Actualizando un viejo blog de hace 6 años…..
Gracia! Palabra tan común, cuyo significado varia entre agradecimiento y entretenimiento, mas si su significado real nos fuera a todos revelado, comprenderíamos que éste encierra mucho mas de lo que los seres humanos podamos codiciar, entender o imaginar. En el contexto de este verso, vemos que la Gracia es un regalo de lo alto, cuya valuación es mayor al oro y la plata, o las piedras preciosas del mar o de la tierra.
Mucha gente ha tomado la Gracia de Dios como algo ligero e intrascendente, porque no comprenden su inmensidad; mas la Gracia de Dios es algo tan grande como su amor, o tan incomprensible como su mismo perdón. Su Gracia lo abarca todo. Es su Gracia la que aún sostiene este mundo; es por su Gracia por lo que aún vivimos. La Gracia es lo que nos hace diferentes del pueblo de Israel en el desierto, cuando los Diez Mandamientos fueron dados. Al mismo tiempo, la Gracia es lo que nos hace similares a Abraham.
Del Griego “Charis” aprendemos que su significado literal es “especialmente la influencia divina en el corazón y su reflejo en la vida, incluyendo gratitud”. Charis a su vez viene de su raíz chairō, que significa “excedente gozo”, por lo que también se le conoce como “aquello que permite gozo, placer, deleite, dulzura, encanto, afabilidad: gracia de discurso”.
Cuando yo conocí la Gracia de Dios, hace casi 8 años, acepté su definición como ‘Favor Inmerecido’; sin embargo, el entender la Gracia y el Nuevo Pacto bajo la lógica De Dios, me doy cuenta que ésta definición no es tan ‘favorecedora’, por lo que a continuación explico:
1. La palabra adecuada para traducir “unmerited” no es ‘inmerecido’ (undeserved), sino ‘no ameritado’, en el sentido de que no nos es dada por nuestro desempeño, esfuerzo o mérito propio, con base en las obras de la Ley, sino por el Amor, la benignidad, la compasión, el placer o el esfuerzo de Dios por acercarse al hombre.
2. El amor y la gracia de un Padre no es algo que tengamos que ameritar, ni qué merecer; por el contrario, es una herencia natural y lo mínimo que un hijo puede esperar de un Padre amoroso y compasivo; de hecho, la ‘Compasión’ de Dios, es algo que se ha subestimado y reducido a meros sentimientos humanos, mas ésta es el principal ingrediente de Su Gracia y va mas allá de toda creencia humana. Esto no es mi opinión ni mi imaginación, pues esta verdad se encuentra escondida en la palabra hebrea traducida comúnmente como ‘misericordia’ – el hebreo “Racham”, y aunque ‘compasión’ es sólo su segundo significado, el primero es ¡Vientre!:
“…por extensión, el útero (como atesorando al feto)”;… las entrañas … como el asiento de las emociones de la mente (ver su raíz)… por tanto, tierno afecto, especialmente amor, afecto natural hacia los familiares…“
Al mirar la raíz de esta palabra, cuya escritura es similar-‘racham’, descubrí que su significado es doblemente maravilloso:
”Su idea principal parece ser la de atesorar, calmar y en una suave emoción de la mente, contemplar con el más tierno afecto… usado para describir el amor de los padres hacia sus hijos… y la compasión de Dios hacia los hombres“.(Léxico Hebreo-Caldeo de Gesenio- traducción mía al español).
Asimismo, el verbo griego splagchnizomai, derivado del sustantivo splagma, que significa ‘las entrañas’, las vísceras, las partes más profundas de una persona de donde provienen las emociones más fuertes, fue utilizado doce veces en los cuatro evangelios y traducido como ‘fue movido con compasión’. Nosotros podemos interpretarlo como algo que sentiríamos al ver las escenas de desastre en las noticias diarias, mas ésto es un sentimiento muy inferior al que Dios siente.
Aquella persona que ha crecido al lado de padres amorosos y compasivos, o aquella mujer que ha anhelado y logrado albergar hijos en su vientre, conoce esta clase de amor. Esta es una evidencia mas de nuestro diseño, a imagen y semejanza de Dios. Esto también revela que la ‘Compasión’ de Dios es algo superior a un ‘favor’ o a la simple misericordia que esperamos de Él, y algo que excede una mera condolencia o conmiseración, piedad, clemencia, o aquel sentimiento que nos inspira un niño desamparado, o un ser sufriente o muriente. Lamentablemente, el significado de esta palabra, al igual que tantos otros, se ha perdido en la traducción bajo una lógica equivocada.
