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¿De donde proviene la ‘lógica anticristo’, de la que hablé en mi blog anterior? la lógica de la exclusión y la descalificación, la negación y todo lo que contradice y opone el evangelio.
Quizá te aburra un poco si te digo que ésta es la mentalidad que la Ley nos heredó, en la cual el mérito y el esfuerzo – la rectitud por el hacer, son la clave; no obstante, la Ley sólo otorgaba bendiciones al que las merecía si seguía TODA la Ley en TODAS sus cláusulas, mas si se rompía en uno solo de sus puntos, esta Ley maldecía. Ésto fue lo que quedó asentado en Deuteronomio 28, cuyas bendiciones significaban para los judíos “el reino de Dios”, en el cual la salud, la prosperidad y la riqueza confirmaban “Su aprobación” o ‘bendición’ y la pobreza y enfermedad significaban todo lo contrario. Puesto que en el tiempo de Jesús, las familias prominentes eran los religiosos, desde aquel entonces hasta nuestros días, estos ‘Nomos-sapiens’ han tomado ventaja de su administración.
Inclusive, existen algunas parábolas que hablan de esa “mala administración”, por ejemplo, la parábola del hombre rico y del mayordomo injusto, quien disipó los bienes del hombre rico, por lo que éste le quitó la mayordomía de su reino; o la parábola de los labradores ‘malvados’, a quienes les quitó sus viñas, para dársela a quienes pudieran ‘producir frutos’. Tu puedes leerlas en Lucas 16 y en Mat. 21:33-44, respectivamente.
En éstas parábolas, el hombre rico y el dueño de la viña representan a Dios, y el mayordomo y los labradores representan a los líderes religiosos de aquel día o quizá aun, de nuestros tiempos. Ellos se quedaron a cargo de la administración de la Ley y del Reino de Dios, así como de ‘sembrar’ lo que ellos creían que era la palabra de Dios – la Ley, la cual no producía fruto, pues es “La Fuerza del Pecado”; Sin embargo, aunque la Ley sólo les fue dada para exponer su necesidad de un salvador, ellos la usaron para querer ‘salvarse’ y ‘purificarse’ y obtener vida a través de la Ley y la escritura, cuando ésta solo anunciaba a Jesucristo – el dador de la Vida y la salvación (ver Juan 5:39); inclusive, si Jesús se dio a conocer como “La Luz” o ‘El Camino, La verdad y la Vida”, fue precisamente porque así llamaban a la Ley, por ésto mismo ellos se hacían llamar ‘hijos de luz”, mas Jesús los llamaba ‘ciegos, guías de ciegos’; con todo, su ‘mucho hacer’ y mucho tener les hacía sentirse especiales y ‘exclusivos’, y menospreciar a los pobres y a los gentiles, a quienes consideraban ‘perros’ o ‘cerdos’ (hasta nuestros días), por lo que Jesús significaba un peligro para su supervivencia, pues en la cruz, esta “administración del reino” o este ‘viñedo’ les sería quitado de sus manos, y le sería dado a quienes “pudieran dar los frutos del reino” – Éste sería ¡el Espiritu Santo!, quien incluiría precisamente a los gentiles, extendiendo así la salvación a TODOS los seres humanos.
Para no tener que explicarlo yo, te traduzco lo siguiente de alguien que ya lo escribió:
“Las personas pobres, enfermas y sufrientes del Antiguo Testamento vivían bajo el constante rechazo y desaprobación que la voz del dinero tenía sobre ellas. En su pobreza, escuchaban la palabra de juicio que el dinero hablaba acerca de ellos continuamente, resultando en el rechazo más profundo y más doloroso al que el hombre pueda estar expuesto, el rechazo de su Dios y Creador. Junto con la voz del rechazo haciendo eco en la profundidad de su vacío y su dolor, tenían que escuchar al dinero hablándoles con similar alta voz acerca de la aceptación de Dios por los ricos, la misma gente que estaba imponiendo el odio que ellos ‘creían’ que Dios tenía por la “desobediente” gente pobre. La gente rica ‘bendecida por Dios’ de Deuteronomio 28 menospreciaba a los pobres y los veían como maldecidos por Dios. Nunca se harían amigos de los menos afortunados, porque el rechazo de Dios hacia ellos parecía obvio: ¡eran pobres!
