Como lo mencioné en mi mensaje anterior, las señales de que Cristo regresa pronto por su Novia son inminentes. Sin embargo esta noticia no está causando la alegría, o el excitante entusiasmo que una novia experimentaría la noche anterior a su boda.
Mi amiga Christina me comentaba lo siguiente: “Mientras reflexionaba en que el rapto de la iglesia se encuentra tan cercano, escuché la voz de nuestro Padre decir con tristeza: “¡Pero mi pueblo no cree que regreso!”; mientras escuchaba, me preguntaba ¿por qué el Señor está tan triste con la apatía de su pueblo acerca del rapto?…. y me di cuenta de que es porque a su pueblo le han robado esta bendita esperanza…. Su pueblo debía estar lleno de una gozosa confianza y gran expectación de verle aparecer en las nubes. “
Christina tiene razón, Jesús no dijo: “quizá regrese”, o “espero regresar algún día”… Él dijo: “Regreso pronto”. Sin embargo, muchos de sus hijos dicen: “¡eso espero… pero no todavía por favor!”
Yo misma pensaba: “Padre, ¿estoy viviendo en fe al querer que ya regreses, o es que quiero que lo hagas porque no tengo fe para esperar la solución a mis situaciones y el rapto es mi única salida?”
Mas Él me recordó que su fe fue suficiente para comprar a su novia, y esa fe en su fe es lo que me hizo suya, por tanto si yo me alegro que Él regrese por lo que ya es suyo, Él se alegra, pues para eso me compró.
Al tratar de entender el ánimo general de la iglesia, me preguntaba:
Quizá se deba a que ahora que por fin supimos la verdad del Evangelio, y que Dios no nos quiere pobres, o enfermos, o muriendo prematuramente, y cuando por fin estábamos comenzando a experimentar tal salud, tal prosperidad, tal gozo y tal paz con nosotros y los demás, resulta que ya nos tenemos que ir. La religión nos hizo creer que el cielo es aburrido y que allá no tendremos la diversión que tenemos aquí,
O acaso se debe a que muchos ya no tendremos tiempo para ver ese jubileo en nuestras vidas en el que todo lo robado nos será devuelto, no tendremos tiempo de ver nuestros sueños realizados, hoy que sabemos que el Señor no se opone a ellos, o no podremos alcanzar aquellas metas por las que hicimos a un lado todo lo demás. Algunos no veremos a nuestros hijos casados, o realizando sus sueños; quizá no conoceremos a nuestros nietos y desde luego, esa lista de 101 lugares por conocer, comidas que comer, o cosas por hacer no podrán marcarse como “realizado” en nuestra lista.
O tal vez se deba a que hemos escuchado demasiado la parábola de las Diez Vírgenes, en la cual solo 5 de ellas (el número de la Gracia) tienen su lámpara llena de aceite, y puesto que el pseudo-evangelio enseña que no todos calificamos para este evento, la mayoría tiene miedo de que si el rapto sucediera hoy en la noche, podrían estar entre las vírgenes insensatas que no estaban preparadas.
Esta semana trataré de persuadirte a que digas “Ven Señor Jesús”, por tanto haré una pausa de nuestro estudio de la epístola de los Romanos.
Para aquellos que no se quieren ir porque se encuentran muy bendecidos, imagínense experimentando esa bendición en un cuerpo glorificado que no envejece, que nunca muere y jamás se enferma, que no se cansa y que no será costoso mantener. ¿Cuál será la sensación de nunca perder, de nunca estar triste o enojado, de nunca más llorar de dolor o de angustia, nunca más sufrir, nunca más necesitar gasolina, ni dinero, ni pagar impuestos? ¿Cómo será nunca tener que decirle adiós a los amados, nunca sentirnos solos, ni abandonados?, sino solo amados, solo gozosos, llenos de vida, energía, alegría, sin tener que pagar por tal bienestar.
Para aquellos que aún no hayan experimentado su jubileo, no se lamenten, aquí sólo será temporal y nada podremos llevarnos de nuestros logros, viajes, pertenencias y colecciones valiosas. Allá todo será por toda la eternidad, y ¿qué podrá ser superior en esta tierra comparado con estar para siempre al lado de Aquel que nos amó?
Para aquellos que no creen tener su lámpara llena de aceite, sepan que esta parábola solo se encuentra en el Evangelio de Mateo, el cual era el evangelio del Reino, el evangelio de Jesús como Rey de los judíos, por tanto, al hablar de las 10 Vírgenes, está hablando de su pueblo judío viviendo bajo la Ley de Moisés ya no vigente, significando que cuando Jesús regrese, solo algunos de ellos, quizá la mitad de los judíos habrán creído en Jesucristo como su Salvador – su Mesías, que es lo único que se necesita para ser salvos.
Cuando por fin le veamos en las nubes, en un instante seremos como Él. Esta bendita esperanza nos purifica, nos da descanso y a la vez nos llena de expectación, y nos ayuda a desechar todo temor en cuanto a las cosas que sucederán mientras aún estemos aquí. Es por ello que el diablo está tratando de robarla.
“Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él, porque le veremos como él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio“.
1 Juan 3:2-3
Shalom