2. De igual manera, en un principio creí que la Gracia nos era dada cuando Dios nos daba lo que no merecíamos, y su misericordia, cuando Dios no nos daba lo que merecíamos; todo cambió cuando comprendí la diferencia entre “la Justicia” de Dios”, y la del hombre: La Justicia De Dios está basada en tal Amor Paternal y ‘Compasivo’, y en su poder salvador, restaurador y restituidor, de acuerdo al diseño en el que fuimos creados, a ‘imagen y semejanza de Dios; por el contrario ‘la Justicia del Hombre’, adquirida del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, está basada en las creencias de Satanás, el cual es un sistema de balanzas ‘legal o judicial’y no compasivo. Por algo su nombre significa “acusador, como en una corte de Ley”. Fatalmente se ha enseñado que el reino De Dios es un reino ‘legal’ – “Dios es Amor, pero
….también es justicia, que demanda castigo…..”
… si no sigues la Ley, se convierte en ‘ira’….
….pero…. te da lo que no te mereces…. (bajo la Ley).
Este tipo de creencias contrarias a nuestro diseño, introdujo la muerte a la humanidad al despojar al hombre de su identidad e imagen divina, imprimiendo en su consciencia una sensación de ‘deformidad’, ‘desfiguramiento’ y ‘destitución’ y una constante demanda de ‘castigo’, o ‘recompensa’, basado en el esfuerzo o en la acción que se haga o no se haga, o en lo mucho que se logre ser, hacer u obtener ‘por si mismos’.
Conociendo lo anterior, podemos concluir que la definición de Gracia como ‘Favor Inmerecido’ es sólo acertada si la vemos ‘bajo la Ley’, al comprender que este ‘merecer y no merecer’ no pertenecen a la Justicia de Dios sino a la del hombre. Pablo llegó a hablar de este tipo de justicia como “La Justicia de la Ley”, o “la rectitud por el hacer”, refiriéndose a la Ley de Moisés, a través de la cual Dios permitió que el hombre se convenciera que por justicia propia nunca alcanzaría ‘La Vida’, sino que sólo encontraría corrupción, esclavitud, maldición y muerte.
Desde luego que en una tierra que perece bajo la justicia del hombre, y que está sujeta a fuerzas externas, no sólo naturales sino espirituales, todo el bien que lleguemos a tener, todo lo bueno o grandioso que podamos ser o hacer, todos los sueños que podamos realizar, ‘toda buena dádiva o todo don perfecto’, se lo debemos a su Gracia, no en base a su favor ‘no ameritado basándonos en la Ley’, sino basados en lo que Dios conoce de nosotros, como hijos suyos, cuánto y cómo nos ama, cómo nos ve, cómo nos mide o nos pesa en su balanza de ‘equidad’ con Él, lo cual es “Su Justicia”, y no la justicia de la Ley, basada en lo que hacemos o no hacemos, en lo que somos o no somos por nosotros mismos, sino en base al valor que Él nos ha restituido y a la imagen y la semejanza en la que Él nos hizo en Jesucristo y ya no en Adán. Él nos ha dado toda una herencia de acuerdo a esta justicia que es Su Justicia, la cual nos es revelada en Jesucristo. De eso se trata el Evangelio de Gracia, para ello lo predicamos, para que podamos descubrirnos a nosotros mismos y a los demás como Él nos ve.
Ahora, permíteme mostrarte lo que es la Gracia basado en sus raíces hebreas, bajo la lógica de Dios. Me es difícil contener la emoción cada que descubro los secretos escondidos en este idioma fascinante:
La palabra Hebrea para ‘Gracia’ – “chen”, (H2580)de acuerdo a su primera mención en Gen.6:8, y a su raíz etimológica hebrea ‘chanah’, (H2583), significa “echar tienda”, “acampar”, o “hacer morada”, “descansar”. En el caso de chanah, su primera traducción es “declinar” (bajar).