Jesús llegó predicando las Buena Noticias de aceptación a todos los que, según el antiguo sistema, se consideraban culpables y rechazados. Él amó a los pobres y pasó tiempo con ellos. Cuando Juan el Bautista preguntó si Jesús era el que habría de venir, Jesús le respondió: “a los pobres se les anuncia el evangelio” (Mat. 11:5), declarando la nueva y eterna manera de hacer las cosas. Predicar el Evangelio a los pobres sería inconcebible en la mente del judío. Sería un completo abandono de todo lo que ellos creían y defendían. Sería una nueva forma tan radical de hacer las cosas que Jesús la usó como la señal de la venida del Mesías.” Brits, Bertie, “Jesús es el Diezmo – Libertando a los Hijos de la Manipulación”.
Si bien, a los pobres los consideraban ‘malditos’, siendo que eran sus consanguíneos, descendientes de Abraham, imagina como consideraban a los no consanguíneos; y los mismos gentiles lo sabían – Jesús mismo nos lo hace ver en sus palabras a la mujer cananea, cuando ella busca a Jesús para que libre a su hija de un demonio:
“Deja primero que se sacien los hijos, porque no es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
28 Ella respondió y le dijo:
—Sí, Señor; también los perrillos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos.”
(ver Mar. 7:25-30; Mat. 15:21-28)
Desde luego que Jesús no la consideraba ‘perrillo’, mas Él sabía que ella estaba consciente de lo que los ‘hijos de luz’ pensaban acerca de los gentiles. Esto no ha dejado de ser después de 2000 años de ‘civilización avanzada’. Tú mismo podrás encontrar en el internet lo que ellos realmente piensan acerca de ‘goyim’ (los gentiles), que aunque será difícil verificar, pues toda información al respecto está siendo censurada, “por sus frutos los conocerás”. Aclaro, la riqueza no es un fruto. El Amor lo es.
Por lo anterior, el Hijo de Dios, por Amor, se hizo ‘pecado’ para hacernos ‘Su Justicia’, al declarar a la humanidad entera ‘hijos de Dios’ y co-herederos junto con Cristo, en completa equidad y unidad con Dios– sin supremacía entre ningún grupo, lo cual, por causa de Deut. 28, el pobre nunca habría podido creer, porque era pobre y definitivamente, el rico jamás habría querido aceptar, porque perdería su lugar de supremacía y de control. Esta mentalidad necesitaba ser cambiada radicalmente. La Ley necesitaba ser removida.
Fue así como Jesús vino a ‘voltearle la mesa a los cambiadores’, al dejar clavada sobre el madero la Ley (Col. 2:14), que nos hacía sentir separados de Dios y de los demás. Ellos no sabían que al crucificarlo, quedarían ‘despedidos’, pues su administración sería ‘injusta’ e ‘innecesaria’. El sumo sacerdote lo profetizó al ‘rasgar sus ropas’.
Continuemos con la explicación de las parábolas mencionadas, que tu podrás leer en tu versión favorita de la Biblia y habiendo conocido su verdadero contexto, podrás entender su significado; yo solamente retomaré desde aquí:
“Y yo les digo: Con las riquezas injustas gánense amigos para que, cuando éstas lleguen a faltar, ellos les reciban en las moradas eternas.…” Lucas 16:9
Nota que las riquezas injustas no se refieren al dinero robado por nuestros gobernantes, ni por los banqueros, ni siquiera al dinero de los carteles. Está hablando de la ‘rectitud’ bajo la Ley – ‘la rectitud por el hacer’, a la apariencia de santidad que la religión o la auto-justicia nos hace creer que tenemos, y aun al poder que esta ‘rectitud sintética’ nos da, como lo habló Jesús mismo en Apocalipsis 3 a la iglesia de Laodicea, a quienes por tal razón llamó ‘tibios’… “Ya que tú dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no tengo ninguna necesidad’, y no sabes que tú eres desgraciado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Esta era la riqueza injusta, por consiguiente, la administración de la “riqueza injusta”, de acuerdo con las palabras de Jesús, es equivalente a “ser infiel en lo poco”. Mas dejaré que Bertie lo explique:
“Jesús los estaba alentando a entablar amistad con aquellos a quienes consideraban malditos, ya que los pecadores (según el sistema judío) entrarían en el reino antes que los mismos judíos que se adherían a la Ley. Ellos estarían a punto de cancelar la deuda de aquellos que creían que estaban en deuda con el capitán. Al ver la deuda de otros cancelada, también ellos podrían entrar al lugar donde ellos mismos no tendrían deuda. La cancelación de la deuda no era medida en dinero, sino en lo que ellos creían que la pobreza y la enfermedad declaraban acerca de los pobres y de los gentiles. La deuda era lo que ellos creían que los pobres y los enfermos le debían a Dios. Jesús vino como el ejemplo perfecto del perdón de las deudas. Él declaraba a los enfermos perdonados y los sanaba; entonces, ellos entraban a un lugar donde se sentían sin deuda alguna. Jesús los veía “libres de deuda”, por eso los declaraba ‘perdonados’. Al sanarlos, revelaba que Él se estaba llevando sus pecados.
