Como vimos en mensaje anterior, el diablo tratará de hacer que pienses de ti mismo con una identidad errónea, tal y como lo hizo con Adán; te hará creer que tu identidad en Cristo es una fantasía; te hará verte en tu madera, no en tu oro y tu plata y te moverá a trabajar para convertirte en lo que ya eres, para que cumplas con los requerimientos que ya fueron cumplidos y clavados en la cruz (Col 2:14). Él quiere verte caído de la gracia de Dios, condenado y viviendo por tu esfuerzo.
Si la rectitud ante Dios tuviera que ser provista por nosotros, no podría ser perfecta, más es provista por Dios mismo, por tanto, ¡es perfecta!
El hijo rebelde fue puesto a morir fuera del campamento y el pecado fue castigado en el cuerpo de Jesús, como lo ordenaba la ley, mas Jesús se levantó venciendo la muerte. Esto es lo que significa que Cristo cumplió la ley, la cumplió en todas y cada una de sus cláusulas en nuestro lugar. Por lo mismo poner a la gente bajo la ley, al igual que el querer pagar por nuestra culpa nosotros mismos, es negar el trabajo del calvario, hacer nulo lo que Jesús hizo.
Si tu culpa no es enterrada fuera del campamento, me temo que no importa cuánto hagas en tu relación con Dios, ya sea que ores o ayunes mucho, que les des a los pobres, que vayas de misionero, que sirvas en tu iglesia, o que toques en la alabanza y le cantes a Dios, tus obras serán obras muertas y no te darán la victoria sobre la condenación, ni te libraran de que la hierba mala te robe tu cosecha.
La ley es el árbol del bien y el mal. Nos indica que hacer y qué no hacer pero no nos da el poder para hacerlo o dejar de hacerlo.
Jesús es el Árbol de la Vida, Él vive su vida en nosotros, y las buenas obras surgen, no por nuestra fuerza de voluntad, sino como fruto de su Espíritu. Cuando no surgen, Pedro nos dice:
Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. 2 Pedro 1:8
El conocimiento experimental de Jesucristo y no de la ley es todo lo que necesitas, pues Él cumplió la ley por ti y ahora su ley está escrita en tu corazón, en forma de nuevos deseos. Que hacer y qué no hacer, tu nuevo corazón de carne ahora lo sabe, el de roca no lo entendía. Podrás actuar bien, no porque te esfuerces bien sino porque crees bien.
El no estar bajo la ley no significa estar sin ley, mas recuerda, nuestra ley no la ejecutamos
nosotros, es la Ley del Espíritu, por lo mismo el Espíritu estando bajo su Gracia la ejecuta, haciendo morir las obras de la carne (de la ley) en nuestra vida, (Rom. 8:13) mientras que el pecado pierde dominio sobre nosotros. (Rom 6:14)
Aun si existiera la posibilidad de que pudiéramos cumplir la Ley a la perfección, esta ley ya no está vigente. Dios ya no nos mide de acuerdo a ella, nuestra medida ya cambió, ahora somos medidos con la medida de la fe: Aquello que Dios dijo que Él es, o que nosotros somos y lo creemos, aquello que Dios dijo que heredaríamos y lo heredamos, esta es la obediencia de la fe (Rom. 3:27) y así es como le agradamos, sin las obras de la ley, por la cual, si somos acusados, la culpa ya fue pagada en exceso.
Por eso Jesús tomo la copa y dijo:
porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Mat. 26:28
Una vez que aceptamos que esa sangre fue derramada personalmente por uno mismo, una
vez que entendemos que hemos sido perdonados, justificados, y hechos limpios por su sangre, no por nuestras obras, y que su trabajo es irreversible, no hay más inseguridad de nuestra salvación y por consiguiente de nuestro acceso a Dios, solo existe gozo y agradecimiento y nadie nos puede acusar.
«…Por fin han llegado la salvación y el poder, el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. Pues el acusador de nuestros hermanos —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche— ha sido lanzado a la tierra. Rev.12:10
Cuando el diablo pierda en ti su poder de acusarte, va a ser echado de tu vida y eso sucede cuando nos ponemos totalmente bajo su Gracia, fuera del dominio de la ley en nosotros. Entonces:
Ningún arma forjada contra ti prosperará, Y condenarás toda lengua que se alce contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos del Señor, Y su justificación procede de Mí,” declara el Señor. Isaías 54:17
No importa como fuimos, Si Dios es justo en ser nuestra justicia y en hacernos justos, ¿Cómo permanecer injustos en sus brazos?
Cuando nada te acuse y te sientas digno de venir a él a cualquier hora porque él te hizo digno, te costara trabajo no estar victorioso, no ser prospero, y aun te costará trabajo enfermarte. La paz será tu estado constante.
Shalom.
Nota: Doy gracias a Joseph Prince por su estudio biblico: “La Condenación Mata pero el Espíritu da Vida”, el cual me sacó de muerte a vida y del cual surgieron estos mensajes: