- Tabernáculos Vivientes
- Reyes y Sacerdotes -Honra y Hermosura
- Reyes y Sacerdotes (Parte 2) – Lino Fresco
- Reyes y Sacerdotes (Parte 3) – Lino Fino
- Reyes y Sacerdotes (Parte 4) – Sus Pensamientos No Son Nuestros Pensamientos
- El Efod (Parte 1)
- El Efod (Parte 2) – Sobre sus Hombros
- El Pectoral – Grabados en su Corazón
- La Túnica Azul – Perfecto ante Sus Ojos
- Eres Limpio – ¡Pronúnciate Limpio!
- El Urim y el Tumim – Hijos de Luz y Perfección
Habiendo conocido un poco más acerca del Tabernáculo durante los días pasados podremos entender mejor el trabajo que Jesucristo consumó en La Cruz. Tu eres ahora ese Tabernáculo donde ahora el Espíritu de Dios habita, más lo más importante es que tú puedas verte como ese Tabernáculo Vivo del que habla Pablo. (1 Cor. 3:16)
Estando ahora en Jesús, el viejo hombre Adan ha sido puesto a morir en su cuerpo, al haber pasado por la hoguera del altar de Bronce que es la Cruz.
Cuando el llevó la corona de espinas llevó tus angustias, tu auto-imagen equivocada, basada en el sistema de la Ley, tu vieja manera de pensar que percibía a Dios distante; llevó el stress de todos tus temores y preocupaciones. Cuando recibió los azotes en su cuerpo, de tal manera que su espalda se convirtió en una sola llaga abierta y sangrante, estaba llevando todas tus dolencias y enfermedades. Cuando le traspasaron con clavos en sus manos y sus pies, estaba poniendo a morir las obras de la Ley, el caminar bajo la Ley. Cuando le dieron a tomar vinagre en lugar de agua, llevó en su boca el trago amargo de las maldiciones que la Ley traía sobre tu cabeza. Él quiso ser “colgado en el madero” para poner la maldición a morir porque “Maldito era aquel que colgaba de un árbol” y de esa manera toda maldición que había caído sobre toda la humanidad, cayó en Él.
Algunos creíamos que mientras Jesús estuvo en la cruz, Dios nos veía a nosotros y que su ira ardía contra nosotros en el cuerpo de su Hijo amado, mas esa difamación del carácter del Padre de Amor no puede estar mas lejos de la verdad. La ira de Dios no ardió contra su Hijo amado, ni tampoco contra nosotros; la ira que se descargó sobre Jesús era la del hombre, ira producida por la Ley (Rom. 4:15); de hecho, cuando Jesús dijo “Padre, ¿por qué me has abandonado?”, Jesús estaba citando el inicio del Salmo 22, en el cual el Espíritu de Dios profetizó de Jesús por boca de David. En ese Salmo verás en lo que la Ley convirtió al hombre, de manera que Jesús lo compara con toros, con leones, o aun con perros (22:12-21), en eso convirtió la Ley al hombre, la ley en nuestros miembros, pues no solo los romanos se deleitaron en azotarlo, ellos lo hicieron a petición del pueblo judío que se deleitó junto con ellos.
Dios sabía a lo que venía al dejar el cielo y encarnar en forma humana; mas el sabia que esa era el único “castigo que nos haria descansar” y al llevar la muerte de la humanidad sobre si mismo, le puso fin a ese sistema de muerte, la fuerza del pecado.
Por consiguiente, tu pecado ha sido “perdonado”, es decir, separado de ti como el este del Oeste. “Eres limpio, pronunciate limpio”. Eres acepto ante el Padre y grandemente amado. (editado el 30 de junio de 2017)
Si algun juicio se desata contra ti, no viene de Dios y “aunque pases por el fuego, no te quemarás” (Isaías 43:2), pues este fuego que lo hizo exclamar “Tengo Sed” ya ardió en el cuerpo de Jesús. Ninguna arma formada contra ti prosperará (Isaías 54:17), pues el arma – la Ley – ha quedado colgada en la Cruz (Col. 2:14). Ya sea epidemia, enfermedad, o tragedia que azote al mundo, tu estarás escondido en Cristo, habitando bajo la sombra del omnipotente (Salmo 91).
