Aprendimos en mensaje anterior que ningún buen padre le da a un hijo una piedra cuando le pide un pan, sin embargo, en lo relacionado a las verdades eternas, muchos continúan sirviendo la piedra de la Ley en sus multiples facetas, en lugar del Pan de Vida. Este sitio no es para aquellos que quieran alimentarse de la piedra, pues la piedra mata, no solo de hambre, sino de cansancio, sufrimiento y dolor.
Porque todos los que son de las obras de la Ley están bajo maldición. Gal. 3:10
Esta “Piedra” no es para los vivos, es para los muertos, y si la removemos de ellos, el olor será incontenible, por lo mismo la gente que no ha recibido la vida eterna de Jesucristo necesita la Ley, pues aun están muertos en sus delitos y pecados (Col. 2:13; Ef. 2:5),
Reconozcamos esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los que matan a sus padres o a sus madres, para los asesinos, para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado 1Tim. 1:9-11 (NBLH)
Si lees el capítulo completo te darás cuenta de que stas palabras de Pablo a Timoteo se referían a aquellos que querían ser “Maestros de la Ley” (1:7), lo cual nos indica que insistían en predicar la Ley – “El ministerio de muerte escrito en Piedra”, en contra de la fe:
Tal como te rogué al salir para Macedonia que te quedaras en Efeso para que instruyeras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas, ni prestaran atención a mitos y genealogías interminables, lo que da lugar a discusiones inútiles en vez de hacer avanzar el plan (la dispensación) de Dios que es por fe, así te encargo ahora. 1 Tim. 1:3-4
La escritura nos muestra en esta cita que ante Dios, enseñar la Ley es equivalente a enseñar “doctrina extraña”.
Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera. 1 Tim. 1:5
En esta carta, Pablo claramente nos enseñó no solamente cual es la sana doctrina y cuál es la doctrina extraña, sino que también nos hizo ver que la sana doctrina – La Gracia del Evangelio por medio de la fe – es la única manera de producir un corazón puro y lleno de amor, una conciencia libre de pecado y fe “sincera”. Por consiguiente, lo contrario aplica para aquellos que son edificados bajo la Ley, la cual lejos de purificar el corazón, produce corrupción (Gal. 6: 8) al reforzar la fuerza del pecado sobre la carne, sino que produce un corazón de roca, insensible a la voz de Dios, falto de amor por los demás, y lleno de juicio y condenación por causa de la mala consciencia, que es la consciencia de pecado y por consiguiente, falta de fe.
Asimismo, Pablo enfatiza acerca de esta contradicción entre la ley y la Gracia en la epístola a los Gálatas, en la cual fuertemente los amonesta por haber dejado de creer en la Gracia por seguir la Ley:
Ustedes corrían bien, ¿quién les impidió obedecer a la verdad? Gal. 5:7
Tristemente, estos “Maestros de la Ley” en nuestros días han convertido el Evangelio de Gracia en esta “doctrina extraña”, la cual se ha enseñado lo suficiente en la Iglesia de Cristo como “La Verdad”, y como la única forma de producir un corazón puro, lo cual es una falacia. Mas el Espíritu de Dios jamás podrá ser silenciado, y en estos últimos tiempos ha comenzado a quitarnos la venda de los ojos a muchos que estábamos a punto de perecer bajo la piedra. El Evangelio de Gracia ha comenzado a resurgir en algunos púlpitos trayendo el Pan de Vida a nuestras mesas. Si lo llegas a escuchar en tu iglesia, sabrás que tu iglesia ha abrazado la sana doctrina y tu libertad habrá llegado.
Más si tu iglesia aún vive de la piedra, no escuches si ellos te aconsejan en contra de la sana doctrina que es la Gracia. Aun cuando alguien pueda estar activo en los asuntos de la iglesia, aun cuando pueda ser buena persona y aun llena de generosidad y caridad, la justificación por las obras de la Ley produce gente caída de la Gracia de Dios.
De Cristo se han separado, ustedes que procuran ser justificados por la ley; de la gracia han caído. Gal 5:4
Si aún no han confiado en su justificación por el trabajo vicario (en substitución) de Jesucristo – su vida a cambio de la suya- , su canasta de frutas será rechazada, al igual que lo fue la de Caín.
Shalom.