Sigamos hablando más del evangelio que Pablo les dejó a los gentiles. Mas antes de continuar quiero aclarar que nosotros que hemos recibido el Evangelio de Gracia de nuestro Señor Jesucristo como el único camino, no confiamos únicamente en lo que Pablo dice para formar nuestras creencias, pues si la revelación de Pablo no estuviera respaldada por la escritura que se escribió miles de años atrás, así como por otros testigos como Pedro, o Juan, o el mismo Jesús durante su ministerio, habría el peligro de que estuviéramos siguiendo un camino de mentira, como es el caso de aquellas religiones que dependen de la revelación de un solo hombre, o de “un ángel” o de una visión para edificar su vida. (Gal. 1:8)
Mas la escritura reconocida oficialmente como “Inspirada por Dios” no testifica de nada más que de la Gracia de Dios a través de Jesús y de lo que El haría por los hombres como un “Favor Inmerecido” y no porque ellos se lo hubieran ganado. Este es el significado de Gracia y su “inmiscibilidad” o “In-mezclabilidad” con la Ley fue enfatizada a lo largo de la Escritura.
Este concepto de “Gracia Pura y Pura Gracia” estaba escondido en el Viejo Testamento: en la vestidura del Sacerdote, la lana y el lino no podían mezclarse, pues la lana produce acaloramiento y sudor, mientras que el lino produce frescura. El hombre natural solo puede depender en su propio esfuerzo y recursos terrenales, mientras que el Hombre Espiritual, nacido de Nuevo ha sido “re-creado” para alimentarse de la Gracia de Dios, por medio de su Espíritu Santo y vivir de esta fuente sobrenatural comprada por el trabajo consumado de Jesús. Este fue nuestro diseño original y el pecado original fue el haber cortado con esa dependencia de Dios.
El hombre, al hallarse desnudo, buscó cubrirse con hojas de higuera, mas Dios en su infinita Gracia derramó la sangre de un animal inocente para cubrir al hombre con su piel removiendo esas hojas de higuera. (Gen 3: 7 y 21)
Dios lo había colocado en un huerto totalmente “consumado”, solo para que lo labrara – esto es para que lo cosechara y lo guardara, viviera del mismo, mas el hombre prefirió labrar cardos y espinos (Gen 3). Aún así, el hombre cometió la osadía de ofrendar una canasta llena del fruto de su cosecha, y de indignarse cuando Dios la rechazó. (Gen 4) De hecho, la primera matanza en la historia de la humanidad fue ejecutada por alguien que creía que podía impresionar a Dios con su desempeño y recibir así su aceptación.
En el tabernáculo de Moisés, existían oro y bronce, mas el bronce, el cual en la Biblia es usado para representar “Juicio”, no se encontraba dentro del tabernáculo, solo fuera de la puerta, en el altar, en el lavatorio, los cuales son una sombra de la Cruz, nuestro lugar de juicio. Una vez el sacrificio ofrecido, el sacerdote entraba con sus vestiduras de lino fino a la presencia de Dios en un lugar de oro puro, el cual anunciaba la Pureza, Santidad, Perfección y Rectitud de Cristo y de su trabajo consumado.
Este tabernáculo no existe más, ha sido suplantado con tabernáculos vivientes, que somos nosotros, aquellos sacerdotes reales cuyas vestiduras han sido emblanquecidas como la nieve, para que podamos vivir frescos bajo su sombra -su cubierta de oro, sin tener que mirar a nuestras rebeliones, de las cuales Dios ya no se acuerda, gracias a aquel que quiso ser nuestro sacrificio y pasar por ese altar de bronce que es la Cruz.
Aun en el templo de Salomón, el bronce solo se hallaba fuera del mismo. A la entrada de este templo se encontraba un pórtico de bronce, el pórtico del Juicio (1 Reyes 7:7), debajo del cual Salomón juzgaría al pueblo con su sabiduría. Fuera de este templo existía un “Mar de Bronce” Una especie de urna sostenida por 12 bueyes de bronce con 10 basas de bronce sostenidas por 10 pilas de bronce. (1 Reyes 7) El número 10 en la Biblia representa la Ley y el buey era un símbolo de esfuerzo humano, – el hombre viviendo bajo el juicio de la Ley, del cual Jesús nos ha redimido.
Salomón había decorado este templo con escudos de oro, los cuales fueron robados por un rey llamado “Sisac”, y substituidos por escudos de bronce, por su hijo Reboam, a quien se le atribuyó la maldad de Judá durante los 17 años de su reinado. (1 Reyes 14:21-27) Reboam significa “gente engrandecida”, mientras que Sisac en el hebreo, “Shiyshaq” significa “codicioso de lino fino”
Nada es coincidencia en la Biblia, Es por causa de aquellos que codician la “Realeza” de Dios, mas rechazan Su Cruz que la hizo posible en el hombre, que el oro del evangelio que predica la rectitud de Cristo ha sido substituido por el bronce de un “seudo-evangelio” que proclama un juicio que ya fue ejecutado; la iniquidad e imperfección del Hombre por la que Jesús ya fue juzgado y un menosprecio al Espíritu de Gracia al invitar al hombre a vivir de su propio esfuerzo tipificado en la Ley de Moisés, trayendo juicio sobre todos los que logran creerles.
Mientras que nuestro esfuerzo está destinado al fracaso, el esfuerzo de su Hijo Jesucristo triunfó para siempre, mas esta mezcla letal nos robará la frescura de su Gracia, nuestro reposo. Irónicamente, muchos cristianos invierten aun dinero en escuchar seminarios y conferencias de hombres “engrandecidos” que solo reemplazan su escudo de oro por escudos de bronce.
Aun en lo natural, el bronce y el oro no se pueden mezclar, así como el aceite y el agua. La Gracia de Dios nunca podrá mezclarse con el juicio que la Ley trae.
Nuestro amado Jesús dijo que no podíamos poner vino nuevo en odres viejos, o hacer un enmiendo de tela nueva en tela vieja, y también nos dijo que ningún padre da a su hijo una Piedra cuando le pide un pan. El Viejo Pacto fue entre Dios y el hombre, mas el Nuevo Pacto fue entre Dios y su Hijo Jesús a nuestro favor, por tanto estos pactos no pueden mezclarse. Jesús, El Pan de Vida substituyó las piedras de la Ley.
Disfruta tu fin de semana y que su Gracia te sea suficiente.
Shalom.