Finalizamos la sección de nuestro caminar en el Espíritu con la instrucción de Pablo para los siervos, de someterse a sus amos terrenales con respeto, honestidad, entusiasmo y gozo y de “obedecerlos” (escucharlos) con “temor y temblor”, no solo cuando su amo los ve, sino sabiendo que su amo en realidad es Cristo mismo, quien vino como el Siervo Perfecto, como lo muestra el libro de Marcos. De igual manera, Pablo anima al amo a tratar a su siervo con el mismo respeto y sin amenazas. Ef. 6:5-9
La interpretación que se le ha dado a estas palabras ha producido muchas generaciones de esclavitud y opresión sobre aquel que sirve, por aquellos ajenos a la Gracia de Dios, dando lugar a la subyugación basada en el terror y el amedrentamiento, en lugar de la protección basada en amor filial hacia los desfavorecidos o hacia aquel que no podía ver por sí mismo, que fue la razón por la cual Dios estableció leyes para los esclavos entre los judíos.
No me toca juzgar los tiempos, ni a los que maltratan a su servidumbre, solo me toca darte la correcta interpretación de “Temor y Temblor” frase usada en la Biblia comúnmente como un “hebraísmo” – una frase idiomática o modismo hebreo, que podría compararse con nuestros dichos: “Me vuelves loco” o “Me pones a temblar”, los cuales pueden usarse para describir perturbación mental, nerviosismo, o desesperación, mas no necesariamente significan algo indeseable o desagradable, Muchos pueden volverse locos de alegría, como es el caso de alguien a quien le proponen matrimonio, alguien que se saca la lotería, o el de aquellos que tiemblan al pedir su autógrafo a su artista o deportista admirado, o simplemente, cuando la persona con la que suspira, se les acerca.
Estas palabras “Temor y Temblor”, – desafortunadamente han sido asociadas solamente con el miedo y el temor o aún con terror, como en esta cita:
En aquel día los Egipcios serán como las mujeres, y temblarán y estarán aterrados ante la mano alzada que el Señor de los ejércitos agitará contra ellos. Isaías 19:16,
Mas en este verso, la palabra ‘temblar’ es ‘charad’, que significa ‘estar aterrorizados’, mientras que la palabra ‘aterrados’ es ‘pachad’ que en este contexto significa ‘Pavor¡, más en otro contexto puede significar ‘quedar maravillado’, como en el siguiente versículo:
Y seráme á mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las gentes de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré. Jer. 33:9
En este caso, este temblor no es ‘charad’ (temblor con terror), sino que es ‘ragaz’, que significa literalmente “temblar de gozo” de emoción, de entusiasmo. Quizá de aquí surgió la palabra italiana ‘ragazi’, que es una persona joven – jovial, llena de entusiasmo, de emoción por la vida.
Mas el Nuevo Testamento, escrito originalmente en griego, usa la palabra ‘phobos’, y sus cuatro instancias en el mismo están asociadas con ‘gozo excedente’, como se muestra aquí:
Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 1 Cor. 2:3
Y el cariño que él les tiene es aún mayor cuando se acuerda de la obediencia (“la manera en que han oido cuidadosamente”, versión El Espejo.) de todos ustedes, y del temor y temblor con que ustedes lo recibieron. 2 Cor 7:15,
Ustedes, los siervos, obedezcan a sus amos terrenales con temor y temblor, y con sencillez de corazón, como obedecen a Cristo. Ef. 6:5;
Por tanto, amados míos, ya que siempre han obedecido (escuchado), no sólo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor, Phil 2:12
En el caso de este último verso, la falta de entendimiento de este modismo ha dado también lugar a que el cristiano pierda la seguridad de su salvación. Por tanto, he aquí buenas noticias, lo que Pablo aquí dice directo del griego es:
katergazomai ( ejercita, experimenta) heautou (tu propia) sōtēria (liberación, preservación, seguridad, salvación) meta (con) phobos (temor) kai (y) tromos (temblor) = (GOZO EXCEDENTE)”.
Cuando alguien te dice que ejercites un músculo para que no lo pierdas, tu músculo, aún pequeño y débil, sigue ahí. Lo que Pablo nos dice en otras palabras es: Ejercita con gozo eso que Dios hace en ti, esa libertad, esa sanidad, esa buena voluntad, ese amor por los demás.
Si aún no tienes seguridad de que tu salvación no dependió de ti, por tanto no puedes perder algo con lo cual naciste, refiérete a la sección de la Gracia de Dios, para que recibas esta seguridad.
Cuando Dios se refería a que viniéramos a Él “con temor y temblor” él quería decir con gozo excedente, que lo adoráramos con gran gozo y algarabía, no que viviéramos atemorizados de El.
Es verdad que durante el Pacto de Moisés, bajo la Ley, el ofender a Dios significaba la muerte, por lo mismo ellos vivían temiendo el menor errorcito, lo cual traería el rigor total de la ley sobre de ellos. Sin embargo, la manera en que Dios siempre se manifestaba a favor de ellos cuando clamaban a Él y la manera en que los defendía y hacía triunfar sobre sus enemigos y los libraba de todas sus tribulaciones, hacía que los pueblos a su alrededor le temieran y se aterrorizaran de Él.
Más sus hijos, conociendo su gran Amor y misericordia, sabemos que Él no es un Dios de temor, especialmente los que entendemos su Gracia. El Dios de Amor, de generosidad, bondad, de belleza, el Dios que se hizo hombre dijo: “Si de verdad me conocen, conocen a mi Padre” (Juan 14:7) y su perfecto amor echa fuera nuestro temor.(1 Juan 4:18)
Ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar, a un lugar que arde en llamas, un lugar de oscuridad y tinieblas, rodeado por un torbellino, como les sucedió a los israelitas cuando llegaron al monte Sinaí. Ellos oyeron un imponente toque de trompeta y una voz tan temible que le suplicaron a Dios que dejara de hablar. Retrocedieron tambaleándose bajo el mandato de Dios: «Si tan sólo un animal toca la montaña, deberá morir apedreado». Incluso Moisés se asustó tanto de lo que vio, que dijo: «Estoy temblando de miedo».
En cambio, ustedes han llegado al Monte Sión, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo. Ustedes han llegado a la congregación de los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a Dios mismo, quien es el juez sobre todas las cosas. Ustedes han llegado a los espíritus de los justos, que están en el cielo (y en la tierra, énfasis mío), y que ya han sido perfeccionados. Ustedes han llegado a Jesús, el mediador del nuevo pacto entre Dios y la gente, y también a la sangre rociada, que habla de perdón en lugar de clamar por venganza como la sangre de Abel.
Heb. 12:18-24 NTV
Shalom