Luz en Densa Obscurida

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Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias.  Antes bien, vístanse del Señor Jesucristo, y no piensen en proveer para las lujurias de la carne.  Rom. 13:12-14

Al leer esta lista, inmediatamente podremos pensar que llevando a cabo estas obras de las tinieblas es como proveemos para las lujurias de la carne, más recordemos que éstas son solo los “frutos” resultantes de  haber provisto para dichas  “obras de la carne” (Gal. 5:19-21); recordemos del contexto de la epístola entera de los Romanos, cómo nos abstenemos de proveer para estas lujurias de la carne: No viviendo bajo la Ley del Viejo Pacto, la cual es la fuerza del pecado, (1 Cor. 15:57)  sino viviendo bajo la Gracia de Dios bajo la cual el pecado no se apoderara de nosotros. (Rom. 6:14)

Por lo anterior, aun cuando nos abstuviéramos de hacer todas estas obras de la carne  que Pablo menciona, de no vivir bajo la Gracia, estaremos aun proveyendo para estas lujurias,    las cuales se manifestarán en formas mas sutiles, como la glotonería, u otros “desordenes alimenticios”,   la idolatría,   adicciones u obsesiones, sean con las cosas, las personas o aun con nosotros mismos,  o en formas mas comunes como el chisme, la envidia, el criticismo, la gritonería,  la avaricia, y todo lo que llamamos “pecados menores”.

Esta escritura también nos muestra que aun siendo cristianos, nuestro libre albedrío no nos ha sido arrebatado, y no estamos exentos de caer en estas cosas si olvidamos que la Gracia de Dios nos convirtió en Hijos de Luz. (Ef. 5:8)  Estas armas de Luz son nuestra vestidura y nuestra armadura y son armas de la fe y no de nuestro esfuerzo. Todo aquello que hacemos en la fe: la comunión, el hablar nuestra fe, el leer nuestra Biblia, el congregarnos, etc. es para vivir por la fe, más la fe en el que nos dio su Gracia, y no la fe en los rituales mismos, pues los humanos, en nuestra naturaleza carnal, tendemos a convertirlo todo en nuevas formas de Ley o de esclavitud.

Por el contrario, el leer nuestra Biblia no debe ser una labor, sino un descanso, idealmente leeremos la Biblia por hambre de nuestro Pan de Vida  para recibir llenura y descanso y no por obligación para anotar puntos con Dios; el  hablar la Palabra no es una formula,  o un juego de palabras  mágicas  o repeticiones huecas, sino  una manera de hablarle a nuestra alma acerca de las maravillas de Dios en Jesucristo, para que al escucharlas nos llenen de fe  y mantengamos a nuestro espíritu despierto; la comunión es una celebración y no un acto de contrición, no un ritual muerto sino una celebración de vida y de compañerismo. De esta manera, cada cosa que hagamos fluirá de nuestro descanso; aun la energía para ir a trabajar o para cumplir con las demandas del día, o para escribir ese papel escolar o sabiduría para pasar ese examen, todo te sera provisto sin esfuerzo cuando vives vestido con tus armas de luz.

Por el contrario, al relegar nuestra comunión con Cristo, correremos el riesgo de que la Ley nos llame de nuevo a esclavitud, produciendo las obras de la carne y no importara cuanta música cristiana escuchemos en el día, o cuantas actividades cristianas hagamos, caeremos en el estupor en el que está el mundo, cegados por los flashes de las apariencias, y de todo aquello en donde no existe la vida.

En conclusión, lejos de referirse Pablo a vivir bajo la Ley, bajo nuestro esfuerzo para hacer lo bueno y no lo malo,  se refiere precisamente a lo contrario, a no vivir más bajo nuestro esfuerzo, vestidos de trapos de inmundicia, de nuestra rectitud propia, bajo el sistema de la Ley, sino  a permanecer en el descanso de Su Gracia, vestidos con nuestra vestidura de lino fino, blanco y resplandeciente que es la vestidura de Cristo – su Rectitud, lo cual es el mensaje principal del libro de los Romanos (y de este sitio) – la Letra (La Ley) mata, la Gracia – el Espíritu da vida. Toda rectitud o justicia producida por nuestro propio esfuerzo es de la carne y producirá frutos de la carne.

Hoy escribo esto en el día en que los Estados Unidos celebra su Acción de Gracias, en medio de muchas guerras internas por causa de este estupor, al mismo tiempo que estas obras de las tinieblas se manifiestan a todo nuestro alrededor. Mientras que ISIS conspira como matar más gente que no se alinea a su credo, por causa de su religión, los Áfrico-Americanos se levantan con violencia contra su misma comunidad por causa de su color.

Mientras los noticiarios reportan sus diferentes puntos de vista acerca de estos actos de anarquía, provocando más ira y mas anarquía, el grupo de la derecha – “el grupo de los justos”, busca como reforzar la ley contra los hispanos para que no reciban misericordia por haber cometido el crimen de querer mantener a su familia consigo mientras tratan de ganar su subsistencia lejos del país que les nego esta oportunidad.

De esta manera, mientras todos estos grupos se alinean con sus respectivos bandos buscando hacer su propia justicia, moviéndose unos contra otros por causa de aquello que afirman “no discriminar”, sea color o etnicidad, religión, o clase social, el espíritu detrás de ellos celebra su victoria de haber puesto al humano bajo una falsa identidad por no conocer o creer en la Nueva Identidad que nos fue dada en Cristo.

Mas si tú has recibido esta nueva identidad al recibir la Justicia de Dios en Cristo, te invito a que celebres la victoria que te fue dada en la Cruz viviendo como Hijo(a) de Luz y dando a conocer a aquellos en tu círculo de influencia su verdadera identidad, para que no vivan más despojados de su verdadero valor.

Nuevamente, para darnos el enfoque correcto, escuchemos que nos habla la versión “El Mensaje”:

Pero asegúrate de no estar tan absorto y agotado por cuidar de todas tus obligaciones día a día que pierdas la noción del tiempo y te quedes dormido(a), ajeno(a) a Dios. La noche está por terminar, el amanecer está a punto de romperse. Permanece despierto y de pie frente a lo que Dios está haciendo. Dios está dando los toques finales a la obra de salvación que comenzó cuando creímos. No podemos darnos el lujo de perder ni un minuto, no debemos desaprovechar estas preciosas horas de luz del día en la frivolidad y la indulgencia, en dormir por ahí o en disipación, en riñas y en querer obtener todo lo que veas. ¡Levántate de la cama y vístete! No pierdas el tiempo y esperes hasta el último minuto. Vístete de Cristo, y sal del estupor  Rom. 13:11-14

Shalom