Durante mi viaje a Israel, visite Cumrán, lugar donde fueron descubiertos los pergaminos del Mar Muerto a mitad del siglo pasado. Mishi, nuestro guía, un judío historiador extraordinario, especializado en el la etapa del cristianismo inicial, nos explicó el proceso que los escribas llevaban a cabo para escribir y reproducir cada letra, palabra y libro del Torah, el cual requería absoluta exactitud. Si en determinado momento alguno de ellos cometía un error, colocaban el pergamino en una vasija, la cual quedaba sellada y comenzaban de nuevo. De esta manera fue preservada la exactitud de la Biblia.
Mishi también remarcó que este descubrimiento le da especial importancia al libro de Isaías, el cual fue encontrado entre estos pergaminos. Esto es relevante porque nuestro libro de 66 capítulos ha sido objetado por muchos escolares judíos, quienes afirman que los primeros cristianos lo alteraron. Sin embargo, la copia encontrada, la cual data de tiempo antes de Cristo, es idéntica al que todos nosotros tenemos en nuestra Biblia.
El origen de esta creencia es que en el capítulo 40, el tono de Dios cambia. Si has leído este libro te darás cuenta de que los primeros 39 capítulos se perciben a un Dios airado con su Pueblo infiel, a quien llama “ramera” repetidamente. Escuchamos de juicio y castigo contra Israel y contra todas las naciones que se levantan contra ella. Aunque en el capítulo 9, se hace mención del Mesías prometido, y en el 35 del Camino de Santidad que El traería, el cual aún los tontos no herrarían (Is. 35:8), el tema principal de estos primeros capítulos es el hastió de Dios acerca de un pueblo infiel y sin entendimiento.
Sin embargo comenzando en el capítulo 40, leemos
“Consuelen, consuelen a Mi pueblo,” dice su Dios.
“Hablen al corazón de Jerusalén
Y díganle a voces que su lucha ha terminado,
Que su iniquidad ha sido quitada
Y a partir de aquí, escuchamos a un Dios de Amor, Gracia y misericordia y justicia, dispuesto a perdonar y a vindicar a Israel y darle su libertad y victoria ¿Qué sucedió? Estos capítulos que aquellos escolares no admiten como auténticos, nos muestra que la promesa del Mesías se cumplió tal y como fue profetizada, y que las cosas cambiarán para Israel, y para mucha gente de todas las naciones, una vez que reciban la Gracia de Dios aceptando a Jesucristo como su Mesías, el Dios del Nuevo Pacto.
Como arriba mencioné, el Libro de Isaías tiene 66 capítulos, culminando con el futuro glorioso de Sion. Mas quizá hayas notado que este número coincide exactamente con el número de libros de la Biblia aceptados como de inspiración divina, 39 del Viejo Testamento, y 27 del Nuevo. Sabiendo que en la Biblia no hay coincidencias, este libro hace evidente que Jesucristo es el Mesías esperado.
A lo largo de estos últimos 27 capítulos si existen advertencias de juicio y castigo más solo contra ciertos grupos: aquellos que se levantan contra Israel, y contra los adoradores de ídolos (40:18-20; 41:29; 42:8-17, 44:9-20; 45:16; 45:20; 46:1; 57:13) y estos ídolos no son necesariamente figuras de animales.
Estos grupos tienen algo en común: ambos han rechazado la Gracia de Dios y han menospreciado el sacrificio de Jesús como única propiciación por sus pecados, al volverse a imágenes que no proveyeron el precio de la sangre perfecta que se requería por nuestra redención. Muchos de ellos no han entendido el significado de la Cruz, la ven como un objeto con poderes para darles sus peticiones, mas no buscan de Él un nuevo nacimiento, por tanto rechazan el regalo de redención a través de ella. Otros plenamente no consideran a Jesús tan importante, y muchos más lo consideran una ofensa. Como lo he expresado en mensajes anteriores, Esta ofensa es la ofensa contra el Espíritu Santo, la única que Dios no perdona.
Lo irónico es que estos escolares judíos no son los únicos que rechazan la sección del Nuevo Pacto del Libro de Isaías. Muchos líderes religiosos considerados cristianos también la rechazan a pesar de llevarla en sus biblias como auténtica. Ellos se oponen al Nuevo Pacto y le advierten a sus ovejas “cuidado con los de la Gracia” de la misma manera en que los fariseos le advertían al pueblo judío, “Cuidado con los que se llaman “del Camino”. Ellos no se oponen a la religión, se oponen al poder que existe en la redención, se oponen al poder de la Sangre que limpia y purifica una vez y para siempre, al perdón de pecados una vez y para siempre, se oponen a “no más ira, no más sacrificio, no más juicio; esta es la manifestación más obvia del espíritu del anticristo.
No fueron los de la Gracia los que rompieron el velo, ni los que dijeron:
Yo, Yo soy el que borro tus transgresiones por amor a Mí mismo,
Y no recordaré tus pecados. Isaías 43:25
He disipado como una densa nube tus transgresiones como espesa nieblatus pecados. 44:22
“Porque esto es para Mí como en los días de Noé,
Cuando juré que las aguas de Noé
Nunca más inundarían la tierra.
Así he jurado que no me enojaré contra ti,
Ni te reprenderé. Isaías 54:9
Recibe este regalo de no condenación que solo el Evangelio de Gracia te brinda. La ira de Dios ha cesado, tus pecados han sido borrados. No permitas que nadie te despoje de lo que a precio de sangre te fue comprado.
Shalom