Amado, deseo que hayas tenido una gran celebración navideña, lleno de bendición y de gratitud hacia Dios y los demás. Hoy por fin terminaremos el Capítulo 15 y comenzaremos el 16, pues su énfasis es el mismo: el impacto que tuvieron los creyentes en el ministerio de Pablo. Repasemos primero los versículos 26 y 27, donde Pablo hace mención de una colecta:
pues Macedonia y Acaya han tenido a bien hacer una colecta para los pobres de entre los santos que están en Jerusalén. Sí, tuvieron a bien hacerlo, y a la verdad que están en deuda con ellos. Porque si los Gentiles han participado de sus bienes espirituales, también están obligados a servir a los santos en los bienes materiales. (NBLH)
He aquí la versión “The Message”, la cual lo interpreta sin demandas ni obligaciones:
Ellos estaban felices de hacer ésto, pero también era su deber, pues al haber participado de todos los dones espirituales que fluyeron tan generosamente de Jerusalén, es simplemente lo correcto que hagan lo que puedan por aliviar su pobreza.
Así era como operaba la iglesia gentil y el papel de los creyentes que respaldaban a Pablo, tanto en oración como en recursos materiales, era tan importante como el de Pablo mismo.
Pablo consideraba estas acciones como algo “digno de los santos”, así lo dice literalmente cuando se refiere a que reciban y ayuden a Febe (que significa “Radiante”) en lo que ella necesite, habiendo ella ayudado a muchos de esta manera. (Rom. 16:1-3)
Nota que Pablo en ningún momento les pidió el Diezmo. Tampoco les exhortó a sembrar dinero para hacerse ricos; simplemente daba a conocer la necesidad y el Espíritu Santo la suplía poniendo en el corazón de los creyentes dar conforme a la riqueza del mismo.
En nuestros días, el hacer colectas es común; las necesidades son muchas y el dinero siempre será escaso. Vemos aquí que el dar dinero para los necesitados es bíblico, es noble y es “digno de los santos”, la importancia del creyente en la expansión del mensaje de Gracia siempre será de suma importancia; sin embargo, mucha gente ha encontrado la manera de saquear a las ovejas, manipulando enseñanza bíblica para su ventaja, sin siquiera dar a conocer el verdadero evangelio.
En cuanto al verdadero Ministro del Nuevo Pacto, su labor no es menos valiosa que la del doctor que te restaura la salud o aun salva tu vida, o la del abogado que te defiende o te libra de tus problemas legales, o la del orador motivacional que te inspira a superarte y a seguir adelante. Irónicamente, muchos de nosotros paga con gusto las altas cuotas de estos profesionales, y aun les permitimos que nos usurpen, más de alguna manera esperamos que el ministro de Dios nos sirva gratuitamente.
Mientras que existen verdaderos ministros que dan su vida por el Evangelio en medio de tribulación y pobreza, por su simple pasión de dar a conocer la Palabra de Cristo, la falsa imagen de “humildad” que la religión nos ha vendido, nos ha hecho esperar pobreza de los verdaderos ministros del Evangelio.
Nada está más lejos de la verdad – no es el plan de Dios que aquellos a quienes El llama y envía a preparar a su pueblo como ofrenda agradable, vivan en pobreza por haber escogido este llamado tan alto por encima de sus carreras, o a veces de sus familias, a menos que sea por decisión propia, como era el caso de Pablo, quien aún trabajaba para no serle de carga a los nuevos creyentes.
Por el contrario, aquellos que se escandalizan al escuchar cuánto dinero ganan ciertos ministros, o que modelo de auto manejan o en que casa viven, necesitan leer 1 Cor. 9:3-8 antes de juzgarlos. Este es el plan financiero de Dios para que sus ministros puedan alimentar a su iglesia.
No obstante lo anterior, igual que yo en algún tiempo creí, hay muchos que aún creen que el plan financiero de Dios para su iglesia es el Diezmo, y hoy se enseña que al “obedecer con tu diezmo”, Dios te bendecirá económicamente como lo hizo con Abraham y con esa esperanza, las ovejas obedecemos gozosamente.
En mi estudio que hice a principio de año acerca de la prosperidad, expliqué por qué esta doctrina no tiene validez bajo el Nuevo Pacto. Te sugiero que lo repases detenidamente. Con ello no quiero decir que Dios no bendice financieramente, más si tú crees en la Gracia, estarás de acuerdo conmigo que nada de lo que recibimos de Dios es por lo que nosotros hacemos sino por creer en lo que Jesús consumó en la Cruz. Él fue quien se hizo pobre para que nosotros a través de su pobreza pudiéramos ser enriquecidos (2 Cor. 8:9).
Pablo nos reiteró en el mensaje anterior que creer el Evangelio es la obediencia del Nuevo Pacto y es creyendo como recibimos las bendiciones de Abraham (Gal. 3:14). Esta obediencia de la fe es el plan financiero de Dios para sus hijos, pues es lo único que nos da verdadero valor como Hijos de Dios. Es creyendo el Evangelio como somos enriquecidos, con dinero o sin dinero.
Abraham fue rico porque su porción era Dios y Dios es el único Dador, por eso la riqueza le llovía. Fue por ello que Dios no permitió que Abraham diera a su hijo Isaac en sacrificio, porque sería Dios quien nos daría a su Hijo Jesús, y si nos dio a Su Hijo, su único Hijo, el Hijo que Él amaba – lo más preciado que uno puede tener en este mundo, cuanto más nos dará junto con El todas las cosas (Rom. 8:32).
No obstante lo anterior, si el pueblo de Cristo no apoya a sus ministros económicamente, el gobierno no lo va a hacer, y no habrá quien alimente tu fe, y sin fe, aun lo poco que tienes te será quitado.
Si tú has sido bendecido con un ministerio de Gracia que te prepara para ser ofrenda agradable ante Dios al recordarte continuamente tu rectitud y perfección por lo que Jesús hizo, si tu servidor o ministro te sirve el Pan de Vida y no una roca, si su continuo alimento del Evangelio de Gracia sin adulterar ha contribuido a que seas fortalecido en salud, bienestar familiar y aun económico, no te midas en dar gozosamente de lo mucho recibido, porque con ello no solo te permites que la Palabra de Cristo se siga sembrando en tu vida, sino en la vida de muchos para salvación y vida.
Jesucristo es nuestra riqueza y bendición; lo que él nos añada en esta vida nunca será la medida de su amor por nosotros, ni de su aceptación, más si tu descanso está en El cómo tu provisión, no te sorprendas si llegas a dar más del 10%; la iglesia primitiva dio el 100%.
El Dios de paz sea con todos ustedes. Amén.
Rom. 15:33
Shalom.