Una vez salido Jesús del horno mi amigo(a), salió como oro, y Dios quiere que sepas que por causa de lo que Jesús vivió, ahora tu estas cubierto de ese mismo oro y que al haber sido puesto en Él, tanto en su muerte como en su resurrección, no eres mas tu sino Cristo en ti, una nueva criatura con un espíritu perfecto, y que perteneces a la familia de Dios como su hijo (Transformados por su Espíritu)
Es importante que sepas que como Jesús es, somos nosotros en este mundo (1 Juan 4:17) por tanto cada revelación que tengas de Jesucristo, producirá una nueva manera de verte a ti mismo.
Cristo ahora está sentado a la derecha del Padre y nosotros sentados junto con Él (Efesios 2:6), esta coronado de gloria y honor (Hebreos 2:7) y por consiguiente, así lo estás tú en los ojos de Cristo, lejos del alcance de mal alguno, o de la influencia de tu enemigo la Ley, cubierto del Amor del Padre.
Pero de nada te sirve saberlo, pues no es conocimiento intelectual el que intentamos acumular, sino que es necesario que día con día te alimentes de esta verdad, para que tu nueva identidad venga de una revelación fresca de quien es él. Por lo mismo has espacio y tiempo para relacionarte con Jesús diario para que la revelación que recibas de El cada día sea tu Maná para ese día solamente, y de esa manera su Gracia te será suficiente día con día.
El diablo no quiere que tú conozcas tu nueva identidad en Cristo, porque no quiere que te veas como Él es, por lo mismo él te hará poner la atención en tu desempeño, en tu comportamiento, que era el sistema de la Ley.
Solo podremos ser libertados de nosotros cuando nos ocupemos con algo más grande que nosotros, hasta que nada del sistema de la Ley quede de nosotros y todo sea remplazado con el fruto de su Espiritu. El ocuparnos con algo tan perfecto en belleza, en gloria y majestad nos absorberá de tal manera que dejaremos de tomar nuestro viejo hombre tan en serio, no en un sentido de abandono, sino poniendo la perspectiva en el Nuevo Hombre que somos hoy por causa de lo que Cristo logró en la Cruz. El estar llenos de Cristo y no de tu Viejo Adan te permitirá conocer la verdadera humildad. El ser humildes no se trata de guardar cierta apariencia, vestidos en harapos, o caminando en inseguridad con la cabeza agachada, sino al contrario, despojados de nosotros la personalidad de Cristo con toda su seguridad y confianza podrá manifestarse.
Conocer tu identidad en Cristo no va a desarrollar tu auto estima, o tu confianza en ti mismo; La Biblia usa la palabra “confiados” esta palabra se refiere a venir a Él con libertad, y tu nueva confianza y seguridad vendrá de ese libre acceso, que te permitirá conocer de una manera personal al que te amó hasta la muerte consumando tu salvación y saber quien eres tu en Él.
Nada es más doloroso que ocuparnos de nosotros mismos todo el tiempo. Esta es la raíz de todos los problemas existenciales y en las relaciones humanas, comenzando con el matrimonio. Mientras sigamos llenos de nosotros, estaremos vacíos de Cristo. Los problemas continuarán y estaremos viviendo por las obras de la ley; aun cuando lográramos cierta modificación de comportamiento, nos habremos caído de su gracia. (Gal. 5:4) No solo eso, sino que el amor por los demás se enfriará, pues no podemos tener gracia con los demás cuando nos caemos de ella.
2 Cor 3:18 dice que seremos transformados por su Espíritu, y la revelación de su Espíritu será la que te ayude a reflejarlo en ti al contemplarlo, como en un espejo, para hacer esa transformación. No seremos transformados cuando nos contemplemos a nosotros, sino cuando lo vemos a El reflejado en nosotros o a nosotros reflejados en El.
Esta transformación será la que nos guie a hacer o dejar de hacer, y la que ponga nuestra vida en orden. Al poner tu énfasis en Cristo, su identidad saldrá de tus poros tarde o temprano sin que lo puedas evitar y habrá amor en ti por los demás, y
“En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, sise aman unos a otros.” Juan 13:35