El Arca del Testimonio – Su Gracia

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El se sienta entre las alas de los Querubines. Salmo 99:1

Dentro del Lugar Santísimo se encontraba El Arca del Testimonio, mejor conocida como el Arca del Pacto, la cual estaba cubierta por el  Trono de Misericordia.  Esta fue la instrucción para el mueble más importante del Tabernáculo.

Haz que el pueblo construya un arca con madera de acacia, un cofre sagrado que mida un metro con quince centímetros de largo, sesenta y nueve centímetros de ancho, y sesenta y nueve centímetros de alto. Recúbrela de oro puro por dentro y por fuera, y ponle una moldura de oro alrededor.  Funde cuatro anillos de oro y sujétalos a sus cuatro patas, dos anillos en cada lado.  Haz también varas con madera de acacia y recúbrelas de oro.  Mete las varas por los anillos que están a los costados del arca para transportarla. Estas varas para transportar el arca deberán quedar dentro de los anillos; nunca las quites.  Cuando el arca esté terminada, pon dentro de ella las tablas de piedra, las tablas grabadas con las ARKcondiciones del pactoque te entregaré.

Después haz la tapa del arca —el lugar de la expiación— de oro puro. Tendrá que medir un metro con quince centímetros de largo, por sesenta y nueve centímetros de ancho. Luego forma dos querubines de oro labrado a martillo y colócalos en los dos extremos de la tapa de la expiación.  Moldea los querubines a cada extremo de la tapa de la expiación, de modo que formen una sola pieza de oro con la tapa.  Los querubines estarán frente a frente, mirando hacia la tapa de la expiación; con las alas extendidas por encima de la tapa para protegerla.  Coloca dentro del arca las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto que te entregaré. Luego pon la tapa de la expiación encima del arca.  Allí me encontraré contigo y te hablaré desde encima de la tapa de la expiación, entre los querubines de oro, que están suspendidos sobre el arca del pacto. Desde allí te daré mis mandatos para el pueblo de Israel. Éxodo 25: 10-22

Como podemos darnos cuenta, de aquí era de donde  la presencia de Dios emanaba desde el Lugar Santísimo en el Tabernáculo. Como lo mencioné ayer en “El Velo – Su Cuerpo”, el Arca era la imagen del trono de Dios en las alturas.

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La Biblia nos dice que el Arca contenía las dos tablas de los Diez Mandamientos, la olla de maná y la vara de Aarón. (Hebreos 9:4). Estos artículos representaban, ante los ojos de la ley, la rebelión original del hombre, su intento a vivir de su propio esfuerzo, de su propia justicia, de lo que pudiera proveerse con su trabajo,  y sabiduría, mas a través del lente de la Gracia vemos a Jesús – el pan del cielo, quien moriría para cumplir la ley y darnos una vida nueva – su vida de Resurrección.    Puesto que ésto aún no había sido rebelado, Dios, le instruyó a su pueblo cubrir el arca con el propiciatorio, palabra que significa “trono de misericordia”, sobre el cual dos querubines de oro yacían como guardianes de la justicia de Dios y de su Santidad. Estos querubines también estaban representados en el velo. Este acto es una muestra de la infinita misericordiosa de nuestro Padre, quien ha puesto la tapa a nuestras transgresiones al removernos de ese pacto. Más Dios no solo mostró misericordia en ello sino que el también propició lo que la Ley producía – nuestra muerte, por lo mismo, una vez al año en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo para rociar el asiento de Misericordia con la sangre de los sacrificios 7 veces, cargando nuestra muerte sobre un inocente – la oveja, que desde luego, anunciaba a Jesucristo. Así era como Israel obtenía la propiciación por sus pecados y más tarde, Jesucristo propiciaría por los de ellos y por los de todos nosotros.

Esto también era una anunciación de que el hombre no sería justificado por  estas tablas de piedra, sino por la sangre de un inocente que declaraba nuestra libertad de lo que dicha Ley producía en nosotros: consciencia de pecado. Hoy  no necesitamos más la sangre de animales para ser justificados, gracias a la perfección del  trabajo consumado de Jesús, el cual  permitió que toda su sangre fuera derramada  una vez y para siempre en favor de la humanidad entera, hace casi 2000 años (Romanos 3:24-25).

Puesto que el juicio de la Ley quedó cumplido por Jesús,   no debemos esperar mas juicio sobre nosotros, pues su sangre gritaba mejores cosas que  la de Abel, la cual gritaba venganza – justicia – vida nueva.  La sangre de Cristo fue la respuesta a lo que la sangre de Abel demadaba, proveyendo perdón, justicia,  justificación, inocencia, nueva vida, en unión con Dios. Dios con nosotros, no contra nosotros,   no mirando  nuestras  faltas bajo la Ley, sino mirando nuestra pureza y perfección en Cristo, contenida en esta sangre de nuestra redención, la cual al sernos revelada nos hace descansar de nuestras obras y de la necesidad del sacrificio, y nos transforma de la gloria de la Ley a Su Gloria imperecedera.

