Si viste el video que puse en el mensaje anterior espero que estés convencido de que ninguna ira de Dios caerá sobre de ti. Como lo mencioné en ese mensaje, la ira de Dios está reservada para todo aquel que restrinja la verdad (Rom. 1:18), para aquel que aún al final de sus días habrá rechazado totalmente la Gracia de Dios, aquel que nunca se arrepintió, quiere decir, para aquel que nunca cambio de opinión acerca de Dios.
Mas esa ira no es para los Hijos de Dios, por lo mismo nosotros, los que hayamos creído en Jesucristo como única fuente salvadora, no la veremos. Las cosas que suceden son simplemente la maldad del hombre, o la tierra que clama por la manifestación de los Hijos de Dios (Rom. 8:19), o el diablo mismo, quien sabe que el tiempo se le acaba (Ap. 12:12)
No es que Dios aún este enojado con los hombres, sino que al vivir bajo la Ley se rechaza la Gracia de Dios, y caídos de ella, nada puede protegernos de la ira del diablo (no de Dios). Lo se porque yo lo viví en mi propia carne. No sólo sentía tal ira sobre de mi, sino dentro de mi. Aun llegué a ser diagnosticada con “Desorden de Estres Post-traumático”, caracterizado por temor e ira crónicos, el cual se observa en la gente que ha vivido a través de terror, angustia o culpa por algún tiempo, como es el caso de muchos soldados que regresan de una guerra. Mi guerra había sido “espiritual”, mas deseando encontrar refugio en Dios caí en el campamento equivocado, donde fui dejada “fuera” por no poder entrar por la puerta de la Ley”.
Con gozo reporto que la Gracia de Dios que me rescató me ha sanado de tal “desorden”, y de muchas otras heridas, haciendo salir de mi sin esfuerzo todo lo que con métodos humanos traté arduamente de erradicar, los cuales causaron el efecto contrario: mas ira, mas dolor, mas culpa, mas rencor y mas cosas que que hoy parecen un mal sueño. Si, aun me llego a enojar en ocasión, cuando se me olvida quien soy en Cristo, o se me olvida que todo “Es Por Gracia”, mas no como una patología crónica.
Se que al igual que yo, existe mucha gente en la iglesia que aún esta tratando de curarse de ataduras que le infligen dolor y a la vez le dan la fuerza a su carne, lo cual la Ley de Dios prometió hacer. (1 Cor. 15:56)
Recuerdo poco tiempo después de haber conocido la Gracia de Dios, un familiar mio me encontró en Facebook. Aquel pequeño a quien yo siempre anhelé volver a ver desde que la vida nos separó, ahora se había convertido en un Ministro Cristiano. Cuando yo creí que Dios nos había preparado un encuentro divino, tristemente para él no lo fue así, pues al parecer le causaba “ira” que yo hablara de un Dios bueno lleno de Amor y de Gracia, por lo que bombardeaba mi pared con videos que hablaban de la ira de Dios y su venganza que en su opinión era la causa del ataque de 911 (el cual por cierto fue causado por la maldad de hombres bajo la Ley).
Celosos ambos de lo que consideramos “La Verdad”, con sus herramientas teológicas y mi poquito conocimiento, tratamos de razonar. Tristemente él, de manera “lógica y teológica” rechazo la Gracia de Dios, y me rechazó a mi también, retirándome su amistad de “Facebook”.
Solo el Espíritu Santo puede quitarnos la venda de los ojos para ver que en Cristo no hay mas pecado que perseguir y por consiguiente no hay mas ira ni mas juicio o criticismo, pues no hay mas Ley de Moisés, (Rom. 5:13), ésta está escondida en nuestra Arca del Pacto – Jesucristo, junto con todas nuestras rebeliones, por tanto la única ley que aplica es la del Espíritu – la del Amor y de la Fe. Solo el Espíritu Santo puede sanarnos de esa ira, para que seamos vehículos de Gracia y no de venganza, rencor o más ira.
Recordemos la exhortación de Pablo: “Enójense pero no pequen”, (Ef. 4:26), y recordemos también que el único pecado en el Nuevo Testamento es el pecado de la incredulidad, el pecado de rechazar la Gracia.
Tristemente, por este tipo de ministros ciegos, el Hospital de enfermos en proceso de sanidad que debía ser la iglesia, se ha convertido en la sala de espera de enfermos a punto de morir en la que son entretenidos, endulzando sus oídos con miel, música y diversión, mientras son calificados como “admisibles” o no “admisibles”, hasta que no liquiden “su cuenta”, la cual se alargará como sucede cuando llevamos el auto a reparar, o el perro al veterinario, o como está sucediendo con el sistema médico y de salud.
En estas salas verás gente que espera en silencio, muchos sonríen para ocultar su dolor o sus condiciones enfermas, quienes continúan regresando a que les cambian sus vendas sin poder jamas sanar, por lo mismo todos tienen miedo de acercarse, nadie quiere lastimar a nadie, nadie quiere tocar heridas abiertas, ni tampoco olerlas o “contaminarse”. Estos médicos son como aquellos que atendieron a la mujer con sangrado de 12 años, que la dejaron sin dinero sin poder curarla (Luc. 8:43)
Al igual que aquellos, nuestros “Doctores de la ley” echan fuera a la gente que no puede pagar su cuenta, mas temen usar la Gracia, porque es “Gratis”, por tanto los hacen sentir mas enfermos para que sigan pagando. Recordemos que la mujer con sangrado de doce años no sanó hasta que oyó de Jesús – La Gracia de Dios, quien se acercó a ella a pesar de ser inmunda; cuando La Gracia la tocó, ella sanó, cuando La Gracia le dio su rostro, ella ya no se tuvo que esconder, su flujo de sangre se detuvo, y su vergüenza y su pobreza hicieron sus maletas. (Luc. 8:43-48)
Ven a la Gracia mi amigo, huye de la ira de Dios que produce la Ley.
“porque la ira del hombre no obra la rectitud de Dios.” Sant. 1:20
Shalom.