Te preguntarás: ¿cómo es que siendo alguien que pregona la Gracia de Dios, pueda tener tan poca Gracia para los ministros que aún no les es revelada? No quiero dejarte con esa impresión pues sólo por Gracia uno deja de ser ciego y sordo. Ante todo, no se me olvida que no fue nada que yo hubiera hecho sino el Favor Inmerecido de Dios lo que me reveló su maravillosa Gracia. De la misma manera en que a mí me fueron abiertos los ojos, puede suceder con ellos, y créeme que oro continuamente para que así suceda, para Gloria de Cristo y por el bien de las ovejas. Después de todo, yo estuve entre aquellos que trajeron la Ley a los que amaba, a mi propia familia a mis propios hijos, lo cual hoy es doloroso.
Precisamente porque yo conocí personalmente los efectos devastadores de vivir caído de la Gracia de Dios, mi pasión porque la gente conozca las verdaderas Buenas Noticias es aún mayor. En el pasado, te soy sincera, ni siquiera me atrevía a compartir de mi fe, pues todos a mi alrededor se reían de ver lo que me sucedía y quizá aún sentían pena por mí; por el contrario, ellos ante mis ojos se veían tan bendecidos que no quería yo traerlos a lo que había conocido como “La vida Cristiana”, pues la Buena Noticia me parecía bastante mala: “Cristo te ama, pero no calificas para irte con El” “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, pero cuida tu salvación con temor y temblor porque la puedes perder”. “Nadie tiene asegurado el cielo, más vivamos haciendo lo mejor que se pueda”; “Que Dios nos agarre confesados”. Quizá por ello mucha gente ora para ‘sacar las almas del purgatorio”, pues quizá no era yo la única que no calificaba para el cielo. Te invito a que te rías.
De esta manera, usando la palabra del Viejo Testamento, o las mismas palabras de Pablo o aun las que Jesús dirigía a los fariseos, fui lentamente puesta en cadenas, apedreada, paralizada, “ultrajada espiritualmente”, declarada culpable, condenada y despojada de mi bendición, por lo que vivía sintiéndome inadecuada y temerosa, al grado de recibir una diagnosis de “Desorden de Estrés Post Traumático” igual que muchos que sobreviven la guerra.
A lo largo de mis años de búsqueda me confesé de día y de noche, me arrepentí, renuncié, reprendí, até, desaté, reprendí, oré, me sometí al exorcismo, di mis diezmos, ayuné, desayuné, y todo lo que me dijeran lo hacía para mostrarle a Dios que era yo seria. Siempre me veías en la fila de los que necesitaban oración, de los que querían cambiar, de los que querían ser usados por Dios, de los que querían ser bendecidos y prosperados y por poco aun logro “la obediencia”, con la esperanza de que un día Dios pudiera agradarse de mi o al menos apiadarse y quitarme el castigo, mientras el diablo se divertía con mi ignorancia pues antes de venir a Cristo fui menos divertida y menos patética.
Por lo anterior, entenderás que esto no es un ataque contra los ministros, sino contra las enseñanzas que vienen del mismo infierno y que fueron las que me dañaron a mí, a mis hermanas, a mi madre, a mis hijos y quizá aún a mi esposo y a mucha gente que no conozco, quizá a ti mismo.
El mismo Señor Jesús, lleno de Gracia, solo usaba sus palabras más severas contra los fariseos, a quienes llamó “nido de víboras”, “tumbas emblanquecidas”, y cosas semejantes; más con los pecadores solo tuvo palabras de amor y de misericordia, compadeciéndose siempre de ellos porque los veía “como ovejas sin pastor” (Mat. 9:36) y así fue como me encontró a mí.
Si, glorioso día cuando mi Jesús me encontró y el Salmo 23 se convirtió en realidad en mi vida. El confortó mi alma y hoy me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. ¡Aleluya! Hoy, después de haber experimentado la paz y el gozo indescriptible de conocer Su amor, libre de todo rencor, resentimiento y de aquella falsa identidad por la abundancia de Su Gracia, por fin puedo vivir del presente, experimentando su amor y su bendición.
Hoy mi anhelo es simplemente vivir como portadora de Las Buenas Noticias para que muchos conozcan la verdad: Que Jesús te ha amado con amor eterno y quiere mostrarte su Gracia. (Jer. 31:3), Que si recibes su Rectitud nada podrá separarte de El, (Rom. 8:31-39) y que su Vida eterna y su Amor no se terminan ni se pierden; que al probar de este Amor indescifrable que se encuentra en Su Gracia serás libertado de los efectos de la Ley, que le da fuerza al pecado (Rom. 6:14) y si en algo puedo ser instrumental para que menos gente muera “por apedreamiento” o por picadura de serpiente o de escorpión que alegría, mi tiempo y recursos invertidos en este blog no habrán sido en vano y el nombre de Jesús será exaltado.
Shalom