- El Despertar de los Gálatas
- La Inutilidad de la Ley
- Hechos en el Cielo
- Corriendo la Carrera
- La Fe por el Amor
- El Dios que Suple la Fe por el Amor
- Purificados por la Fe
- Mutilando el Legalismo
- Libertad para no Pecar
- La Influencia Dominante
- El Fruto de la Ley
- El Fruto del Esfuerzo
- Casos de la Vida Real
- El Fruto de Creer
- El Fruto de Su Amor
- El Traje Nuevo del Rey
- La Imagen del Espejo
- Gracia para Amar
- La Vida Abundante
- El Reino Sobrenatural de Dios
Gálatas 5 nos ayudará a entender mejor aun nuestra identidad como Hijos de Dios, viviendo del Espíritu de Dios, como fuimos diseñados originalmente. Este diseño “celestial” no es compatible con el sistema de la Ley – el Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, o El Árbol del “Yo No Soy”, como lo llama Francois Du Toit, autor de “El Espejo de la Palabra”, o como yo lo llamaría: “El Arbol de No Soy lo que Dios dice dice que Soy” – árbol que Jesús convirtió en una Cruz para echarlo al fuego.
Dar a conocer este diseño “celestial” es el objetivo del Evangelio de Gracia, no solamente para que la gente reciba su boleto de entrada al cielo, o su sello en su visa como ciudadanos celestiales – el sello del Espíritu Santo, sino para que vivan del Árbol de la Vida, conociendo su nueva naturaleza “en Cristo” – su verdadera identidad proveniente del cielo (ver Jn. 15:18-19, Jn. 17:16) y dejen de verse como terrenales, sacados del polvo – “en Adan” (1 Cor. 15:47), lo cual es una falsa identidad para el Hijo de Dios, identidad que le impedirá participar de su nueva naturaleza y cobrar su herencia.
Porque nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia. Pues en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada sino la fe que actúa por medio del amor.RVA 2015
¿Que quiere decir esto de la esperanza de la justicia? ¿Acaso no el Evangelio proclama que la Justicia de Dios revelada en Jesucristo ya nos ha sido otorgada? Efectivamente, Pablo se refiere a la evidencia de nuestra justificación, cuando ésta se manifieste en los Hijos de Dios, al ser levantados de la tumba, en un cuerpo glorificado e incorruptible, como el de Cristo, momento en el cual todos veremos que la Gracia “si funcionaba”.
Esta manifestación no está en nosotros producirla, ésta sólo llegará cuando Jesús regrese, cuando en un abrir y cerrar de ojos los muertos en Cristo sean levantados en su nuevo cuerpo y aquellos que quedemos seamos envestidos de esa Gloria permanente y eterna.
Mientras esperamos esa Gloria venidera, podemos ya vivir cubiertos nuevamente de su Gloria sin tener que cubrir la desnudez de nuestra inhabilidad, ineptitud, descalificación o carencia marcadas por tal árbol del “No Soy”, bajo el cual se encuentra el mundo entero, pues nos han sido dadas ya las “arras del Espíritu”, ese “Espíritu de Hijos” que nos permite clamar “ABBA PADRE”, y que nos invita a una continua comunión con Él, como lo describe la version The Message
Mientras tanto esperamos con anticipación una relación satisfactoria con el Espíritu. Porque en Cristo, ni nuestra más concienzuda religión ni desprecio de la religión equivale a nada. Lo que importa es algo mucho más interior: la fe expresada en el amor. Gal. 5:5-6
Esta relación satisfactoria con el Espíritu será la que nos permita conocer la fe de esta manera, “expresada en el amor”, un amor auténtico, sin fingimientos, no basado en interés propio, ni en una imagen errónea de nosotros mismos o de los demás; un amor que es “paciente, bondadoso, que no tiene envidia, que no es jactancioso, ni arrogante, ni se porta indecorosamente, ni busca lo suyo, ni se irrita, ni toma en cuenta el mal recibido; amor que no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; amor que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta – el Amor de Dios (ver 1 Cor. 13:4-7) que al llenarnos se derramará hacia los demás.
Ese es el único tipo de amor que nos impedirá matar o dañar una vida deliberadamente, sea tomando su propiedad, o destruyendo su auto imagen de alguna manera; por el contrario, este amor que nos asigna el valor mas alto a los humanos nos permite amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, o perdonar al que nos ofende, o estimar a los demás como mas importantes que nosotros mismos, no como mandamiento sino como algo genuino en nuestro corazón y que no podremos evitar. Esta será la expresión que nos “delate” como Hijos de Dios”, como “fuera de este mundo”. Esa es la fe por el Amor.
La interpretación de “El Espejo” hace un buen resumen de lo anterior, la cual esta vez he tomado de su version en ingles:
Hemos decidido que no hay absolutamente ninguna ventaja para el que busque la justificación en la carne; la justificación es la realidad de una dimensión espiritual y sólo puede ser tomada por fe. Lo que Dios cree es nuestra referencia exclusiva . (Cualquier otra base para la justificación deja al hombre quedándose desesperadamente corto.)
Dios cree que estamos completamente representados en Cristo, lo cual quita de la ecuación a la circuncisión o a cualquier contribución de la carne. El amor pone a la fe en movimiento “Es fácil para el amor creer”. Gal. 5:5-6, The Mirror.
Llegará el momento en el que seremos confrontados: lo que nosotros creemos o lo que Dios cree; lo que Dios dice que somos o lo que el viejo árbol dice que no somos. Si en Cristo estamos completamente representados, ya no moriremos por el pecado de Adán, sino que viviremos por la rectitud de Cristo a través de su fe . Eso es lo que Dios cree y su Espíritu nos persuadirá de ello a lo largo de nuestra vida. ¿Que otro representante o intercesor o podría agregar algo a lo que Jesucristo ya logró? ¿Que otra figura humana o celestial podría darnos su identidad sin dañar el diseño de Dios?
Aquel que escoja ser representado en Adán o en cualquier otro ser humano o “divino” (en apariencia de ángel de luz), vivirá sintiéndose desesperadamente corto” y los frutos de su muerte también se manifestarán. De ello tendremos oportunidad de hablar.
Gracia y Shalom en abundancia.