Mi intención era que esta semana termináramos el estudio de la Epístola de los Efesios, mas el Señor sigue expandiendo el tema y mientras El siga descargando su enseñanza y haya quien la reciba, yo seguiré compartiéndola, pues de la Gracia recibida daré, ya que al hacerlo descubro que entre hermanos es mejor dar que recibir, mas entre Dios y nosotros, es mejor recibir, pues solo de lo recibido de su mano podemos dar a El y a los demás.
La semana pasada nos pusimos la Coraza de Justicia, que en la Biblia se refiere a nuestra justificación y rectitud, sujeta por el cinturón del Evangelio de Paz – el Evangelio de Shalom, el Evangelio de Gracia, el Evangelio que nos deja ver cuán inmensamente bueno es Dios con el hombre a quien ama infinitamente, por lo que quiere que todos conozcamos y recibamos la verdad acerca de su Hijo Jesucristo, para poder tenernos a su lado para siempre.
Nota que ambas piezas, la coraza y el cinturón son intrínsecas e inseparables, pues en el Evangelio la Justicia la Rectitud de Dios es revelada (Rom. 1:17) y ¿cuál es este Evangelio? Que Dios se hizo hombre para poder tener jurisdicción sobre los humanos para poder hacer el pago por todos los hombres y mujeres, para que nosotros pudiéramos pararnos delante de Dios como justos, limpios, santos y perfectos, tan solo por creer en nuestro mediador Jesucristo, sin las obras de la ley. Mientras más te repitas que eres la rectitud de Dios en Cristo, los dardos de fuego del enemigo contra ti se extinguirán en el aire,
Pero espera, no te vayas descalzo:
Calzados nuestros pies con la preparación para anunciar el Evangelio de Gracia. Efesios 10:15
Esto no significa precisamente que nos preparemos para anunciar el evangelio, aunque así fue traducido. Aunque esta comisión que Cristo nos dejó es un honor y un placer, esta “preparación” es la palabra griega hetoimasia, y significa estar “listos”; la traducción literal sería: “alistados con nuestras sandalias del Evangelio de Gracia”.
Durante el Pacto Mosaico, Moisés tuvo que quitarse sus sandalias para pisar ese lugar donde Dios estaba, pues el hombre no podía caminar en santidad. En ese tiempo los siervos andaban descalzos. Más bajo el Nuevo Pacto, firmado con la sangre de Cristo, los que le recibimos hemos sido hechos “Hijos” y Santos.
En la parábola del “Hijo Pródigo”, cuando el hijo regresó a casa, el Padre lo recibió con los brazos abiertos, lo vistió y le puso calzado para hacerlo sentirse digno. (Luc. 15:11-32)
Cristo hizo lo mismo con nosotros, nos vistió con su rectitud y nos calzó con su Evangelio, cuando le clavaron sobre sus pies, esa sangre que derramó limpió nuestro caminar y cubrió nuestros pies. Este es el Evangelio que enderezó los pasos de aquellos que estabamos cojos o liciados, el que enderezó nuestras veredas, el que nos permite pararnos firmes, y caminar con El, o aún bailar de gozo y principalmente, pararnos sobre nuestros enemigos, cuando Dios los pone como estrado de nuestros pies. Por lo mismo, tu calzado está hecho del mismo material que tu cinturón, material indestructible y poderoso.
Recuerdo a mi hija cuando era pequeña tenía muy buen gusto para vestir. Preparaba su ropita con mucha atención al detalle, asegurándose de que sus colores combinaran, sin embargo sus zapatos siempre los tenía que escoger yo, de lo contrario usaría sus amados tenis con sus mejores vestidos.
De igual manera no olvidemos que el Señor ha escogido nuestro calzado, el Evangelio de Paz, ya te fue hecho mi amigo(a) al haber creído, solo debes fijar bien los pies en el mismo, caminar en él y recordar que llevas esas sandalias que hacen tus pies hermosos:
Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice á Sión: ¡Tu Dios reina! Isaías 52:7; Rom. 10:15
Idealmente a donde vayamos llevamos el evangelio, pues llevamos Gracia para los demás, llevamos Amor, llevamos Esperanza, llevamos Luz, llevamos Paz, nuestra actitud habla, nuestra manera de tratar a los demás, nuestra manera de responder a las situaciones, de afrontar los problemas y sobre todo, su Favor Inmerecido va sobre nosotros que nos abre puertas y nos alumbra el camino.
¿Te das cuenta que el Evangelio es de Buenas Noticias? De alegres noticias del bien, de salud, de Shalom – un estado de bienestar completo. Si el Evangelio que oyes no te trae tales noticias, sino al contrario, si te deja sintiéndote deprimido, temeroso, avergonzado, culpable, sucio, desnudo, o lejos de liberarte te pone nuevas ataduras o te llena de cargas que no puedes cumplir, ese es otro evangelio mi amigo, y no te lo estoy diciendo yo, lo dice la Biblia. Por tanto, es en tu mejor interés que salgas de la confusión y de la doble maldición que un evangelio diferente te traerá. (Gal. 1:8-9)
Existen muchos que se están levantando contra este Evangelio de Buenas Nuevas, el Evangelio de Gracia, con la misma estrategia que el diablo siempre ha usado, mediante mentira, calumnia, sembrando duda, atacando la reputación de los mensajeros, escribiendo cosas contra ellos, etc. Aunque es triste darnos cuenta que por miles de años hemos sido engañados con diferentes evangelios, al grado que al escuchar el verdadero parece demasiado bueno para ser cierto, con ellos sólo te queda sacudirte el polvo de tus sandalias mi amigo(a) y continuar hacia adelante, ya ellos te alcanzarán cuando vean tus frutos.
Shalom