Aunque mi intención era terminar la Epístola de los Romanos con el año, me pareció excelente idea comenzar 2015 con este recordatorio, la seria advertencia con la que Pablo termina su mensaje para los creyentes en Roma:
Les ruego, hermanos, que vigilen a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que ustedes aprendieron, y que se aparten de ellos. Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos. Rom. 16:17-18
Si seguiste este estudio desde el principio, recordarás que este fue el punto de partida de Pablo, cuando habla de aquellos que restringen la verdad (Rom. 1:18-32), quienes por rehusarse a creer el Evangelio de Gracia, vivían esclavos de sus apetitos – sufriendo los efectos de la Ley, sin embargo, ellos peleaban por tener a la gente bajo la misma. Ellos eran el “Aguijón” de Pablo, y Pablo no los subestima, pues cualquier creencia contraria al verdadero Evangelio es “maldición” y trae maldición a la vida de la gente (Gal. 1:8-11)
Es de entender por qué entre más gente se someta a la Sana Doctrina – al Evangelio de Pablo que es el Evangelio de Gracia, más se levantarán aquellos enviados a impedirlo:
Porque la noticia de la obediencia (de su fe) de ustedes se ha extendido a todos. Por tanto, me regocijo por ustedes, pero quiero que sean sabios para lo bueno e inocentes para lo malo. (Rom. 16:19)
Esta precaución no puede ser más oportuna en nuestros días, pues lo que aprendemos del contexto general del Evangelio de Pablo, es que la única manera en que el creyente de la Gracia se puede contaminar y caer en pecado es dejando de creer en la misma (que es la obediencia del Nuevo Testamento) y cayendo bajo la Ley (Gal. 5:4) mediante rectitud propia, creyendo que el fruto del Espíritu se da a base de esfuerzo propio y fuerza de voluntad, siguiendo una serie de reglas o principios (la Ley, sea de Moisés, o de cualquier otra figura religiosa) y no por tan solo creer el Evangelio de Gracia; en otras palabras, ofreciendo el producto de tu esfuerzo a Dios – tu canasta de frutas, como lo hizo Caín y no por el sacrificio de un inocente, como lo hizo Abel.
Pablo dio su vida por hacernos llegar este Evangelio y su celo por el mismo está asentado en todas sus Epístolas. En nuestros días, el Evangelio de Pablo ha resurgido de entre los escombros de la confusión religiosa, rescatando a muchos cristianos que nos encontrábamos hundidos en la obscuridad y desesperanza causada por tal confusión; sin embargo, son muchos también los que se están levantado contra este Evangelio, tal y como sucedió en el tiempo de Pablo. Sus opositores lo llaman “Híper-Gracia”, y realmente el término es correcto, pues así lo define Pablo mismo:
“donde el pecado abunda, la Gracia “sobreabunda” (Huperperisseuo) Romanos 5:20
Huperperisseuo significa abundar excedentemente, sobre medida, derramarse,
Algunos de estos “siervos de dios” aun lo definen como “El peligroso evangelio del dios feliz”, y definitivamente es peligroso para su dios infeliz, llamado Satanás. A él no le afecta si la gente cree en Jesús, mientras la gente viva bajo su propio esfuerzo por alcanzar la vida abundante que Cristo ofrece gratuitamente y sin esfuerzo (que es lo que significa vivir bajo la Ley), tienen a Jesús sin efecto (Gal. 5:4); mas es bajo la Ley y no bajo la Gracia cuando el pecado se apodera de la gente (Rom. 6:14). De hecho, cada mención de pecado en el Nuevo Testamento, está conectada con el rechazo de este Evangelio, o con su mezcla con la Ley, o con la identidad equivocada que proviene de vivir bajo esta Ley.
Tristemente existe tanta confusión de creencias en las muchas religiones y doctrinas de hombres, que al escuchar el verdadero Evangelio, sus creencias se levantan contra el conocimiento del mismo, no dejándo desengañar al creyente confundido.
La buena noticia, es que Pablo termina de referirse a estos engañadores con esta frase:
Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de los pies de ustedes. Rom. 16:20
Con lo anterior, Pablo nos da a entender que aquellas enseñanzas contrarias al Evangelio de Gracia, vienen del mismo diablo y conforme escuches más, leas más, recibas más este Evangelio, el Espíritu Santo más te revelará quien es Cristo y por consiguiente quien eres tú en El, y de esta manera ese ser repugnante y ya derrotado, quedará aplastado debajo de tus pies.
Al final, Pablo exclama al respecto:
Y a Aquél que es poderoso para afirmarlos conforme a mi evangelio y a la predicación de Jesucristo,
en la version “El Mensaje” –
”Aquel que es fuerte lo suficiente para hacerlos fuertes exactamente al predicarse a Jesucristo“
según la revelación del misterio que ha sido mantenido en secreto durante siglos sin fin, pero que ahora ha sido manifestado, y por las Escrituras de los profetas, conforme al mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las naciones para guiarlas a la obediencia de la fe, al único y sabio Dios, por medio de Jesucristo, sea la gloria para siempre. Amen. Rom. 16:
Esta “Doxología” o expresión de alabanza de Pablo nos confirma que solo existe un evangelio que debemos escuchar – su Evangelio, el Evangelio de Gracia, el cual él llama “la predicación de Jesucristo”.
Este era el misterio escondido en la Ley del Viejo Testamento, el cómo Dios rescataría al hombre al encarnarse en forma de hombre, para que a través de Jesús pudiera hacer al hombre de nuevo – una nueva criatura en Jesucristo – la Iglesia – La Nueva Esposa del Ultimo Adán, quien fue sacada del costado de Jesús para hacerla una sola con El por su Espíritu – ésta es Su Gracia! y el Mandamiento del Dios eterno al que se refiere es exactamente que Su Gracia se diera a conocer para que pudieramos los oyentes CREER EL EVANGELIO – como lo dice la versión The Message:
Todas las naciones del mundo pueden conocer ahora la verdad y traérseles a creencia obediente. Rom. 16:26
En otras palabras, PARA QUE PUDIERAMOS CREER EN El, en palabras del apóstol Juan,
para que todo aquel que en El cree no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:15-17
Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. 1 Juan 3:23
Gracias amado(a) por acompañarme en este camino Romano. Deseo que este estudio te guíe a discernir la Palabra del Nuevo Pacto en las demás epístolas, para que entendiendo la mente y el sentir de Pablo, sus escrituras sean vida y luz para ti y los tuyos en el año que acaba de comenzar.
Shalom.