo (Gal.3:13), por tanto no estamos más sujetos a la Ley, o viviríamos como ‘zombies’ y no como ‘nuevas criaturas’ resucitadas en Cristo.
Es ahora la fe en la fe de Dios la que nos hace obedientes y rectos ante Dios (Fil. 3:9), y todo lo que no es de fe es pecado (Rom. 14:23); es decir, lo que no viene de la fe de Dios, te dará una imagen e identidad ‘distorcionada’ de ti mismo y te robará tu porción asignada, el significado de ‘hamartia’, traducida como pecado. Por todo lo anterior, bajo el Nuevo Pacto el único pecado por el que seremos juzgados será por la incredulidad, la cual nos causa que vivamos de nuestro esfuerzo, lo que significa “vivir de la carne” y por consiguiente, las obras de la carne se manifestarán (Gal. 5:19-21).
Así mismo, bajo el Nuevo Pacto, el arrepentimiento es simplemente una invitación a creer lo que Dios cree acerca de ti; a dejar atrás la mentalidad del viejo sistema de creencias de Adán, bajo un pacto obsoleto que puso a la humanidad entera en esclavitud, que nos robó nuestra Paz, que dejó nuestra vida en ruinas, dejándonos pobres y sintiéndonos desnudos, bajo la maldición, sin poder reinar y mucho menos heredar, pues este sistema nos roba nuestra corona. Cristo nos invita a cambiar de Pacto y de mentalidad, a reconsiderar lo que CREEMOS acerca de Dios, de nosotros mismos y de los demás: lo que Él dice que Él es y lo que Él dice que somos nosotros en Él, bajo su Convenio de Paz.
A través de este tipo de arrepentimiento, nuestras actitudes y acciones equivocadas, basadas en creencias equivocadas, cambiarán conforme nuestra fe en el Evangelio de Gracia sea ‘purificada’ y fortalecida; de esta manera, conforme contemplemos a Cristo como un espejo en donde nuestra verdadera imagen e identidad se encuentra, seremos transformados a su imagen POR SU ESPIRITU (2 Cor. 3:18) y no por nuestro esfuerzo, determinación o fuerza de voluntad.
Es por ello que Jesús se manifestó ante Juan con gran urgencia de corregir a aquellos que no estaban CREYENDO el Evangelio, pues los capítulos siguientes nos revelarán la seria consecuencia de tener una fe “levada” con la levadura de la Ley.
Nota que Jesús no envió a Juan a azotarlos, ni mencionó en sus cartas que se azotara o matara a aquel que no creyera, o que creyera diferente, como lo hicieron los clérigos españoles con nuestros indígenas o como muchos lo han hecho en nombre de Dios a través de la historia. Nota que tampoco los fulminó con un rayo, solo les habló con el mismo amor que te habla a ti y a mí y les exhortó a creer en Él y en su obra consumada como lo único que necesitaban para la vida y para agradarle a Él
Más vemos también Su amor cuando les pide que reconsideren lo que creen, para que no participen de la destrucción y muerte eterna, legados de la Ley, y que alcanzan a muchos que no aceptan cobijarse bajo Sus alas creyendo el Evangelio de Gracia. Sé que todas las religiones prometen la misma cosa, más la religión es una forma de Ley, por tanto, Cristo te exhorta ‘echa fuera a Agar’.
En mi próximo mensaje te convencerás
Shalom