En mi blog anterior llegamos al momento en Apocalipsis 14 en que “la hora del juicio” está a punto de comenzar; también meditamos acerca de lo que entendemos como la Justicia de Dios y acerca de lo que es “Justo e injusto”. Hoy entenderemos más lo que esto realmente significa para Dios, pero para poder hacerlo, necesitamos entender primero lo que significa el perdón de pecados.
Comenzemos con la definición de pecado, que en el hebreo es la palabra chatta’ath (pronunciada khat·tä·ä’), cuyo significado es asociado con culpa, impureza, purificación, así como con el pago de una pena, o castigo; sin embargo, sus significados hacen ver este castigo como algo “injusto”, como en el caso del primer significado: fallar un paso: resbalarse con el pie, o también: calamidad, desfortuna… imaginen a un padre que castiga a su hijo porque se cae, como en esas películas, donde el padre ebrio golpea a su hijo porque rompió algo al tropezar, o una madre que golpea a su hijo, quien padece la desfortuna del polio, para que camine mas rápido…. ¿verdad que sería injusto?
Asimismo, esta palabra proviene de otra similar: khata’, cuyo significado reflexivo te hará ‘reflexionar’, pues además de “no atinarle a la marca”, o desviarse del camino, se usa para describir a un hombre aterrorizado o confundido, por tanto, en vuelo precipitado, por lo que confunde el camino…
Ahora, en el griego, esta palabra es Hamartia, no asociada mas con falla o misfortuna, sino con “porción”,” o “forma”, pues proviene de Hamartano, ‘ha’ – negativo (no, sin, etc), y “meros” – sin porción” o “sin forma”….
Conociendo lo anterior, ¿cual sería la justicia para alguien que cae en desfortuna, para alguien que pierde el camino, para alguien que se siente “sin porción o sin forma”? ¿de qué manera se perdona a alguien que se tropieza y cae, o alguien que vive confundido o aterrado? ¿confundiéndolos y atemorizándolos? o ¿Haciéndolos caer al ponerlos bajo la Ley – la fuerza del pecado? Porque la religión, aparentemente ha hecho ambas cosas.
Pasemos ahora a entender la palabra ‘perdón’.
La definición humana de perdón, de acuerdo a la Real Academia Española es: “Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente.”
Wikipedia tiene una definición más interesante:
“El perdón es la acción por la que una persona, decide, bien a petición del ofensor o espontáneamente, no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra el mismo, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden afectadas o queden menos afectadas. El perdonante no “hace justicia” con su concesión del perdón, sino que renuncia a la justicia al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras de intereses superiores. El perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida…. Tampoco perdona quien deja de sentirse ofendido tras las explicaciones del presunto ofensor, que hacen ver la inexistencia originaria de ofensa alguna”.
De acuerdo a la lógica humana en esta definición, perdonar no implica castigar, sino todo lo contrario, renunciar a castigar; lejos de hacer justicia, se debe renunciar a la justicia o al “justo castigo” (en nuestra definición de justicia), Esta definición demuestra que humanamente es casi imposible perdonar, pues en la vida práctica, sólo perdonamos cuando se nos da una explicación, cuando se nos restituye una pérdida, o cuando algo malo le sucede a nuestro deudor, y pueden pasar muchos años antes de que logremos ver a la persona sin resentimiento o dolor, lo cual difícilmente ocurre.
Un juez que cancelara la condena de un criminal y lo dejara ir como “inocente” sería una ofensa para la sociedad; sin embargo, aunque el Juez le diera la pena máxima y el ofensor cumpliera toda su condena, la sociedad y principalmente el afectado o afectados de su ofensa difícilmente le perdonarán, pues el daño no se hace menor, lo perdido no siempre se recupera, y el dolor y el enojo permanecen.
Aun cuando el ofendido llegara a recibir millones de dólares a cambio de su pérdida, o aun si lográramos vengarnos, o ver la “justicia” que esperamos ejecutada contra el ofensor, siempre nos vamos a acordar de la ofensa, del dinero que nos robaron, del abuso, del dolor que nos causaron, de lo que nos destruyeron, (¿por qué crees que los psicólogos pueden vivir de su profesión?) y nunca podríamos verle como inocente, pues el ofensor siempre será “culpable”. Todo lo anterior es totalmente de humanos …. de humanos “bajo la Ley”. Esta es la definición de perdón de una mentalidad de esclavitud, basada en lo que creemos que es la justicia de Dios.
