pues por medio de la Ley viene el conocimiento del pecado. Rom. 3:19
Después de que Pablo nos hizo saber el propósito de la La Ley, entendamos que fue lo que sucedió cuando Adán y Eva comieron del Arbol de la Ciencia del Conocimiento del Bien y del Mal, aquel árbol del cual Dios no quería que el hombre tocara. El no quería que viviéramos de este conocimiento, El quería que viviéramos del Árbol de la Vida, de Jesucristo, de su Espíritu, caminando por sendas de vida, no del bien y del mal, pues solo Dios sabe lo que es bueno o malo para cada uno de nosotros, pues El es el único que lo sabe todo acerca de nosotros, pues El nos creó. La Ley no es nada mas y nada menos que eso, el “conocimiento del bien y del mal”. Dios NO nos creo a vivir comiendo de este árbol.
Nosotros realmente nunca podremos saber lo que es bueno o malo con nuestro conocimiento finito, pues lo que es bueno hoy puede resultar malo el día de mañana. Existe gente que muere haciendo ejercicio, el cual es bueno, otros mueren de un suplemento alimenticio que era bueno, pero que al mezclarse con otro produce cierta reacción química letal. Otros mueren siendo El Buen Samaritano. Muchas gente ha caído en manos de gente que creían “buena”, aun sus propios cónyuges, o familiares – aun siendo religiosos; y muchos de los que cometen crímenes atroces, , durante su defensa argumentan ser buenas personas que de repente “estallaron”.
Por el contrario, existe gente que escucha al Espíritu Santo y aun cuando cruza por caminos de muerte, El Señor los libra aun cuando a su lado caigan mil, o diez mil a su diestra.
Solo Dios es Bueno. El todo lo creo bueno, mas no todo era para nosotros, pues El diseñó al hombre para vivir exclusivamente del árbol de la vida, siendo uno solo con Dios por su Espíritu, y no para vivir independiente de El por los dictados de su consciencia, pues siendo esta consciencia de pecado, nos llenaría de culpa y condenación, la cual surgió como consecuencia de haber comido del árbol equivocado.
Cierto, como Pablo afirma (Rom. 2:15), cuando estimamos haber hecho el bien, nuestra consciencia nos aprobará (no necesariamente Dios – Prov. 12:15; 21:2), mas cuando hagamos el mal, nuestra consciencia nos condenará, lo cual sucede mas frecuentemente. Este fue el caso de Adán cuando se escondió, o el caso de Caín cuando respondió defensivamente a Dios “acaso soy el guardián de mi hermano?”
La culpa nos hará huir, nos hará querernos justificar por todo, nos hará actuar defensivamente, nos hará atacar a otros, enojarnos con otros, pues esa misma consciencia que nos acusa nos hará acusar a los demás con duro juicio y criticismo y nos moverá a descargar contra otros el enojo que llevamos cargando contra nosotros mismos, por causa de la culpa y la condenación que produce romper la Ley, hasta que eso escondido en nosotros se vuelve contra nosotros mismos delatándonos, o atacando nuestro cuerpo con hábitos auto-destructivos o con enfermedades auto-inmunes, con cáncer, o muchas otras enfermedades físicas y mentales que tienen su raíz en la culpa y la condenación.
La iglesia que conocemos como cristiana ha hecho que el creyente viva del árbol prohibido, mas Bajo el Nuevo Pacto, Dios nos ha abierto la entrada al Huerto de nuevo para que podamos comer del Árbol de la Vida, Jesucristo, con nuestro Espíritu vivificado y unido al de Dios a través de Su Espíritu Santo, como El lo diseñó desde el principio. La voz de su Espíritu es la que debe regir al cristiano, no la de nuestra consciencia traicionera. Su Espíritu nos guiará por caminos de rectitud, por amor a Su Nombre (Salmo 23:3).
¿Por que es importante que la gente sea “desatada” de las obras de la Ley? Cuando Jesús resucitó a Lázaro, lo primero que ordenó fue: “Remuevan la Piedra”, despues ordenó a Lázaro “Sal de la tumba” y por último ordenó: “Desátenlo”. (Juan 11: 38-44)
Jesús ya removió la Piedra en la Cruz cuando dijo: “¡CONSUMADO ES!”; El ya nos hizo salir de la tumba, cuando nos reveló su Evangelio de Gracia y fuimos resucitados junto con Cristo, y hoy les dice a los que ministran la Muerte a todo aquel que El ya resucitó : “DESATALO” y para ello nos dejó Su Evangelio de Gracia, no su Evangelio de Ley, pues solo la Gracia de Dios puede producir verdadera “libertad”.
Tu que has sido resucitado junto con Cristo, no has sido llamado a vivir sepultado en vida, sin poder ver la luz, sofocado, sin poder levantarte, fracasado, sin poder jamas alcanzar nada, aplastado por tus circunstancias, pues bajo la Ley no se produce la fe (Rom. 11:6). Tampoco fuiste llamado a vivir atado a las obras de tu carne por causa de la Ley, con trapos de inmundicia, comiendo de un árbol que no sacia.
Por lo anterior, podremos predicar del pecado y de la ira de Dios hasta que se nos acabe el aire, mientras la Rectitud de Dios en Cristo por la fe no sea revelada a los oyentes, mientras la gente no conozca su identidad en Cristo como Hijos de Dios, sentados junto con Cristo en las alturas, como Reyes y Sacerdotes, o mientras no crean nada de lo anterior, los oyentes seguirán atados, o aun “muertos”, aun cuando su apariencia sea de piedad y de falsa santidad.
¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40
Shalom.