Su sangre no solo es nuestra purificación, nuestra justificación y nuestra intercesión,  sino que  también  es nuestra protección, pues el Arca representa la vida humana reinicializada a su diseño original, con  Sus mandamientos escritos en nuestro corazón, albergando la vida de Resurrección de Cristo y sostenida por la misma. El Trono de Misericordia es el lugar al que el salmista se refirió como el “Lugar Secreto del Altísimo, Bajo la Sombra del Omnipotente”,  ese lugar de habitación donde podemos escondernos al vivir conscientes  de nuestra justicia e inocencia, obtenidas en nuestra inclusión y unión en Cristo, tanto en su muerte como en su resurrección.   En este lugar  ninguna destrucción, ninguna plaga prevalecerán contra nosotros (Salmo 91:9-10).

Sin embargo existe algo que está dejando al Hijo de  Dios desprotegido,  y es el hecho de que el Arca sutilmente ha sido ‘descubierta’ por aquellos que se dicen ‘enviados por Dios’.  Lentamente, estos lobos disfrazados de oveja han intentado remover el trono de misericordia y lo han convertido en un trono de juicio; la sangre de Cristo está siendo tomada por poco,  el acto de misericordia de Dios está siendo despreciado por aquellos que por su falta de conocimiento de Jesucristo o entendimiento de su Gracia,  están buscando que el hombre se edifique nuevamente en su propio esfuerzo y se cubra de su propia justicia. (Su Ley o Su Gracia)  La tentación que fue hecha al mismo Jesús de hacer que la piedra se convierta en pan,  ha sido introducida a la ‘iglesia’, y la novia está cayendo en ella, al tratar de volver las piedras de la ley en su pan de vida, produciendo infertilidad, enfermedad y muerte.

Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Romanos 3:19-20

Cuando el hombre del púlpito acepte que la iglesia no puede seguir edificada sobre una ley que ya ha sido dada de baja, bajo un pacto que ya ha sido abolido, y que la sangre de Cristo es suficiente para que su Novia pudiera ser vivificada, sin mancha y sin arruga delante de su Redentor,  en ese momento el Pueblo de Dios será restaurado, pues el pan de Vida será su alimento, el Arbol de la Vida será su sombra , y no  más el  Árbol del bien y del mal.

El trono de misericordia estaba arriba de las tablas de la ley,  y aquel que quiera vivir de las tablas de la ley caerá del trono de misericordia, al creer que la ley nos da la justificación, la santidad y la bendición, cuando fue la sangre de Cristo lo único que lo logró.

Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de Dios.  Gal 5:4

Nuestro Señor, nuestro Sumo Sacerdote, derramó su sangre 7 veces, igual que lo hacían los Sacerdotes del Tabernáculo:

  1. Cuando sudó sangre en el huerto de Getsemaní, para limpiar nuestros pensamientos y alumbrar nuestra mente y sacarnos de la obscuridad – es decir, de la ignorancia de lo que somos en Cristo.
  2. Cuando lo azotaron 39 veces con un el flagelo romano,  un látigo que tenía múltiples correas con filamentos de metal o piedra atados en las puntas, destrozándole la piel de su espalda y dejando una sola llaga en su lugar, para sanarnos por su yaga  de nuestras enfermedades y de nuestras dolencias (1 Pedro 2:24-25)
  3. Cuando lo clavaron de sus manos, para que no tengamos que vivir mas de  las obras de nuestras manos de nuestro esfuerzo. 
  4. Cuando le clavaron sus pies, para redimir nuestros pies descalsos que  que caminaban en obscuridad, sin El.  
  5. Cuando le pusieron la corona de espinas,  para  redimirnos del sudor de nuestra frente al que habíamos sido condenados por querer vivir de nuestro esfuerzo  – del estrés y la aflicción de poder ganar nuestro pan de aflicción;
  6. Cuando sangró internamente, habiendo sido “molido por nuestras iniquidades” para que pudieramos morir a las mismas, al remover de nosotros lo que las producía – la Ley. 
  7. Y finamente, cuando sangró de su costado, del cual brotó sangre y agua, indicando que toda su sangre había sido agotada, para que al igual que Eva fue tomada del costado de Adán, La Nueva Creación surgiera del Costado de nuestro redentor,  como una Novia sin mancha y sin arruga.

El trabajo de redención de Nuestro Salvador y Señor fue perfecto, y suficiente para hacernos justos y perfectos, sin las obras de la ley.  Romanos 3:28

 Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16

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