Nuestra Opinión de Dios

La medida de la Fe La medida de la Fe

 Forjen espadas de sus rejas de arado Y lanzas de sus podaderas;  Diga el débil: “Fuerte soy.”  Joel 3:10

Seguimos aprendiendo como Dios habla en existencia las cosas que no existen como si existieran,  tal  como lo hizo en la vida de Abraham.    La palabra que otros hablan sobre nosotros tiene mucho impacto, pero lo que hablamos sobre nosotros mismos es lo que verdaderamente creemos, y a traves de nuestras creencias  abrimos y cerramos puertas y derrivamos paredes protectoras. Por lo mismo, que mejor que hablar la palabra que le creemos a Cristo, en lugar de nuestra incredulidad.

La Biblia nos dice que todos tenemos cierta medida de fe.  (Rom. 12:3) De igual manera todos tenemos cierta medida de músculos.   Si algún día te has hecho un análisis de composición física, te MC900438742dirán que un gran porcentaje son músculos, huesos y agua, e idealmente un pequeño porcentaje es grasa. Si tu grasa es mayor que tu agua, tu cuerpo quizá no funcione de acuerdo al propósito que  Dios diseñó.

Más El hizo nuestro cuerpo tan maravillosamente, que en cuanto comenzamos a bombear y a circular sangre

johny

en nuestros músculos con ejercicio,  nuestros músculos crecen y devoran nuestra grasa y si nuestro organismo recibe los nutrientes que lo ayudan,  aún podras llegar a verte como “Johnny Bravo”.

Así mismo nuestra fe es nuestro “músculo espiritual” por decirlo así,  la cual crece conforme  la usamos,  pues nuestra fe no es en las cosas que esperamos,  o en nosotros mismos, o en la suerte, o la energía del universo, o la buena voluntad del hombre.   Nuestra fe es en la Sangre de Cristo que nos redimió por su Gracia.    Al igual que nuestros músculos, la fe no solo necesita ser ejercitada, sino alimentada. Este alimento es  su Palabra, el “Pan de Vida”, Jesucristo,   y  su Sangre circulando en nosotros acaba con toda “impureza” y con todas las obras del diablo en nuestra vida, produciendo  fruto, porque no depende de que tan bien hagamos lo que Jesús hizo,  sino en que tan bien entendemos el trabajo que Jesús completó  en nosotros y por nosotros.

Jesús dijo:

 ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus elegidos, que día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles?  Yo les digo que sin tardanza les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?  Lucas 18:8

Hoy día encontramos menos ocasiones para ejercitar nuestra fe.  No solo estamos muy ocupados para estudiar la palabra de Cristo, sino que somos muy autosuficientes y no queremos molestar a Dios.  Si nos duele la cabeza, nos tomamos una tableta,  si nos falta dinero, usamos crédito, y solo soñamos con lo que “es posible”.  Por consiguiente tenemos muchos creyentes tratando de creer,  pero muy pocos viendo las cosas en existencia porque creyeron.

A esto se refería Jesús cuando dijo

Porque al que tiene se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará. Mat. 25:29

Si lees este versículo en su contexto, Jesús se refería a la parábola del siervo negligente (Mat. 25:14-30);  aquí vemos a 3 siervos que recibieron “conforme a su capacidad”.   El que tuvo menos capacidad fue aquel que tenía muy mal concepto de su Señor.

Nuestra fe habla de nuestra opinión acerca de Dios.   Esperamos de Él conforme a lo que pensamos de Él.  Si tu careciste del amor afable e incondicional de un Padre en esta tierra, quizá te sea difícil entender  el Amor Ágape de tu Padre Celestial,  más la buena noticia es que no hay que entenderlo, solo  recibirlo creyendo.  Solo tenemos que venir a Él con confianza para dejarnos amar por Él y su amor, el cual es superior a cualquier otro amor que conozcamos en esta tierra, cambiará nuestra opinión acerca de Él, de manera que nuestra fe crecerá por la persuación de su amor. Por tanto, tener fe equivale a tener una buena opinión de Dios.  

El problema es que el mundo ha creado una imagen distorsionada de Dios, dándole crédito a otros por lo bueno  y culpando a Dios por lo malo que existe en esta tierra; representándolo como un Dios de ira y falto de misericordia, cuando el que trae la destrucción es su enemigo, por causa de lo que el mundo cree o no cree.

Más al escuchar la Palabra de todo lo que Cristo hizo por amor a nosotros y que sólo por esa Gracia el hombre pecador puede pararse delante de Dios como un nuevo hombre recto y perfecto,  nuestro corazón se derrite de agradecimiento, y entonces sabemos sin temor a dudas que:

 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Rom. 8:32

Sabiendo que todos tenemos una medida de fe,  orar por fe es improductivo, así como el orar la misma oración de los apóstoles: “Señor: Auméntanos la fe”  porque Jesús ya respondió esa  oración:

—Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían DECIRLE a este árbol: “Desarráigate y échate al mar”, ¡y les obedecería!  Lucas 17:6

El árbol representa la Ley – la Ley es nuestro problema.  ¿Como aumentamos nuestra pequeñísima fe? Permitiendo que la Palabra de Gracia, Jesucristo,  le hable a nuestros problemas como Jesús le habló a la tormenta, al desarraigar la Ley de nosotros,  la Gracia de Dios los traera bajo sumisión y traerá las soluciones en existencia por su Espíritu.  No temamos darle voz a nuestra creencia.  Declaremos nuestra fe delante de los problemas.

Regresa el lunes.

Shalom.