Por fin llegamos a la tapa de este último sándwich de Gracia del que nos hemos deleitando durante los últimos meses (si así lo has hecho junto conmigo), en el cual Pablo nos enseña a extender de la Gracia que recibimos de Dios hacia los demás, no solo en aceptación y en no condenación, sino en amor práctico, en paciencia y en benignidad.
Aquí comprenderemos la diferencia entre obras muertas y obras de la fe, las cuales surgen del amor y no de fuerza de voluntad. Nuevamente, recurriré a la interpretación “The Message”, a la cual me refiero como El Mensaje, acerca de la cual hable anteriormente. Te pido que recurras a tu Biblia como comparación, y solo usaré mi versión preferida – la NBLH (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy), cuando el contraste lo amerite, como es el caso del primer versículo:
Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación Rom. 15:1-2
Nota la diferencia en tono con las palabras de “El Mensaje”
15 1-2Aquellos que seamos fuertes y capaces de creer necesitamos involucrarnos y darle una mano a aquellos que fallen, y no sólo hacer lo que es más conveniente para nosotros. La fortaleza es para el servicio, no para el prestigio. Cada uno de nosotros necesita ver por el bien de las personas que nos rodean, preguntándonos: “¿Cómo puedo ayudar?”
Quise traerlo a tu atención porque al leer los mismos versículos de la versión NBLH, o de cualquier otra versión tradicional, el tono parece provenir de un mandato y no de una invitación. Solo podremos responder a un mandato a base de esfuerzo, mas ¿cómo respondemos a una invitación? ¡De corazón! ¡de Gracia! – De Gracia recibimos, de Gracia damos; aun viniendo de tu esfuerzo siempre habrá quien se beneficie y aun quien te lo agradezca, más ese esfuerzo te debilitará, no así cuando lo haces de Gracia, pues lejos de debilitarte te fortalecerás, lejos de vaciarte te llenarás, lejos de empobrecerte, te enriquecerás.
Eso es exactamente lo que hizo Jesús. El No lo hizo fácil para sí mismo, evitando los problemas de la gente, sino que se metió en el charco y los ayudó a salir. “Me hice cargo de los problemas de los atribulados”, es la forma en que la Escritura lo dice. Aun cuando fue escrito en las Escrituras desde hace mucho tiempo, puedes estar seguro de que está escrito para nosotros. Dios quiere que la combinación de su continuo y constante llamado y su cálido consejo personal en las Escrituras llegue a caracterizarnos, manteniéndonos alertas para lo que El va a hacer a continuación. Que nuestro Dios inmutable y cálidamente personal desarrolle madurez en ti para que te lleves bien con los demás, así como Jesús se lleva bien con todos nosotros. Entonces seremos un coro -no solo con nuestras voces, sino con nuestras propias vidas ¡cantando en armonía en un himno maravilloso al Dios y Padre de nuestro Señor Jesús! Rom. 15:3-6
Te subrayo que fue Jesús quien YA se hizo cargo, sin embargo lo que tú hagas, o mejor dicho, lo que El haga a través de ti sucederá a través de su “continuo y constante llamado y cálido consejo personal”. Esto implica una relación con El, no simplemente venir y hacer algo por El para sentirnos en paz con nosotros mismos creyendo que esto lo “apacigua”, sino respondiendo a Su continuo y constante llamado a deleitarle al escuchar Su cálido consejo personal; así es como le conocemos, así es como recibimos su Gracia, así es como nos habla y nos guía, nos forma y nos hace madurar y así es como surge el hacer en la fe – no por mandatos o reglas, no a través de condenación o amenazas como en algún tiempo quizá escuchaste, sino a través de su influjo de amor y de poder en nosotros, en el cual el amor al dinero, al prestigio, al reconocimiento, a la reputación o al poder son puestos a un lado.
La versión NBLH lo dice así:
Y el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús,6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Rom. 15:5-6
Date cuenta amado(a), Él es el Dios de la paciencia. ¿Para qué queremos paciencia? ¡Para los demás! pues con nosotros mismos siempre seremos tolerantes. ¿A que se refiere con “un mismo sentir según Cristo Jesús”? ¡al influjo de su Gracia! a ese poder que nos influencia y nos habilita a hacer lo que no podemos hacer por nosotros mismos y a través del cual glorificamos a Dios. Podemos levantarnos aun de madrugada para cumplir con nuestras obligaciones con los demás, más sin el influjo de su Gracia lo haremos con fastidio, sin amor, sin paciencia, sin consolación y terminaremos el día exhaustos, frustrados y aun maldiciendo a aquellos por los que nos esforzamos, no así cuando es de Gracia:
Así que extiendan sus manos y dense la bienvenida unos a otros para la gloria de Dios. Jesús lo hizo; ahora háganlo ustedes! Rom. 15:7-9
Al decir que extendamos nuestras manos, Pablo no habla simplemente del ritual de darle la bienvenida a los nuevos creyentes con un beso y un abrazo, sino a estar dispuestos a aceptar a otros creyentes como parte de la familia de Dios, con el ojo puesto en su necesidad y no en sus faltas.
Jesús, manteniéndose fiel a los propósitos de Dios, extendió su mano de manera especial a los de su casa, los judíos, para que las viejas promesas ancestrales se hicieran realidad para ellos. Como resultado, los de afuera no judíos hemos podido experimentar misericordia y mostrar gratitud a Dios. Rom. 15:8
Como veamos a los demás, así los trataremos y así ellos se sentirán. Por tanto, si les hacemos saber que han sido cubiertos de oro, establecidos firmemente sobre cimientos de plata en el tabernáculo de Dios, y así los vemos y tratamos, esta “visión” nos permitirá permanecer a su lado, todos abrazados alrededor de la gloria de Dios, pues somos tabernáculos vivientes!
9 Solo piensa en todas las Escrituras que se cumplirán en esto que hacemos! Por ejemplo:
“Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles
y cantaré a tu nombre.»(2 Sam 22:50)
10 Y otra vez dice:
«Alégrense, gentiles, con su pueblo.» ( Deut. 32:43)
11 Y otra vez:
«Alaben al Señor todos los gentiles
y exáltenlo todos los pueblos.» (Salmo 117:1)
12 Y otra vez dice Isaías:
Estará la raíz de Isaí
y el que se levantará para gobernar a las naciones,
las cuales esperarán en él.» (Isaías 11:10)
Oh! Que el Señor de viva esperanza los llene de gozo, los llene de paz en el creer para que sus vidas sean llenas de la energía vivificante del Espíritu Santo y rebosen de esperanza.
Rom. 15:9-12
Pablo nos ha mostrado como recibir la Gracia de Dios: escuchando y creyendo El Evangelio de Gracia. La Gracia es poder vivificante que transforma nuestras vidas. Es al creer cuando el poder del Espíritu Santo nos moverá a hacer mas el hacer no es el enfoque. Fe sin obras es muerta, más obras sin creer en la Gracia son obras muertas y finalmente se secarán; no así los frutos de Su Espíritu.
Shalom.