Irónicamente, nuestro Dios justo es el único que cumple la definición de Wikipedia. Él dijo que de nuestros pecados no se acordaría más, El decidió no estar airado con nosotros (Is. 43:25; Heb. 8:12; Heb. 10:17); lejos de renunciar a Su Justicia perdonándonos, el considero “Justo” perdonarnos, de hecho, Jesús dijo en la Cruz “perdónalos porque no saben lo que hacen”. Él NO nos llama “ex-convictos“, Él nos llama “inocentes” (Is. 1:18) y no lo hizo a petición nuestra, sino por su propia voluntad nos ha justificado “gratuitamente” por SU GRACIA.
Más si Dios castigó a su Hijo Jesús por nosotros, realmente no renunció al castigo, ¿o sí? A menos que la muerte tan cruel y despiadada de Jesús no haya sido realmente “el castigo de Dios” por los pecados del ser humano, como muchos lo creemos.
Su justicia va más allá del castigo, por el contrario, su justicia nos aparta del castigo, habiendo estado separados de Dios (en nuestra consciencia de pecado), su justicia, lejos de apartarnos de Él, nos aparta para El; nos pone bien con El, nos apacienta a nosotros y no a Él, nos reconcilia con Él, nos restituye las perdidas y daños y nos quita todo dolor y deseos de venganza. La Justicia de Dios consiste en hacer al pecador “justo”,
Al que no conoció pecado, Lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia (rectitud) de Dios en El.2 Cor. 5:21
Para demostrar en este tiempo Su justicia (su rectitud) a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús Rom. 3:26
y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia (rectitud) derivada de la Ley, sino la que es por la fe en Cristo (el Mesías), la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, Phil. 3:9
En resumen, la Justicia de Dios es su Rectitud y esta Justicia se revela en Jesucristo, y es a través de esta revelación como recibimos la justificación, al creer en Él.
¿Más que tipo de justicia es esa?
Todo se aclara cuando entendemos la definición de perdón de Dios.
La palabra griega para perdón es aphesis, cuya raiz es “aphiēmi “, cuya raíz es “apo” –
- Aphesis significa liberación de ataduras o de aprisionamiento.
- Aphiemi tiene que ver con “separación”, enviar lejos, dejar ir, renunciar a una deuda, a una persona, dejar atrás, abandonar. ¡Muy difícil, quizá imposible de hacer! como lo acabamos de ver
- Mas veamos Apo, la cual hace sentido de esta separación:
- “cualquier tipo de separación de una cosa de otra por la cual se destruye la unión o comunión de los dos”. (Léelo varias veces si lo necesitas).
- Distancia física de lugar o de tiempo
- Separación de su origen o causa
¿Qué es lo que nos destruye, sino la mentalidad de la Ley? Esta mentalidad distorcionó nuestra imagen e identidad. Ambas han sido restauradas en Cristo. Somos una Nueva Criatura.
(La idea de clausura de un caso particular era comunicada en la muerte de una víctima inocente. La sangre simbolizaba esta moneda. La palabra traducida como perdón o remisión es la palabra aphiemi, de ‘apo’ -lejos de y ‘hieimi’, una forma intensiva de eimi , “Yo soy”; por lo tanto, el perdón es, en esencia, una restauración del verdadero ‘yo’ (lo que verdaderamente somos, énfasis mío) La lesión, el insulto, la vergüenza, la hostilidad o la culpa ya no definirían al individuo.) du Toit, Francois. Biblia de Estudio ‘El Espejo’ , Comentario en Hebreos 9:22.
La Biblia dice que así como se encuentra de lejos el Este del Oeste así ha separado Dios nuestras transgresiones o pecados de nosotros. (Sal. 103:12.)
En conclusión, el perdón es una restauración de nuestra verdadera identidad – de lo que realmente somos, o una separación de lo que creemos ser, que es falso – de una falsa identidad, de una auto-imagen distorcionada. Podemos ahora dejar atrás esa vieja persona que creíamos ser y seguir adelante, con los ojos puestos en Cristo, nuestro espejo.
Así fue como perdonó Dios nuestros pecados, no nos los cobró, ni se los cobró a Jesús castigándolo por nosotros (como yo misma lo creía) ¿Entonces cómo lo hizo? Ese será el tema de mi siguiente blog.
Shalom