Existen algunas verdades ocultas muy interesantes en este pasaje. ¿Cuánto le debían los deudores al maestro? Cien medidas de aceite y cien medidas de trigo, ¿verdad? Curiosamente, el aceite y el trigo se mencionan específicamente en Deuteronomio 14, como lo que se debía comer cuando diezmaban:
“Delante del SEÑOR tu Dios, en el lugar que él haya escogido para hacer habitar allí su nombre, comerás el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo, de tu aceite, de los primogénitos de tu ganado y de tu rebaño, a fin de que aprendas a temer al SEÑOR tu Dios, todos los días”. Deut. 14:23, RVA-2015
Lo que todo hombre realmente le debía al maestro era aceite y grano. El aceite habla del Espíritu de Dios y el grano habla del cuerpo de Jesús. El número cien también significa plenitud o integridad. Todos tendrían que obtener la plenitud de Jesús antes de que pudieran ser libres de toda deuda. La deuda que tenían era una deuda absoluta que ningún hombre podía pagar.
El administrador injusto entonces le dijo al hombre con el aceite, que se sentara (significando descanso) y que escribiera cincuenta. El número 50 es un número muy especial, que habla del Año del Jubileo cuando no habría deudas y todo lo perdido se devolvería a los propietarios originales. Es el año aceptable del Señor, declarado por Jesús en Lucas 4:16. “En lugar de deuda, declara jubileo”. Cincuenta también puede significar 5 x 10, donde 5 = gracia y 10 = perfección (totalidad, énfasis mío): ¡gracia perfecta! (!Total!)
El mayordomo injusto le dijo a aquel otro hombre que escribiera ochenta medidas de trigo. El número ochenta, según el alfabeto hebreo, es la letra “Pey”, que significa PALABRA. En lugar de deuda, les dio “Su PALABRA”(se dio a si mismo – énfasis mío). Ochenta también puede significar 8×10, donde 8 = salvación o nuevo comienzo, y 10 = perfección (totalidad, énfasis mío). En lugar de deuda, declara salvación total para ellos ¡un nuevo comienzo!”
Brits, Bertie, “Jesus es el Diezmo – Libertando a los Hijos de la Manipulación.” Traducción mía.
Al comprender lo anterior, te darás cuenta que el Diezmo no se trataba de dinero, ni tampoco de comprar protección del “Padrino”, el diezmo era algo que ellos comían; de aquí entenderás por qué en Malaquías 3, Dios dice que le habían ‘robado’ – porque no estaban trayendo el aceite y el trigo – de hecho, no podían traerlo, pues solamente Jesús podía ‘pagar nuestro Diezmo’ – Su cuerpo, nuestro trigo – nuestro pan del cielo y Su Espíritu – nuestro aceite, y así abrirnos las puertas de los cielos, para hacer derramar bendiciones sobre nosotros hasta que sobreabunden, al hacernos saber que somos sus Hijos y que estamos ahora entrelazados en Él por causa del trabajo consumado de Jesucristo, sin deuda alguna – !Hemos sido reconciliados con Dios!
Esta Buena Noticia era lo que Jesús anunciaba como “el Fin del Mundo” – el fin del ‘Nomos’ – el fin de la Ley y de la mentalidad ‘anti-Cristo’ como el fundamento del mundo entero.
Gracia en abundancia.