Escudo y baluarte es Su fidelidad (su verdad)
No temerás el terror de la noche,
Ni la flecha que vuela de día, Ni la pestilencia que anda en tinieblas,
Ni la destrucción que hace estragos en medio del día.
Salmo 91:4-8
Bendito nuestro Padre quien nos dio Su Fidelidad como nuestra protección contra estos males arriba listados, pues Aun cuando nosotros no permanecemos fieles, El permanece Fiel. (2 Tim. 2:13).
La palabra Fidelidad en el hebreo es la misma palabra usada para “Verdad”. La Palabra de Dios es la Verdad, la única verdad y su verdad es eterna, no cambia ni se extingue; su Verdad es inseparable de Su Gracia, éstas dos son una sola: “La Gracia y La Verdad” vino por Jesucristo. (Juan 1:17). Todo lo demás son sólo hechos y los hechos son temporales, aparecen y se desvanecen, por tanto no siempre son verdad.
Todos escuchamos a través de las noticias, o de gente cercana a nosotros acerca de males y maldades que suceden alrededor nuestro, demasiados para poder listarlos; o aun de muertes prematuras causadas por sucesos que estadísticamente tenían muy poca probabilidad de suceder; el escuchar estos eventos nos llena de tristeza y de temor, pues en esos momentos nos damos cuenta que todos somos susceptibles a estas cosas; sin embargo, raramente escucharemos acerca de aquellos sucesos en los cuales la protección de Dios estuvo presente en medio del terror y la maldad y en contra de todas las estadísticas.
Si viste el testimonio de 911 que incluí la semana pasada, escucharás como esta persona surgió prácticamente de los escombros sin haber sido tocado, y así existen muchos testimonios de gente que atestigua del poder y la benevolencia de Dios de una manera personal.
Por ejemplo, la historia de una unidad del regimiento ingles-americano durante la Primera Guerra mundial, quienes atravesaron una de las batallas más sangrientas sin una sola casualidad de guerra, gracias a que cada uno de estos soldados recitaba cada mañana el Salmo 91.
Otro ejemplo fue La Batalla de “Dunkerque”, conocida también como “Operación Dínamo” la cual Winston Churchill nombró “el milagro de la Liberación”, pues muchos milagros se reportaron de la misma, como el de un capellán inglés quien se dio cuenta de que a pesar del rugido ensordecedor de las balas y las bombas cayendo alrededor de él, salió ileso y aun se detuvo en azoramiento al ver la silueta de su cuerpo en la arena sin ningún rastro de bala.
Otro milagro fue el que narró un corresponsal de guerra llamado Morlock, quien declaró: “ahí yací con 400 hombres que fueron ametrallados sistemáticamente de arriba abajo y bombardeados por sesenta naves enemigas y no hubo ni una sola casualidad”.
Ambas guerras fueron un hecho, más la verdad prevaleció en la vida de los que sobrevivieron, debido a que su fe o la de sus amados se refugió en la Verdad de este Salmo de Protección sobre sus vidas, pues estos soldados no tenían ninguna restricción para ejercitar su fe durante el combate, como hoy lamentablemente ha comenzado a suceder en los Estados Unidos, pues el enemigo se está movilizando para bloquear la protección de Dios contra la destrucción que tiene planeada traer, comenzando por las escuelas.
Tenemos también un hermoso testimonio en Meulaboh, Indonesia, el cual podrás leer si entiendes inglés, que narra el caso de mas de 400 cristianos que querían celebrar la navidad, mas por regulaciones musulmanas tenían que hacerlo fuera de la ciudad, por lo cual decidieron celebrar con un servicio de adoración en la montaña, donde los atrapó la noche, por lo cual no pudieron regresar hasta el día siguiente, después de que la tragedia había ocurrido y lo único que encontraron fueron los escombros de su ciudad, totalmente arrasada por el tsunami de Dec. 26 2004.
Estos son sólo unos ejemplos de miles que existen de gente que puede testificar que su Fidelidad fue su único escudo. Deléitate con esta alabanza en honor a su Fidelidad.
Shalom.