Continuamos con Revelación 14, recordarás al primer ángel que desde el cielo comparte el Evangelio Eterno, el Evangelio de Gracia. Durante las últimas dos semanas, expliqué que este Evangelio no es un anuncio de juicio, ni de condenación o de castigo, sino todo lo contrario, es un anuncio de libertad y de descanso para toda la humanidad; es la noticia de que TODOS hemos sido perdonados al haber quedado separados de lo que nos destruía, lo cual nos impedía ser partícipes de la Vida Abundante que Dios nos diseñó a vivir; ésto sucedió al haber clavado la Ley sobre el madero, la cual es la fuerza del pecado.
Y cuando ustedes estaban muertos en (por causa de) sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz.
Col. 2:13-14
Te mostré también que el sufrimiento de Jesús no fue precisamente el castigo de Dios a su Hijo en sustitución nuestra, como muchos lo creíamos; se que te preguntarás: “Entonces ¿por qué la Biblia dice: “El castigo de nuestra paz cayó sobre El”?” Veámoslo en la Nueva Traducción Viviente:
Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
fueron nuestros dolores los que lo agobiaron.
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios;
¡un castigo por sus propios pecados!
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz;
fue azotado para que pudiéramos ser sanados. Is. 53:4 NTV
Desafortunadamente, ésto se debe a otra mala traducción del hebreo. La palabra hebrea traducida como castigo es “Muwcar”, cuya raíz es “yacar”, que significa “corregir, amonestar, enseñar” ; Muwcar es el equivalente a la palabra griega “Paideia”, y significa “corrección, disciplina, enseñanza” .
La corrección bíblica siempre consistirá en corregir nuestras creencias. Dios NO nos corrige a través de golpes, castigos y pruebas, sino a través de Su Palabra … y su palabra se ha hecho carne! Jesucristo es la corrección a la imagen que el hombre tenía de Dios y de si mismo – Jesucristo es la imagen y semejanza de Dios en forma humana…. ¡como Él es, somos así nosotros en este mundo!.
Cierto, la escritura, conocida como la Palabra de Dios, también puede corregir nuestras creencias, pues la escritura que es divina, es acerca de Jesús:
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia. 2 Tim. 3:16
La Carta de los hebreos fue la corrección de Dios a las creencias de los hebreos. Bertie Brits explica:
“La corrección de nuestra armonía entre Dios y el hombre cayo en Jesús, El tomó esa responsabilidad de cargar sobre sí mismo la muerte del Sistema del que participábamos, la responsabilidad de traernos fuera del viejo sistema de rectitud por obras a una nueva realidad en la que nuestra creencia acerca de nosotros mismos pudiera ser corregida, para que nuestra persuasión de quienes somos y de cómo vemos las cosas, cambiara, pues fue puesta en los hombros de Jesús.
Dios no es faraón con el látigo, Él es quien quiere librarte del látigo de faraón, no latigueándote, ni latigueando a su Hijo Unigénito. La Biblia dice que Jesús tomó forma de “siervo”, como uno de nosotros sujetos a este sistema en el que participábamos, la Ley que nos esclavizaba y tomando la muerte del sistema en sí mismo, el pecado del mundo entero, haciéndose obediente hasta la muerte, sufrió la Cruz” . B. Brits
Al que no conoció pecado, Lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El. 2 Cor. 5:21
Como lo expliqué en mi blog anterior, el hombre esclavo ha quedado muerto en el cuerpo de Jesús, más la muerte no logró vencer sobre él, pues la muerte no pudo mantenerlo en la tumba ¡Jesús resucitó! tu pecado en el cuerpo de él quedo en la tierra de donde vino el primer Adán, la vida de resurrección de Jesús esta hoy en tu cuerpo, ahora podemos contemplar a un hombre inmortal que hoy se encuentra a la derecha del Padre, donde siempre podremos verle como participante de la Vida de Dios y quien nos representa y en Él hemos quedado fundidos como uno solo, no solamente en su muerte sino en su trayectoria comple ta hasta su resurrección y ascención y asignación en el trono, en las alturas.
“Cuando vemos al Nuevo Hombre resucitado por el mismo Espíritu que le dio aliento de vida al lodo en un principio, podemos ser persuadidos de lo que ese mismo Espíritu hará en nosotros al recibirlo, nos hará nacer de nuevo a una esperanza viva (1 Pe.1:3) ¿Cuál es esta esperanza? Que seremos levantados de la tumba como Jesús lo fue.
Concluiremos esta sección el próximo viernes.
Shalom
