¿Su Ley o su Gracia?

Ley o Gracia, Keiki Beach, Oahu, HI

Contrario a lo que se cree,  a  Dios no le agrada nuestra  auto-suficiencia. La Biblia se refiere al esfuerzo humano como “vivir bajo la Ley”,  y su fruto se traduce en “obras de la carne”, que resultan en muerte, como lo veremos hoy.

Si esto te causa shock,  por favor abre tu Biblia en Gálatas 3

Sólo esto quiero que me digan: ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?  ¿Tan necios son? ¿Comenzaron por el Espíritu, y ahora van a acabar por la carne?

En el cristianismo nos enseñan lo que son las obras de la carne,   creemos que son solamente nuestras paciones “carnales”, tomar alchol, bailar y divertirnos bestialmente,  nuestros egoísmos y acciones crueles, mas no nos enseñan que estos “frutos”, son la cosecha de vivir bajo la Ley.  Muchos solo piensan de  estos frutos como el homicidio, el robo, o la inmoralidad sexual,  mas entre los frutos de las obras de la carne también están los ataques de  furia, el chisme, los celos, la gritonearía,  y la incredulidad, por mencionar algunas.  (Gálatas 5:19-21 ) Nosotros catalogamos esta cosecha  entre pecados pequeños y grandes, (veniales o mortales)  más Pablo los cataloga a todos como ‘obras de la carne’, sin importar cuanto pesen en nuestra báscula.

Es por esto que al demandar  la Ley de Moisés, el hombre se maldijo.   Aunque la ley traé bendición para el que la guarda en su totalidad,  también traé maldición para el que desobedece tan sólo una de sus estipulaciones, (Santiago 2:10) pues al romper una sola de ellas se rompe la ley completa.  Por lo mismo, nadie puede ser merecedor ante Dios bajo la Ley.

Y es que el problema con la Ley es que fuimos diseñados para vivir en descanso, dependiendo de Dios, y no para vivir de nuestro esfuerzo y fuerza de voluntad, lo cual es la esencia de la Ley, por lo que produce en nosotros el efecto contrario.

Para explicarlo mejor,  ¿alguna vez has estado a dieta?   Te has dado cuenta cómo la comida que no ejercía ninguna atracción en ti se vuelve irresistible en cuanto nos es prohibida. ¿Te has dado cuenta que en cuanto la fuerza de voluntad se acaba,  queremos saciarnos de esa comida prohibitiva en cantidades que antes no nos atraía comer?

Cuando  ves un marcador de velocidad en la carretera,  ¿te sujetas a esa velocidad, o aceleras?  Si eres como yo, quizá te sujetas cuando ves una patrulla en proximidad.

Cuando  te dicen que no te unas a cierta persona porque no es para ti, ¿te complaces en dejarla o te encaprichas?

Y cuando te dicen que perdones a alguien que te ofendió de manera imperdonable o te dañó de manera irreparable,  ¿lo puedes perdonar solo porque Dios lo manda?

El Apostol Pablo lo explicó así

 … el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.                     1 Corintios 15:56

 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que este vive? ….  Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.  Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto”.  Romanos 7:1, 5-10

 Por el contrario, cuando se vive pendiente de cumplir la ley se vive bajo el peso de una maldición. Así lo dice la Escritura: Maldito sea quien no cumpla constantemente todo lo escrito en el libro de la ley.  Y es evidente que, por cumplir la ley, nadie será restablecido por Dios en su amistad, ya que también dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida. Pero la ley no se nutre de la fe, sino que: quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá. Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero. La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.”  Galatas 3:10-14

Dios tuvo que demostrar ante un pueblo incrédulo que agradar a Dios a base de  fuerza de voluntad  es imposible, y que la ley produciría muerte, antes de hacer un Nuevo Pacto con su pueblo: 

Si el primer pacto no hubiera tenido defectos, no habría sido necesario remplazarlo con un segundo pacto…..

Así que esta será —dice el Señor—
la alianza que sellaré con Israel cuando llegue aquel día:
inculcaré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón;
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Ya nadie tendrá que enseñar a su vecino ni tendrá que instruir a su hermano diciendo: “reconoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor.

 Y yo perdonaré sus iniquidades y no me acordaré más de sus pecados.

Al llamar nueva a esta alianza, Dios está declarando vieja a la primera;  y todo lo que se queda viejo y anticuado está a punto de desaparecer.

Hebreos 8:7, 10-13

La ley que el Espíritu Santo escribe en nosotros es la Ley vigente, la Ley del Amor y de la fe, mas es  el mismo Espíritu el que la lleva a cabo, a diferencia de la ley de Moisés que nadie podía seguir, de lo contrario no habrían tenido necesidad de sacrificios, los cuales eran la paga de su desobediencia.  Esta deuda la liquidó totalmente Jesús, una vez y para siempre.  Esto fue más que suficiente para hacernos herederos de su Gracia.

Por cierto, el Nuevo Pacto no es entre Dios y nosotros, es entre Dios y su Hijo Jesús; por lo mismo es irrompible, infalible, irrevocable y eterno.  Ser hijo es el único requisito para ser heredero del mismo.

Y tu querido lector ¿que pacto prefieres?

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Revisión: Abril, 2025

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Kealili Posted on

A la edad de 18 años vi morir a mi esposo de 19. Con un bebe en mi vientre y sin saber como ganarme la vida, fue la primera vez que experimente la necesidad de un Dios en quien creer. Lo busque en la religión mas no lo encontré. Lo busque en el humanismo, en la intelectualidad, mas no lo hallé. Hasta que un día conocí al Dios de la Biblia, y me di cuenta de la diferencia entre una religión basada en mis obras imperfectas y esfuerzos limitados y una relación basada en su obra consumada y perfecta y su amor inagotable. Cuando ya estaba yo cansada de buscar, Él me encontró y me mostro su amor que hasta el día de hoy sigo tratando de comprender. Aunque este proceso quizá me lleve el resto de mi vida, vivo deleitándome en ese amor y mi anhelo es que por este sitio Él te pueda encontrar a ti también. Quizá al igual que yo, no sepas que Él te esta buscando. Quizá al igual que yo aun no sepas que no lo conoces realmente. Te invito a que lo descubras..