Al haber leído el mensaje anterior, y si éste fue efectivo en convencerte de la verdad, tu concepto de la “Santidad” quizá dio un vuelco de 180 grados; si así fue, has conocido lo que el verdadero “arrepentimiento” significa: no precisamente “pretender que lo sentimos”, sino “cambiar de opinión”, cambiar de actitud acerca de algo que creíamos, de manera que ya no podemos actuar de la misma manera, así como el mundo entero cambió de actitud cuando alguien demostró que la tierra no era plana, ni era el centro del universo. A eso se refería Juan el Bautista cuando llamaba a sus hermanos judíos a arrepentirse: “cambien de opinión”, acepten que no pueden cumplir la Ley y reciban la Gracia de Dios.
Así mismo, te habrás dado cuenta que la santidad no es algo externo, ni tampoco algo que podamos adquirir con esfuerzo propio. Tristemente, mucha gente busca la “apariencia de santidad” en vestimentas o rituales místicos y solemnes que nada tienen que ver con la verdadera santificación, pues aunque muchos de éstos tuvieron su lugar bajo el Viejo Testamento, antes de que el velo fuera removido, ya no tienen mas lugar una vez que el Velo ha sido rasgado; por lo mismo, Jesús nos dio tantas advertencias contra este tipo de falsa santidad (Mat 23).
Hoy ya no necesitamos un tabernáculo, pues Cristo nos ha hecho “tabernáculos vivientes”, en los cuales su Espíritu pueda habitar. Hoy, como Reyes y Sacerdotes, podemos entrar directo al Lugar Santísimo sin caernos muertos y disfrutar de la presencia de Dios a cualquier hora del día sin tener que quemar incienso, y sin ningún ritualismo, o atavío pomposo, pues nuestras vestiduras de lino fino son “permanentes”, las cuales nunca habríamos podido adquirir por nosotros mismos. Ante Dios, una vez habiendo sido lavados con la Sangre del Cordero por la fe en el sacrificio de Su Hijo Jesucristo, una vez viviendo bajo su Gracia, cumplimos con el requisito de Santidad que Dios requiere y que solo El puede darnos.
Con esto entenderás a que se refiere la Palabra cuando leemos: “Sin Santidad (sin la Gracia) nadie vera al Señor” (Heb. 12:14) o “Sean Santos como Yo soy Santo”, (1 Pedro 1:1-16, Lev. 11:44-45). En donde Pedro les explica cómo serlo :
según el previo conocimiento de Dios Padre por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a (creer en) Jesucristo y ser rociados con Su sangre: Que la gracia y la paz les sean multiplicadas a ustedes. …..
Por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación (la manifestación) de Jesucristo. 1 Ped. 1: 2 y 13
Quizá también te habrás dado cuenta de quien es el que se encuentra detrás de aquellos ministros que condenan a los que predican la Gracia y que impiden que los creyentes escuchen de ella, sembrando “cizaña” – La Ley – el esfuerzo humano: “la religión”, la auto-justicia, lo cual es contrario a vivir bajo la Gracia – Bajo el Espíritu.
Por ultimo, también entenderás por qué nuestro enemigo mueve a sus ministros aun a matar, con tal de impedir que el Evangelio de Gracia se propague, comenzando por aquellos que demandaron que se crucificara a nuestro Señor Jesús y continuando con aquellos que mataron a los apóstoles, a los cristianos de la iglesia primitiva, los que llevaron a cabo la Santa Inquisición, y todo aquel que mata en el nombre de la religión.
“Dios nunca le dio Agar a Abraham, él la tomo de Egipto” Joseph Prince
De la misma manera, Dios no le dio religión al hombre, el hombre la tomó de su estado de esclavitud; pensó que podría cubrirse con hojas de higuera, y cubrir su olor con trapos de inmundicia, mas así como Dios le ordenó a Abraham que sacara a Agar de su casa, les dice hoy a aquellos que aun pelean por retener la Ley de Moisés en la Casa de Dios, o por mantener a la gente sujeta a un juego de leyes y reglamentos y mandamientos de hombres: “saca a Agar de mi casa”, para que su “heredad” – el pecado, el cual toma fuerza bajo la Ley, (1 Cor. 15:56) no le robe su herencia a la “heredad” de Sarah, la Gracia, bajo la cual el pecado no se apoderará de nosotros. (Rom. 6:14) ; para que las obras del hijo de Agar no le roben el fruto al hijo de Sarah, sembrando cizaña. (Gal. 4:21-31)
Dios nos dio a Su Santo – Su Gracia – Jesucristo para hacernos salir de la Ley de la cual venia nuestra esclavitud al pecado. Jesucristo ya cumplió la Ley, ya finiquitó el contrato, por lo que grito: Consumado ES! Ya confirmó la Ley en todos sus puntos. Al vivir su Vida en nosotros, sin nuestro esfuerzo, la Ley se confirma sola. Lee Rom. 3:21-31 y regresa el jueves. Shalom