El Apóstol Pablo, quien nos trajo el Evangelio a los “no judíos”, el apóstol que tuvo el privilegio de ser arrebatado al mismo cielo (2 Cor. 12:2) y de conocer al Cristo glorificado en persona, quien conoció personalmente lo que significa “la Gracia de Dios” en su significado mayor, él mismo en cierto momento experimentó ese desaliento o esa sensación de derrota de la que hemos hablado.
Sucedió que cuando por fin Pablo se había enfocado en llevar el Evangelio a los gentiles y no mas a los judíos, un ángel de Satanás disfrazado como ministro de rectitud, a quien Pablo se refirió como “ espina en la carne” ( 2 Cor. 12:7), le robaba “el éxito” – su semilla. Ya tuve oportunidad en otro blog de mostrarte que este “aguijón” no era una enfermedad, sino un hebraísmo o modismo hebreo usado para referirse a alguien difícil de tolerar, alguien que nos “tortura con muchos dolores”.
Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo (el Mesías). Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz. Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras. 2 Cor. 11:13-15,
Nota que no dice “su fin será conforme a Su Gracia”. Este “aguijón en la carne” no sólo escogía las congregaciones de Pablo para derribar su trabajo, (Rom. 1:13) sino que iba en busca de grandes ofrendas y sin importarle las almas, sembraba corrupción y avaricia, dejando a las ovejas de nuevo en la Ley – en el legalismo: en sus obras y en sus pecados (2 Cor. 12:20) y toda la semilla de rectitud que Pablo había plantado moría por causa del amor al dinero que aquella persona sembraba en esas congregaciones, que les impedía dar con generosidad.
Esto no es mi teoría, pues aunque Pablo no lo dejó escrito literalmente, podrás descubrirlo al leer sus epístolas, (i.e.: 2 Cor. 6, 2 Cor. 10 & 11: 4-12); por lo mismo Pablo tuvo que contemplar lo que el debió haber creído como “su derrota” en presencia de aquellos que resultaban “mas exitosos” pues se llevaban todo el dinero que Pablo trataba de ahorrarles y lo vemos cada vez comenzando de nuevo en una segunda epístola, aun teniendo que recomendarse a si mismo nuevamente, mostrándoles sus “credenciales”, asegurándoles que él no buscaba su dinero, haciéndoles conocer sus sufrimientos y todo lo que había hecho por ellos por el puro amor a sus almas, y aun compartiendo su misma revelación mostrada por el mismo Jesucristo glorificado para obtener de nuevo su confianza (2 Cor. 11:13 – 2 Cor. 12) y poder arrebatarlos del engaño de esa persona, quien al parecer hizo lo mismo con los Gálatas (lee la epístola completa) y con la iglesia de Tesalónica. (1 Tes. 3:5)
Debe haber sido esta la razón por la que Pablo oró tres veces al Señor para que lo quitara, mas el Señor no le contestó hasta la tercera vez, cuando le dijo:
“Basta te mi Gracia, pues en tu debilidad me fortalezco”.. (2 Cor. 11:8)
En otras palabras: mi Gracia es contigo y en ella “YO SOY” – “no veas lo que hacen los otros, ve lo que YO SOY y lo que YO HARÉ”. Si El es en nosotros y por nosotros, que importa lo que nosotros seamos, quien contra nosotros? (Rom. 8:31);
A partir de ahí, según la cronología en la que fueron escritas las epístolas, Pablo comenzó a predicar el Evangelio sin muchos obstáculos durante dos años, (Hechos 28:30-31), tiempo durante el cual escribió epístolas a Filemón, a los Colosenses, a los Efesios y a los Filipenses, en las cuales encontrarás algunas advertencias contra estos mensajeros del diablo; sin embargo, en sus epístolas a Timoteo, que fueron las últimas, vemos este mismo drama llegando a su clímax, (1 Tim. 1:7, 2 Tim. 4:3) donde descubrimos que esta “espina en la carne” era probablemente un judío llamado “Alejandro” (1 Tim. 1:20, 2 Tim 4:14, )
Mas este ser perverso no pudo impedir que Pablo llegara a su meta y Pablo mismo nos lo dice:
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. 2 Tim. 4:7
Pablo terminó la carrera con el mismo gozo con el que comenzó su ministerio y con ese gozo murió la misma muerte de mártir que murieron los demás apóstoles. Mas si alguna vez consideró su ministerio “en vano”, no creo que se hubiera podido imaginar que sus Epístolas no morirían, y que dos mil años mas tarde tu y yo y millones de personas estaríamos viviendo de las palabras del Cristo Resucitado encapsuladas en las mismas, en un Continente que en aquel tiempo nadie se imaginaba que existiera, lo cual nos indica que “Alejandro” , del cual no sabemos mucho, no prosperó.
Hoy el Evangelio de Pablo se está extendiendo con fuerza incontenible y de la misma manera, ningún “Alejandro” podrá impedirlo. Por el contrario, nuestro trabajo hoy es más fácil que el de Pablo, gracias a la ayuda de los inventos de Steve Jobs, y de Bill Gates – ambos ateos. Aunque tal vez lleguemos a sufrir por esta causa, los sufrimientos de Pablo tampoco serán en vano, pues él nos ha demostrado que al final, La Gracia de Dios nos será suficiente.
Y tu, amado(a) lector(a), ¿Cual es tu idea de lo que la Gracia de Dios hará en tu vida? ¿Te será suficiente para que vivas con gozo y paz? ¿o te vas a desalentar cuando las cosas no salgan bien, cuando el enemigo te enfoque la mirada en las olas, en los vientos, o en la bendición de otros? ¿Que pasará si el cumplimiento de tus metas o tus deseos no se manifiesta en el tiempo que tu lo deseas? ¿Seguirás dispuesto a correr la carrera y llegar a la meta?
Porque por fe andamos, no por vista (no por apariencias) 2 Cor. 5:7
No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mat. 4:4
Este pan se ingiere al escuchar todo lo que Jesucristo es, porque en El encontramos todo lo que somos nosotros. Solo El puede satisfacer el corazón. El es nuestra meta.
Shalom