“Noé halló ‘Gracia’ ante los ojos de Jehová”
Asimismo, Moisés suplicó hallar Gracia delante de Dios, y sabemos que la halló al ver la respuesta de Dios: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” (ver Ex. 33:13-14). Lo anterior nos muestra que la Gracia de Dios es su presencia y que ésta nos trae ‘descanso’.
Asi vemos que Dios acampó con Noé en el Arca por unos meses y con Moisés en el Tabernáculo por unas décadas, mas ¡Dios ha logrado ‘bajar’ completamente y acampar con el hombre para siempre en Jesucristo hombre! ¡Él ha logrado hacer su morada con nosotros! ¡Jesucristo bajó del cielo, se rebajó de su estado divino a uno simplemente humano, tan sólo para hacer de nosotros sus tiendas de piel en los cuales pudo hayar descanso; sus tabernáculos vivientes, como tú y como yo!, cubiertos del oro de su divinidad, montados en la plata de su trabajo consumado. Su nombre es Emmanuel – “Dios con nosotros”; esto significa que Él no quiso ser Dios ‘sin nosotros’.
Jesús es nuestra Gracia, nuestra morada, y solo a través de conocerle, nos conoceremos a nosotros mismos y veremos Su Gracia abundar en nosotros. No hablo de un conocimiento intelectual, sino de conocerlo experimentalmente en una íntima relación de Padre a hijos(as). Por ejemplo, nosotros podemos tener mucho conocimiento acerca de Elon Musk, quizá sepamos cuales son sus aportaciones al mundo y quizá aun podamos saber cuánto dinero tiene, mas sólo su esposa y sus hijos sabrán quién es él realmente; así mismo, sólo ellos tendrán acceso a todo lo que él es y a todo lo que él tiene; aunque sus aportaciones nos llegaran a beneficiar a todos, ellos recibirán la bendición y el fruto de su contribución al mundo de manera directa. Mi amigo, este es el tipo de conocimiento que Jesús quiere que tengas de Él. Al experimentarlo como Padre, al alimentarnos de su Amor Paternal y compasivo, lo habremos conocido realmente y accesaremos nuestra herencia como Hijos De Dios, encontrándonos en Él.
Cuando vivimos conscientes de que el Dador de la Gracia vive en nosotros, y nosotros en Él, todo sentimiento de ‘destitución’, ‘deformidad’, o ‘incompletitud’ y ‘falta’ se desvanece, porque Su Gracia es Su Presencia – y en ella se encuentra nuestra vida – “En Él vivimos y nos movemos y somos”. “La Gracia y la Verdad vinieron por Jesucristo” y Él es el único que nos la pudo traer. Él es el único que puede llenar de Gracia y verdad nuestra vida como lo hizo con Abraham, y aunque Abraham fue el único hombre del Viejo Testamento a quien Dios llamó “Amigo”, a quien convirtió en”Padre de Muchas Naciones“, La Gracia de Dios le causó dar vida cuando su cuerpo ya estaba casi muerto, como lo vimos antes. Es esta misma Gracia la que nos hizo a nosotros no solo herederos de Abraham, sino hizo posible que pudiéramos vernos a nosotros mismos y a los demás como lo que siempre habíamos sido: “Hijos de Dios” y por consiguiente, co-herederos, junto con Cristo. La Gracia de Dios es lo más codiciable que existe y el conocimiento de Jesús (lo que Él conoce acerca de nosotros) es lo que nos da acceso a ella. Su Gracia es Su Persona, es Su Presencia en nuestra vida.
Que preciosa es esta Gracia para Dios que el Apóstol Pablo doblemente nos previno del peligro de creer “otros evangelios” fuera del Evangelio de Gracia de nuestro Señor Jesucristo, ¿Por qué? Porque su Gracia es lo único verdadero, constante y permanente que existe en nuestro corto paso por la Tierra. La Gracia comprende todo lo que Dios es, todo lo que nosotros somos en Él y de ahí será de donde nos será “añadido” todo lo que verdaderamente nos falte. Quizá lo que habíamos conocido hasta hoy acerca de Su Gracia era solo la punta del iceberg.
Que su gracia nos sea revelada en aumento de gozo y en Paz multiplicada.
Shalom y Gracia en Abundancia.