Gracias por regresar a este estudio de la Epístola de los Gálatas, la cual nos ayudará a entender mas lo que es la Gracia, misma que Pablo llamaba Su Evangelio, y que los apóstoles llamaban “La Fe” (Gal. 1:23). Asimismo, conoceremos lo que no es la Gracia, a lo cual el Apóstol Pablo llamó “Evangelio Diferente”.
Por lo anterior, es de suma importancia que conozcamos bien Su Evangelio, para que nuestra fe no se convierta en una simple “ilusión hueca”, pues no se trata de ser “creyentes ilusos”, sino de recibir “Vida” por Gracia por medio de la fe, por lo que hoy acamparemos en el tema de la fe.
Muchos creen que la fe consiste en esforzarnos tratando de persuadir a Dios para que nos acepte o nos de algo; otros creen que fe es desear algo apretando los ojos hasta que se nos cumpla y si no se nos da es porque no tuvimos “fe suficiente”; mas la verdadera fe bíblica nos persuade a nosotros a creer lo que Dios dice que es verdad, al grado de que podamos descansar de nuestras muchas labores y esfuerzos por convencer a Dios o impresionarlo, hasta que esta verdad se manifiesta en la realidad de una vida abundante y fructífera, como la de Dios.
Así es amado(a), la fe es parte de nuestro diseño humano; es por ello que mientras confiamos los unos en los otros podemos vivir juntos en armonía fortaleciendo el amor, sea entre padres e hijos, entre cónyuges, entre hermanos, amigos y aun en los negocios; mas ¿qué sucede cuando la confianza se pierde, aun por una sospecha infundada? la relación pronto se vuelve superficial y aun termina mal.
Esto mismo sucedió entre Dios y el hombre, a quien Dios diseñó por su Espíritu para “Vivir” en descanso, dependiendo de Él por medio de la fe; sin embargo, cuando el hombre dudó de la fidelidad de Dios, su relación con Él se dañó, y como consecuencia el hombre tuvo que vivir de su esfuerzo y dolor mientras moría, hasta que finalmente “murió”.
A través de la historia y de muchas ‘labores’, la humanidad ‘muriente’ ha tratado de restaurar su relación dañada con un dios a quien cree “iracundo”, “volátil”, “tramposo”, “mentiroso” y “difícil de agradar”; un dios que nos azota para enseñarnos y cuando no aprendemos; quien además nos prueba con enfermedad y tragedia para saber si aprendimos, o si de verdad le amamos (pues además espera que le amemos y le creamos), prueba que creemos haber pasado cuando recibimos lo que anhelamos, mas nunca sabemos cuando nos lo va a quitar, porque “Él da y Él quita”…..por lo que al final nunca sabremos si logramos agradarle o no; aquellos niños que crecen con tales padres terminan institucionalizados, sea en la cárcel o en el manicomio. No es sorpresa el mundo de crimen y de locura que enfrentamos hoy.
Curiosamente, a esta mucha labor por relacionarnos con este dios irracional es lo que el mundo conoce como “la fe”; mas con una creencia tan distorsionada del verdadero Dios, es imposible que el hombre tenga la fe de Dios; trataremos de esforzarnos por creer en Él por temor, mas la verdadera fe de la que la Biblia habla nunca surgirá. Veamos cual es esta fe Bíblica:
En el Viejo Testamento, la palabra usada para “fe” emuwn, (H529) se traduce como “confianza”, “fidelidad” y “verdad” , la cual viene de la raíz “aman” (H539), cuyo significado comunica la seguridad de “ser llevado de la mano derecha”, como un niño y se traduce como “apoyar o soportar como un pilar, “cuidar o cargar a un niño”, o estar seguro o firme, descansando en los brazos de un guardián; sin embargo, parece que esta fe se refería mas a Dios que al hombre, pues solo Dios pudo demostrar que Él era fiel y verdadero y el único digno de confianza, pues el hombre siempre falló y nunca logró descansar en los brazos de su cuidador.
En el Nuevo Testamento, esta palabra es el griego “Pistis” y aunque también implica creer y descansar en los brazos de un cuidador, su significado comunica una total “convicción de la verdad”, “tener la seguridad” “confianza” “estar firmes o bien establecidos”. La raíz de esta palabra es el griego “peitho” que significa: “persuadir”, “inducir a alguien a creer a través de palabras”, “ser persuadido a creer”;
La diferencia de la fe entre estos dos Pactos es que bajo el Viejo Pacto, quedó demostrado que por esfuerzo y obediencia la fe nunca pudo surgir; aun viendo todo lo que Dios hacía a su favor, el temor de su “descalificación” afectó la opinión de los hebreos acerca de Dios– contrario a la fe bajo el Nuevo Pacto, la cual surge sin esfuerzo como un fruto al escuchar el verdadero Evangelio, el cual nos convence del inmensurable Amor de Dios y nos persuade a descansar en el mismo y en su integridad y rectitud que nos ha calificado para venir a Él como sus Hijos.
Jesus usó por primera vez la palabra fe (pistis) cuando se refirió a la “gran fe” del centurión en Mateo 8. Solo una persona más recibió este reconocimiento de parte de Jesús – La mujer Caananita o Sirofenicia (ver Mat. 15:22-28). Ambas personas eran “gentiles” (no judíos). Cuando Jesús hablaba con los judíos, la palabra que repetidamente usó fue: “hombres de poca fe” y esta palabra es el griego oligopistos, que significa “incredulidad” o “desconfianza”.
¿Cual es la significancia de lo anterior? Que según la Ley de Moisés, los gentiles estaban “descalificados” para acercarse a Dios, de hecho, vemos que Jesús llamó a la mujer Sirofenicia “perrillo”, pues así llamaban los judíos a los gentiles. Mas la ignorancia de estos dos personajes acerca de la Ley de Moisés les ayudó a no mirarse como “descalificados”, y no les impidió ver que Jesús era mayor que su ethnicidad o linaje, mayor que su jerarquía u ocupación, mayor que su necesidad, o mayor que sus pecados, y a ésto Jesús lo llamó “Gran Fe”; tan solo por haber escuchado del amor y compasión con que Jesús trataba a la gente, ellos fueron persuadidos a creer que podrían recibir de Él, pues supieron que Él venía de un Dios a quien nunca habían conocido, un Dios amoroso, compasivo, que no hace acepción de persona, lento para la ira y grande en misericordia, perdón y aceptación, lo cual los expertos de la Ley no pudieron reconocer.
Este estudio tiene el propósito de ayudarte a remover de tu vida toda “descalificación” marcada por el sistema antiguo que pudiera impedirte recibir de Dios, Él te ha calificado como “acepto en el Amado”, ven a Él con todas tus cargas y deja que su Amor por ti te haga descansar, entonces todo lo que te falte te será añadido.
Shalom