- El Vientre de la Gracia
- El Drama de un Vientre Hostil
- El Misterio de la Gracia
- Adios al Viejo Sistema
- Pacto de Vida
- Pacto de Vida o de Muerte
- La Lógica de Dios
- ¿Estás en Cristo?
- No Más Separación
- El Hombre del Nuevo Pacto
- El Año de Placer y Deleite
- Como Reconocer La Verdad
- Mentiras Que Matan
- Creer o no Creer
- La Ultima Palabra
Gracias por regresar a este estudio que titulé: “El Vientre de la Gracia”, refiriéndome a los efectos vivificadores, fortalecedores, protectores y transformadores de creer el Evangelio de Gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual anuncia el Nuevo Pacto.
Conociendo ahora quien fue el apóstol Pablo, el heredero de este Evangelio (por lo que lo llamaba “Su Evangelio”) y la diferencia entre los Pactos de la Biblia, lograremos “escudriñar”, dividir o filtrar la “Palabra” (Logos) del Nuevo Pacto de la del Viejo.
Este proceso reemplazará nuestra lógica acerca de Dios, acerca de nosotros mismos y acerca de los demás con la “lógica de Dios”, produciendo el “arrepentimiento” del Nuevo Pacto; Pablo se refirió a este proceso como “ser transformados por el renovamiento de nuestra mente”.
De hecho, uno de los significados del griego “Logos” es “lógica”, pues se refiere al “razonamiento” o facultad de razonar, una consideración necesaria antes de hacer juicio o de saltar a conclusiones. Esta palabra fue usada por primera vez en el año 600 A.C. por el filósofo griego “Heráclito” , quien la definió como “designar la razón divina o plan que coordina el universo cambiante”.
Esta “razón divina” llamada la Gracia de Dios ha designado a la humanidad entera, a través de Cristo Jesús, como “justificada”, perdonada, limpia, acepta, grandemente amada y altamente valiosa ante los ojos de Dios, independientemente de sus méritos o cualidades o falta de éstos. Esta es la Palabra o la Lógica del Nuevo Pacto.
Solo con esta nueva “lógica” podremos verdaderamente “juzgar como espirituales”, esto es, no mas conforme a “la carne”; esto significa que dejaremos de vernos a nosotros mismos y a los demás conforme a los requerimientos, demandas o identidad que la Ley nos dio: no mas conforme a nuestra habilidad o falta de ella, no más conforme a nuestros títulos universitarios o nobiliarios, nuestra ocupación, posesiones, apariencia, color, acento lingüístico o círculo social, sino conforme a su Espíritu de Gracia que nos hizo a todos y cada uno de nosotros aceptos en el Amado y de un valor irreemplazable.
Mas antes de que me llames “universalista”, permíteme mostrarte que lo que Jesús hizo no fue solo por los que creen en Él. Fue por TODA la humanidad, aun por los que le aborrecen y se burlan de Él (Hechos 17:26-31; 2 Cor. 5:15; Rom. 5:19; Heb. 2:9; 1 Tim. 2:6; 1 Juan 2:2: Rom. 2:9; etc).
En Cristo, una nueva página para la humanidad ha sido escrita en el Libro de la Vida; esto no quiere decir que el mundo entero será salvo, pues la misma Biblia nos dice que no todos aceptarán este regalo gratuito.
Hechos 17:16-31 es un claro ejemplo de ello. Esta escritura nos muestra a Pablo proclamando su Evangelio en Atenas, una ciudad llena de ídolos, en medio de los sabios filósofos griegos adoradores de estos ídolos. Mas lejos de juzgarlos como los juzgarían muchos religiosos de hoy, nota la manera amorosa y respetuosa con la que Pablo corrige su creencia acerca “del Dios desconocido” (v. 23-28):
“puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas…….Porque en El vivimos, nos movemos y existimos, así como algunos de los poetas de ustedes han dicho: ‘Porque también nosotros somos linaje Suyo.’
Y en seguida los exhorta a “arrepentirse”, esto es, a creer lo que Cristo Jesús hizo para que puedan verse a través de Cristo resucitado como “Nuevas Criaturas”, “inocentes”, “libres”, “completos”. Sin embargo, al final del capítulo, vemos que no todos se arrepintieron, es decir, no todos creyeron; algunos se burlaron; otros “lo dejaron para mañana”, mas otros, Dionisio y Damaris entre ellos, recibieron esta “Palabra” con mente solícita y dispuesta, uniéndose a Pablo.
Esta escritura nos muestra que al igual que Abraham, solo creyendo podemos recibir esa justificación; ésto es lo que la Biblia llama: “ser justificado por la fe”, esta fe no es simplemente creer lo que nuestra mente se imagine, como Pablo les dijo a estos filósofos; cuando la Biblia habla de la fe, se refiere a la fe en Jesucristo y su trabajo consumado en la Cruz, éste es el tema del Evangelio de Gracia, por tanto sólo los que lo crean podrán apropiarse de ello, Dios no forzará su justificación en nadie.
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” Rom. 1:17.
Nota que la justicia que se revela no es la del hombre, sino la de Dios, pues el Viejo Testamento claramente confirmó que el hombre carece de la misma.
Para los que visitan esta página por primera vez, quiero aclarar que cuando Dios habla de su justicia, no necesariamente se refiere a “su venganza” o a su retribución o paga; la justicia de Dios es “su rectitud”, su integridad y su sistema para hacernos justos, el cual no es un sistema de mérito o esfuerzo humano, sino de Gracia (esto es “gratis”), a través de la fe en Jesucristo.
Su venganza o “su ira” no es contra su humanidad sino contra el sistema del diablo que al creerlo, priva a los hombres de recibir La Justicia de Dios, y por consiguiente la herencia que Él nos ha dado a través de Jesucristo.
“contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad. (Rom. 1:18)
De esta triste realidad hablaré la próxima semana.
Shalom