Algunos de ustedes antes eran así; pero fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Cor. 6:11-13
Si tuviste oportunidad de encontrar las 17 veces que Pablo hace referencia al Espíritu Santo en Romanos 8, podrás darte cuenta que este capítulo es la llave para establecerte en la Gracia de Dios. Esta Gracia es el antídoto contra toda condenación, la cual el diablo usa contra nosotros como su única arma, antes de poder causarnos daño.
Este daño resulta en manifestaciones de la maldición en nuestra vida: Pobreza, problemas maritales, enfermedades, muchas de ellas incurables, en las que podemos ver claramente el aguijón de la muerte, término que la Biblia usa para referirse al pecado, el cual Cristo ya lavó. Sin embargo, puesto que la fuerza del pecado es la Ley, (1 Cor. 15:57), el estar bajo la Ley no nos permite sentirnos perdonados, facilitando que el diablo encuentre polvo para devorar.
Cuando el hombre paralítico fue llevado a Jesús, antes de decirle: “levántate y anda”, le dijo: “tus pecados te son perdonados”. (Mateo 9:2-6) Jesús sabía que el hombre necesitaba sentirse perdonado y libre de toda condenación antes de recibir su sanidad.
Cuando Cristo libró a la mujer adúltera, le dijo “Yo no te condeno, ve y no peques más.” (Juan 8:11). Jesús sabía que ella necesitaba dejar de sentirse condenada antes de poder dejar de pecar. Igual lo hizo con la mujer que lo ungió con perfume de alabastro. (Lucas 7:47-48)
Si no recibimos los regalos de perdón y de no condenación por Gracia, no podremos perdonar ni dejar de condenar a otros. Tampoco podremos recibir los demás regalos de la cruz – bendición, provisión, sanidad y por consiguiente, solo saldrá de nosotros más pecado y maldición.
Si removemos la raíz, la planta muere. Si nos removemos de la Ley, la condenación muere, el temor muere, el estrés muere y por tanto la maldición de la ley no tiene derecho a manifestarse.
Precisamente por ello nos fue dado el evangelio, para libertarnos de toda condenación, no para llenarnos de ella. Cuando recibimos a Jesús, Él nos llena con su Amor Agape, un amor perfecto que hecha fuera el temor (1 Juan 4:18) y así poder amar a los demás. Jesús dijo que el amor es el cumplimiento de la Ley. (Rom. 13:10)
El no estar bajo la Ley no significa que Dios haya bajado sus estándares de perfección. Dios es Amor pero tambien es Justicia, por lo mismo el pecado no se puede quedar sin castigar y en la Cruz el Amor de Dios y su Justicia se unieron, por lo mismo, aunque Él mismo dijo que el alma que pecara esa morirá, la buena noticia es que Él nos amó tanto que
“dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16
En Deut. 23:12-13 existía la ley para ir al baño. Si no lo sabías, así eran instruidos los hijos de Israel:
Tendrás un lugar fuera del campamento para hacer tus necesidades. Tendrás también, como parte de tu equipo, una estaca, y cuando estés allí fuera, cavarás con ella, y luego te volverás para cubrir tus excrementos.
Siendo el Viejo Testamento una sombra de las cosas nuevas, veamos cómo Dios escondió en este versículo el Evangelio de Gracia:
El hebreo para estaca es: “yathed”, que significa: estaca, clavija, clavo, perno, poste de tienda.
Esta palabra equivale al griego “Stauros” contenido en Col. 2:14, usado para “Cruz”:
Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz.
La cruz fue el único medio de removernos de la Ley y poner nuestra suciedad fuera del campamento. Todo lo que sale del hombre natural es inmundo ante los ojos de Dios, porque sale de una naturaleza corrupta y en este verso Dios les dijo, toma la estaca – la Cruz, sal del campamento – Jesús fue crucificado fuera del campamento, fuera de la puerta llamada Puerta del Muladar, traducida también como Puerta del Estiércol. Ahí fue donde Jesús cargó sobre su cuerpo con todo lo malo y podrido que sale de nosotros y con su sangre nos limpió.
Jesús fue enterrado fuera de la pared y ahí todo lo nuestro quedó enterrado, vuelto a la tierra de donde salimos, una vez y para siempre, pero Él se levantó sin ello, como señal de que el pago fue aceptado.
En las palabras de Joseph Prince, traducidas en español:
“Dios Eterno, que está fuera de nuestro concepto de tiempo, tomó TODOS TUS PECADOS de tu vida entera y los puso en Jesús y desencadenó TODA la fuerza de su furia en Él contra toda rebeldía, contra toda iniquidad y rebelión, contra toda maldad y contra todo pecado hasta que Jesús dijo ¡CONSUMADO ES! y ésta es la razón por la cual no experimentamos más condenación, porque nuestros pecados YA FUERON CONDENADOS EN EL CUERPO DE OTRO Y FUERON TOTALMENTE PERDONADOS Y LAVADOS.”
No permitas que el diablo, o sus doctrinas te hagan tratar de desenterrar y oler lo que ya fue lavado.
Shalom