Te mostré en el mensaje anterior que el Tribunal de Dios es algo maravilloso para el creyente y no algo que temer, es un lugar de premiación y de recompensa y no de juicio o de vergüenza. Si seremos premiados por lo que por Gracia recibimos a través de la fe, no tendremos de que gloriarnos, ni de que avergonzarnos, solo gozarnos con Cristo. Esto es algo que debemos de tomar en cuenta, pues en nuestra actitud podremos descubrir si verdaderamente hemos creído en la Gracia o aún estamos midiendo a los demás o a nosotros mismos por desempeño y justicia propia.
Por lo anterior,
Olvídate de decidir lo que es correcto para el otro. Lo único en lo que necesitas preocuparte, es en no interferir en el camino de otros, haciéndoles más difícil la vida de lo que ya es. Estoy convencido – ¡Jesús me convenció! – de que todo en sí mismo es santo. Nosotros, por supuesto, por la manera de tratarlo o de hablar de ello, podemos contaminarlo. Rom. 14:13-14
Si tú confundes a otros haciendo un gran problema de lo que comen o no comen, ya no andas con ellos en el amor ¿o sí? Ellos, recuerda, son personas por quienes Cristo murió. ¿Arriesgarías enviarlos al infierno por un artículo en su dieta? ¡No te atrevas a dejar que un pedazo de comida bendecida por Dios se convierta en un motivo de envenenamiento de su alma! Rom. 14:15-16
En las palabras de la versión Latinoamericana de Hoy, leemos:
No destruyas con tu comida a aquél por quien Cristo murió, Por tanto, no permitan que se hable mal de lo que para ustedes es bueno. Rom. 14:15-16
En mis propias palabras: no destruyas con tu justicia/rectitud propia a aquel que recibió la justicia/rectitud de Cristo
Escuchemos otro poco de la versión El Mensaje
El Reino de Dios no se trata de lo que ponemos en nuestro estómago, por el amor de Dios. Es lo que Dios hace en tu vida conforme la endereza, la restaura y la integra con gozo. Tu tarea es la de servir a Dios en un solo ánimo. Al hacerlo matarás dos pájaros de una sola pedrada: agradarás a Dios y probarás tu valor delante de la gente a tu alrededor. Rom. 14:15-17
Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres. Rom. 14:18 NBLH
Aunque Pablo usa el tema de la comida que ellos consideraban limpia o inmunda bajo la Ley, esto podemos aplicarlo a mucho de lo que los cristianos hacemos o no hacemos hoy en día, que otros cristianos que viven bajo la Ley consideran “limpio” o “inmundo”; todo lo que creemos que otros creyentes deben o no deben hacer, sean sus hábitos, sus costumbres o tradiciones, podremos convertirlo en inmundo con una poquita de condenación. Una poca de levadura leva toda la masa. A esto es a lo que se refiere Pablo al hablar de “servir a Dios en un solo ánimo”, a no mezclar la Gracia con la Ley, a vivir bajo la pura Gracia que lo hizo todo puro, y bajo la Gracia solo existe la fe y el amor – el juicio pertenece a la Ley.
Esta corrección en Amor que Pablo nos da, lejos de hacernos sentir condenados o indignos, nos debe hacer sentirnos liberados, no solo de criticar o juzgar a los hermanos por lo que hacen o no hacen, sino de aquello por lo que nosotros mismos hemos sido criticados o juzgados por otros cristianos. No me refiero a las obras de la carne, sino a lo que en un tiempo considerábamos “de la carne”, sea en apariencia, actitud o practica, que si cierta hermanita se maquilla “como Jezabel”, o si se viste como “Rahab”, o si celebra los cumpleaños, aun cuando los hijos de Job murieron en su cumpleaños, o si aún celebra “la Saturnalia”, o si baila, bebe o fuma, y tantas cosas en las que encontramos mancha y arruga en la iglesia de Cristo, cuando no comprendemos el trabajo consumado del que nos hizo limpios y rectos ante sus ojos.
Todas las cosas son puras para los puros, pero para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas. Tito 1:15
Este es el centro del mensaje de Pablo, ¿Vives por tu desempeño o por la vida de Cristo por la fe? Si vives por la fe, tu desempeño o comportamiento se alineará con lo que crees, y ésto será algo personal entre Dios y tu. Conforme te sea revelado quien eres en Cristo al escuchar de Él, al contemplarle en su Palabra, tu vida lo ira reflejando. Nuestro papel es caminar con los demás conforme al amor, y si su desempeño aun no llega a nuestro nivel de aprobación, Cristo fue quien justificó; mientras sigamos alimentándonos del verdadero Evangelio, continuaremos siendo persuadidos de la verdad y tendremos la esperanza de algún día dejar de ser débiles en la fe y de andar en Pureza como Hijos de Luz.
Shalom