La Ley no es De Fe

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Esta semana seguiremos aprendiendo mas acerca del ministerio de muerte  “los 10 Mandamientos”, para evitar que este ministerio nos mate.  Si ésta es tu primer visita a este sitio, te invito a que revises los mensajes anteriores, para que no me mal interpretes, de lo contrario podrías entrar en shock por no conocer el fundamento en el que me baso para decir lo que compartiré el día de hoy.

La escritura nos mostró en el Capitulo 7 de Romanos que cuando Pablo se refiere a “La Ley”, o a “La Carne”, o al “Ministerio de Muerte escrito en piedra” sin lugar a dudas está hablando de  los 10 Mandamientos, y esta semana entenderemos por qué.

En un tiempo yo vivía sin la Ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí;  y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte;  porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató. Así que la Ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. ¿Entonces lo que es bueno vino a ser causa de muerte para mí? ¡De ningún modo! Al contrario, fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por medio de lo que es bueno, para que por medio del mandamiento el pecado llegue a ser en extremo pecaminoso. Porque sabemos que la Ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado.

Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.  Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la Ley, reconociendo que es buena.  Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí.

Rom. 7:9-16

Pablo nos habla de su tiempo como fariseo y del efecto que la Ley tuvo en él. El nos dice que en el momento en que la Ley activó el pecado en él, él “murió”, pues aprendimos que la Ley da frutos para muerte (Rom. 7:5).  Esta revelación de Pablo le da voz a todas aquellas personas que presumen de poder seguir la Ley del Viejo Pacto para obtener la vida y que nunca te harán saber la muerte que esta Ley ocasionó en su interior. Desde luego, estos efectos no siempre quedarán al descubierto; sin embargo, cuando llegan a salir a la luz, ellos culpan a su debilidad humana, con lo que confiesan que el esfuerzo humano es falible, por tanto la Ley no los ayudó.

El mandamiento causa la muerte porque está basado en esta condición: “el que haga todas esas cosas vivirá por ellas”, (Gal. 3:11), mas esa es solo parte de la verdad, la otra parte es que el que falla en una sola de esas cosas falla totalmente ante la Ley,  y ese es el problema, que nadie las puede hacer “todas”. (Deut. 28:15), y este es el problema mas grave de la Ley, que la esencia de la Ley se basa en el esfuerzo humano y no en la fe (Gal. 3:12) y “lo que no es de fe es pecado” (Rom. 14:23), por tanto, aunque pudiéramos lograr seguir la Ley en su totalidad con disciplina y fuerza de voluntad, viviríamos en pecado,  pues la Ley es “la Fuerza del Pecado” (1 Cor. 15:56).

Fuimos diseñados para vivir de la fe, por el Espíritu, por lo mismo, querer vivir del mandamiento, por muy bueno y santo, solo producirá fruto para muerte, porque actúa contra nuestro diseño de vivir de la fe.

La Ley es buena porque alcanza exitosamente su propósito: exhibir nuestro pecado, pues para ello fue diseñada.  Solo Dios puede “tocar La Ley”, por lo mismo le pidió al hombre que no tocara de ese árbol; no porque a Dios no le gustara que “tocáramos sus cosas”, como lo hacemos los humanos,  sino porque siendo El quien nos diseñó, sabía que ese Árbol destruiría nuestro diseño, de la misma manera en que el nitrógeno nos mataría si se nos diera en lugar de oxígeno.

El diseño divino del hombre solo puede mantenerse cuando es alimentado del Pan de Vida – de Jesucristo y su trabajo consumado. El comer de este árbol es vivir bajo su Gracia por la fe en El.  La Gracia es “provisión”:  provisión para no pecar, provisión para vivir felices y plenos; sea que necesitemos salud, dinero o amor, o habilidad, la Gracia está lista para suplirnos en cuanto lo necesitemos, mas la Gracia mezclada con Ley se “adultera”  y se convierte en “demanda”, deber u obligación,  en obra de hombre,  en obra muerta.  El fruto tarde o temprano se dejará ver, sea para vida o para muerte o corrupción (Gal. 6:8)

Shalom