Escuchamos la semana pasada que Pablo no se avergüenza del Evangelio (de las Demasiado Buenas Noticias), pues es el poder (dynamis= poder explosivo) de Dios para la salvación (sōtēria) de todo el que cree. (Rom. 1:16)
En capítulos anteriores aprendimos lo que significa “sōtēria”: salvación no solo del infierno, sino liberación del ser total, en espíritu, cuerpo y alma, con su mente, emociones, sentimientos y voluntad; en otras palabras, salvación es un proceso que comienza con vida nueva (que es eterna) llena del poder que resucitó a Jesús de los muertos, el cual afecta todo nuestro ser con sanidad, restauración, completitud, paz y prosperidad, lo cual llega a alcanzar a la gente a nuestro alrededor.
¿Por qué el Evangelio es poder?:
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. (Rom. 1:16-17)
Date cuenta que es en la Justicia de Dios revelada por fe en la que se encuentra este “Dynamis” para nuestra salvación y la de muchos mas – nunca para destrucción. Revelar es la palabra griega “apokalyptō”, que significa: “descubrir lo que ha sido encubierto; hacer manifiesto”. Esta justicia le fue revelada a Abraham, por lo cual él es el “Padre de la Fe”, mas el pueblo de Israel no pudo verla, a pesar de la manera en que Dios los libró de las manos egipcias y ellos habiendo estado sometidos a trabajo arduo por tanto tiempo, prefirieron seguir viviendo bajo su propio esfuerzo, por lo mismo Dios les dió la Ley, la cual deja un velo en el corazón de la gente que los ciega.
Justicia fue la traducción dada a la palabra griega dikaiosynē, que se define como:
“rectitud”, condición aceptable a Dios. La doctrina concerniente a la manera en que un hombre puede obtener un estado aprobado de Dios. El Rey quien si mismo tiene la aprobación de Dios y quien la imparte en sus súbditos esa aprobación. Integridad, virtud, pureza de vida, rectitud, exactitud en el pensar, sentir y actuar ( Lexicón Griego de Thayer)
De acuerdo a lo anterior, esta dikaiosynē es como un manto que nos cubre para siempre y que nos imparte todas esas cosas incluidas en nuestra salvación: una nueva identidad, aprobación, virtud, pureza, bendición y cosas inimaginables.
En ningún lugar leemos que en el Evangelio se revele la dikaiosynē del hombre, o que este poder se encuentre en la misma, pues el hombre carece de esta condición de rectitud, al menos delante de Dios. Esto quedó demostrado a través de la Ley. Tampoco leemos que la dikaiosynē de Dios se revele por la Ley; Vimos en mensaje pasado que la obediencia de la Ley es incredulidad del Nuevo Pacto, pues ésta rechaza la Gracia de Dios, intentando reemplazar la justicia de Dios con la propia justicia, que fue lo que hizo el Pueblo de Israel.
Hemos aprendido que la esencia de la Ley es el esfuerzo humano, y Pablo llama a este esfuerzo “la carne” (Gal. 3:1-5). Nota que tampoco leemos que el justo por su esfuerzo vivirá; sin embargo, los sistemas del mundo entero demandan que el hombre produzca su propia justicia: “El hombre bueno por su bondad, generosidad, servitud; el hombre poderoso por su poder, riqueza, astucia, inteligencia; el hombre exitoso por su perseverancia, determinación, ingenio, disciplina y por toda aquella virtud producida por su propio esfuerzo”, como es el caso de los héroes de las historietas.
Irónicamente, la bondad del hombre está siendo superada por su maldad, y el poder del hombre está convirtiendo este mundo en “Los Juegos de Hambre” y su éxito lo ha colocado en una carrera de ratas de la que solo se puede salir muerto, y muy pocos son los que logran llegar al retiro con salud y dinero, pues la Economía global demanda seres altamente competitivos que logren permanecer eternamente actualizados, capaces de sobrevivir el estrés moderno producido al tratar de lograr las altas metas impuestas por sus empleadores; y en la lucha por la calidad y la competencia, algunos llegan a la cumbre exitosamente, mientras que la mayoría llega al final de sus días dando todo sin jamás recibir lo suficiente para alcanzar ellos mismos sus propias metas.
Algo nos dice que la dikaiosynē del hombre está fallando. Lamentablemente el mundo y sus sistemas rechazan el mensaje del Evangelio, el cual contiene la verdadera justicia del hombre y su poder explosivo para transformar su vida y para obtener el éxito y la felicidad, a través de la Gracia de Dios para hacerlo todo, habilidad, inteligencia, ingenio, etc., solo descansando en Su Amor y su Poder,
Esta Rectitud, este manto, esta Gracia es Jesucristo y este Evangelio producirá fruto en nosotros al vivir bajo su cobertura, con El reinando en nuestra vida a través de nosotros. Por lo mismo Jesús envió a sus apóstoles a que predicaran este Evangelio del Reino a todos los rincones de la tierra, porque es la cura para tanto sufrimiento, para tanta enfermedad, tanta pobreza y tanta crueldad que existe sobre la tierra.
Puesto que el príncipe de este mundo se opondrá a esta verdad, su trabajo será enviar a sus ministros a atacar el Evangelio de Gracia, o a promover otros pseudo-evangelios que suenen atractivos pero que carezcan de poder, pues estarán basados en la rectitud del hombre por sus obras, como lo vimos en el mensaje pasado.
Esta era la oposición que experimentaba Pablo y que le impedía ir, o que le impedía cosechar fruto, como él mismo lo expone entre el versículo 18 y el 32 de este Capitulo 1 de Romanos. Leélo en tu propia Biblia, y regresa el jueves para que juntos meditemos en ello.
Shalom