Si la Gracia de Dios es la clave para vencer la guerra espiritual, como lo vimos anteriormente, ¿cuál crees tú que sea la clave para perder esta batalla? ¡Exactamente! La Ley es la clave para vivir bajo constante ataque “soportando la aflicción.”
Muchos teólogos insisten que la Ley no fue reemplazada por la Gracia. Ellos te invitarán a que obedezcas la Ley, y cuando falles, te dirán que para eso es la Gracia. “Arrepiéntete, confiésate, y vuelve a seguir la ley”. Más esto es “adulterio espiritual”. No lo digo yo, lo dice Pablo en Romanos 7, donde aprendemos que no fue la Ley la que murió, sino nosotros los que morimos a la ley:
Sí también ustedes, hermanos míos, por medio del cuerpo de Cristo han muerto a la ley, para pertenecer a otro, al que resucitó de los muertos, a fin de que demos fruto para Dios. Rom. 7:4
Cristo les dijo a los fariseos, maestros de la Ley de Moisés, después de decirles que El no vino a llamar a justos sino a pecadores:
“Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. Y nadie echa vino nuevo en odres\ viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.” Mat. 9:16-17
El odre viejo es el hombre no regenerado, quiero decir, no nacido de nuevo, y el vino nuevo es el vino del Nuevo Pacto, la sangre de Cristo. Por lo mismo la Ley no puede removerse del “viejo hombre”, más en el nuevo hombre, en el hombre que ha sido vivificado por el Espíritu Santo al recibir la rectitud de Jesucristo a cambio de sus pecados a través de la Cruz, la ley causará una rotura, causando un “sangrado” por el cual se fugará la vida abundante, la bendición, la sanidad, la prosperidad y la felicidad.
La Ley no fue dada para ayudarnos a vencer, pues la Ley presupone fuerza propia, obediencia propia, y rectitud propia, con los cuales el diablo nos pone bajo sus pies y aquellos que no lo aceptan, difícilmente reciben la Gracia de Dios, que fue el caso de los fariseos. Solo aquellos que reconocían que se habían quedado cortos de la medida recibieron a Cristo como su justicia, cobradores de impuestos, prostitutas, “la escoria de la sociedad”. Aún en nuestros días ésto no ha cambiado mucho.
Aquellos que siguen la Ley trabajan por su bendición, por su provisión, por su prosperidad y salud, y aun por su perdón, por lo mismo en el momento en que estas cosas les fallan, dudan de Dios, pues ellos creen haber guardado su parte y aun cuando dicen: “Dios es Fiel” se preguntan: “¿Qué estoy haciendo mal?”, pues ellos se creen fieles (lo sé porque yo pertenecía a este grupo).
Más cuando aceptamos vivir bajo su Gracia, por fin estamos de acuerdo con Dios que solo Él es bueno (Marcos 10:17-18) y que en nosotros “no hay bien alguno”, (Ec. 7:20, Rom 7:18), por tanto todo lo recibido de su mano es “inmerecido” y dependemos del trabajo de otro, Jesucristo, para ser llenados de todo lo que nos falte.
Por tanto si es por Gracia no es más por obras. Rom. 11:6
La escritura nos dice que quedamos desligados de Cristo cuando queremos vivir de nuestro trabajo y no del de Cristo, por lo cual nos caemos de su gracia:
De Cristo se han separado, ustedes que procuran ser justificados por la ley; de la gracia han caído. Gal. 5:4
Por lo anterior, no permitas que el diablo te haga caerte de la Gracia de Dios trayéndote en retroceso bajo un Pacto ya caducado.
Cuando Dios habla de un «nuevo» pacto, quiere decir que ha hecho obsoleto al primero, el cual ha caducado y pronto desaparecerá Heb. 8:13
Muchos creen que caerse de la Gracia es caer en pecado, más la escritura dice que es precisamente porque nos caemos de su Gracia que caemos en pecado cuando caemos en la ley, pues:
El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley 1 Cor 15:56.
Cuando tratamos de obtener por nuestro desempeño u obediencia lo que Dios nos dio gratuitamente, vivimos caídos de su gracia y Cristo, aun estando en nosotros se vuelve “sin efecto” (Versión King James en inglés) al quedar separados de él. Dejar a Cristo “sin efecto” es lo que el diablo desea para poder venir contra ti.
Gracia en el griego significa literalmente “favor inmerecido”, por consiguiente cuando tratamos de merecerlo nos caemos de “favor inmerecido”. No te digo que caigas en pecado para que recibas el favor inmerecido, sino que vivas consciente de que todo es por Gracia, sin merecerlo, para que bajo esta Gracia, el pecado no se apodere de ti. (Rom. 6:14-15)
“Hoy la iglesia está peleando un enemigo que ya fue derrotado, y tratando de terminar un trabajo que ya fue consumado, así que no hay descanso” Joseph Prince.
Para no ser repetitiva, refiérete a la sección de la Ley, en el Mapa de Sitio, para que recuerdes como ésta te hará mirar introspectivamente a tu desempeño y limitaciones, en lugar de mirar hacia la Cruz – el desempeño de Jesús que es el que libera y liberta.
Shalom