- La Vara de la Disciplina
- Gracia para Nuestros Hijos
- La Punta del Iceberg
- Afirmando a Nuestros Hijos.
- Instruye al Niño en Su Camino
- En Nuestra Debilidad El Es Fuerte
- Padre, Madre, ¡No Estas Sólo!
- Secretos para Padres
- Libertando Libertadores
- Herencia del Señor son los Hijos
- Largura de Días
- La Guiansa de Los Hijos
- La Generación del Apocalipsis
Chocamos contra la punta de un iceberg en lo referente a la crianza de nuestros hijos, al escudriñar la escritura bajo el lente del Evangelio de Gracia. Contamos con esta Gracia para no hundirnos en aguas congeladas, aun cuando el saber la verdad pueda hacernos sentir que hemos caído en las mismas.
Deducimos de lo que hemos aprendido acerca de vivir bajo la Ley del Viejo Pacto, que el efecto de crear hijos bajo la misma los pondrá de regreso bajo la maldición de la Ley y los someterá bajo la fuerza del pecado, (1 Cor. 15:56). Por otro lado, aprendimos que el efecto de mezclar la Ley del Viejo Pacto y la Gracia del Nuevo puede ser tan devastador como el de crear Hijos sin Dios, pues
“nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierden el vino y también los odres;” Marcos 2:22
Asi mismo, aquellos que crían a sus hijos siguiendo la sabiduría del mundo, la cual es contraria a la Palabra de Dios, aun cuando produjera hijos exitosos bajo los estándares del mundo, el camino del esfuerzo humano y de la justicia propia, “el camino de Caín” ya fue rechazado por Dios, y “de que le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma” (Mar.8:36)
Por donde lo veamos, nuestras opciones son limitadas, pues todos estos caminos provienen de la misma fuente: El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, del cual el que comiere “ciertamente morirá”. (Gen 2:17)
Tristemente, la sabiduría recibida por parte del cuerpo de Cristo basada en esa mezcla de Ley y Gracia ha contribuido para que los odres – nuestros jóvenes se revienten, produciendo generaciones de Sacerdotes Reales cautivos en Babilonia, esclavizados bajo el sistema de méritos, bajo el cual solo unos cuantos llegan a la cima, viviendo debajo de sus privilegios y no como Hijos de Luz que vivirían del Favor de Dios, de un trabajo consumado en donde ellos no tienen que sudar, gozando de grande paz como está escrito en Isaías 54:13
Habiendo sido madre yo misma, puedo asegurarte que no importa cuál de estos caminos escojas, siempre existirá gran probabilidad de error fuera de la Gracia “inadulterada” del Evangelio. Por tanto, mi mayor consejo para lograr el éxito en esta labor que requiere ayuda sobrenatural, es que uses el antídoto que se encuentra en la “Dieta de Pan y Agua”: El Pan de Vida que es Jesucristo y el Agua de Su Espíritu; ambos te enseñarán a descansar bajo la sombra del Árbol de la Vida, que es Su Gracia y si tus hijos logran aprender a entrar en este descanso desde pequeños, este será tu mayor éxito, sobre de tu carrera y sobre todas tus metas personales.
Aunque no intento crear un Manual para Padres, si pudiera poner en práctica mi propio consejo, comenzaría por aprender a filtrar la Escritura a través de la Cruz:
Por ejemplo:
No escatimes la disciplina del niño; Aunque lo castigues con vara, no morirá Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol Prov. 23:13-14
Considerando que “ El castigo que nos trajo paz fue sobre Jesús” (Is. 53:5 RV2015), y que su vara y su callado nos infundirán aliento, interpretémoslo así:
No limites en instruirlos en quienes son en Jesús, pues Jesús ya fue azotado para librar su alma del Seol.
Veamos otro verso:
El que evita la vara odia a su hijo,
Pero el que lo ama lo disciplina con diligencia Prov. 13:24-25
Que te parece esta interpretación:
El que evita usar su cetro – su autoridad, su liderazgo – la guiansa del Espíritu, odia a su hijo; Pero el que lo ama lo instruye/lo guía con diligencia en su identidad en Cristo.
Diligencia implica una continua instrucción, consistente y persistente. Esta instrucción es la de la Palabra – Jesús es la Palabra hecha carne, Él es la palabra en el corazón. Si tú no puedes criar a tus hijos personalmente porque tienes que trabajar, el conocimiento que les impartas de Jesús, de su amor por ellos será suficiente, pero no un conocimiento histórico, o religioso, sino un conocimiento experimental que les ayude a conocer su Gracia y todo lo que ellos son en Cristo.
Tu relación con Jesús y por consiguiente tu transformación serán instrumentales en impartir este conocimiento experimental delante de tus hijos, pues ellos son nuestros testigos silenciosos. Finalmente, ellos creerán lo que tu realmente creas de Jesús, pues ellos miran nuestro proceder no sólo con ellos sino con los demás; por tanto, por mucho que les prediquemos y les forcemos “religión” por el esófago, no será religión, ni reglas de moralidad lo que llene su corazón del Amor del Padre, sino el Amor de Cristo derramándose en nuestros corazones, no solo hacia ellos, sino hacia nuestros cónyuges y hacia nuestro prójimo.
Nuestras actitudes también les confirmarán nuestra fe. Si ellos nos perciben llenos de temor y preocupación, ansiedad y estrés, pesimismo, desesperanza, desaliento, enojo, y todo tipo de inquietudes, será difícil que ellos aprendan a descansar en la Gracia de Dios.
Esta será tu labor de padre hasta el día que tus hijos(as) conozcan esa voz suave en su interior que los guiará por sendas de rectitud y paz. De esta manera crecerán bajo tu instrucción, no bajo tu amenaza; bajo tu amor y no bajo tu temor; bajo tu autoridad firme y no bajo tu autoritarianismo.
Te preguntarás: “Pero si no les enseño el bien y el mal ¿como voy a librarlos del mal?”. Por hoy sólo te digo que nadie fuera de Jesús puede librar a nuestros hijos del mal. El próximo viernes expandiré al respecto.
Shalom