- El Despertar de los Gálatas
- La Inutilidad de la Ley
- Hechos en el Cielo
- Corriendo la Carrera
- La Fe por el Amor
- El Dios que Suple la Fe por el Amor
- Purificados por la Fe
- Mutilando el Legalismo
- Libertad para no Pecar
- La Influencia Dominante
- El Fruto de la Ley
- El Fruto del Esfuerzo
- Casos de la Vida Real
- El Fruto de Creer
- El Fruto de Su Amor
- El Traje Nuevo del Rey
- La Imagen del Espejo
- Gracia para Amar
- La Vida Abundante
- El Reino Sobrenatural de Dios
Mi último mensaje para este capítulo tiene el simple propósito de reiterarte que la salud y la provisión, la prosperidad, aun las riquezas son definitivamente regalos de Dios, nunca he dicho lo contrario, más estos no son el reino de Dios, son solo su “añadidura”, es decir, es algo que nos llega sin buscarlo, y que no nos añade valor, ni determina nuestra identidad como Hijo de Dios, tampoco determina la medida de su Amor y mucho menos la medida de nuestra fe. Cuando esta añadidura se manifieste en tu vida, sabrás que fue por su Gracia, mas con la mirada firme puesta en Jesús, como viendo al invisible, lo que es visible no podrá distraerte de la verdad y tampoco contará como evidencia del reino de Dios en tu vida; el Fruto del Espíritu sera tu única evidencia.
Solo cuando las cosas nos llegan como añadidura y no por esfuerzo por añadírnoslas, no nos dolerá verlos irse algún día, pues todo eso que buscamos en esta tierra es por un tiempo solamente, aun la salud divina es solo hasta que el cuerpo mortal se acaba, mas el Reino de Dios es para siempre. ¿Cual es este reino? ¿No acaso es “justicia(rectitud) y paz y gozo en el Espíritu Santo”? (Ver Rom. 14:17) La versión El Mensaje nos da su peculiar interpretación:
El reino de Dios no es cuestión de lo que pones en tu estómago, afortunadamente. Es lo que Dios hace con tu vida conforme la endereza, la restaura y la completa con gozo.
Rom. 14:17 The Message
Yo me gozo de que la familia de Dios esté por fin comenzando a creer que Dios no se deleita en nuestra enfermedad, ni mucho menos en nuestra pobreza, lo cual Dios nunca ha usado ni usará “para que aprendas a ser humilde”, ni para “darte una lección”, ni mucho menos para “glorificarse”. Por otro lado, si tu no estás consciente de la riqueza que Dios te ha dado al darte a su Hijo mismo para que viva su vida en ti, no conoces la verdadera riqueza, y quizá tampoco has conocido su fruto.
Salvación en el griego es la palabra griega “Soteria”. Esta incluye preservación, seguridad, liberación de enemigos (internos y externos, personas o cosas, situaciones, etc. ). Aun la liberación de demonios Jesús la llamo “el pan de los hijos” (ver Mar. 7:24-27). Si Dios nos dio a su Hijo – el Pan de Vida, “cuanto mas nos dará junto con Él todas las cosas”. (Ver Rom. 8:32) mas déjame que te muestre este verso de “El Espejo de la Palabra” de Francois Du Toit, que esta vez te traduzco directamente de la versión en inglés.
El 1regalo de su Hijo es la evidencia irrefutable del corazón de Dios hacia nosotros. El no 2retuvo nada en reserva ; si no que libremente y sin ameritarlo nos 3dio todo lo que jamás hubiésemos deseado tener; de esto es todo lo se trata nuestra 4unión conjunta como Hijos. Rom. 8:32
(La palabra 1paradidomi, refleja la fuente del regalo, el mismo seno del Padre.
La palabra 2pheidomai significa tratar indulgentemente, no escazamente.
Mostrarse a sí mismo afable, cortez, bondadoso, es la palabra 3charizomai.
La palabra 4syn (pronunciada sun) sugiere completa unión.
Todo lo que perdimos en Adán nos es nuevamente restaurado en Cristo. El pecado dejó a la humanidad con un enorme déficit; ¡la gracia restaura la humanidad a excelencia!
El afán por tener o mantener “las cosas”, nos mantendrá presos en una carrera sin fin, pues cuando nuestra identidad no viene de la revelación de nuestra unión conjunta en Cristo como Hijos, siempre habrá algo que necesitar o desear para sentirnos “mas completos”, o “mas seguros”, “mas amados”, “mas aceptos o aceptables”, “mas valiosos”, etc.
Los reyes y los poderosos de la tierra buscan y obtienen todo lo que su falsa identidad necesite, aun cuando tengan que matar por ello, pues no conocen la vida de Dios, ni tampoco Su Amor, por ello han despojado al mundo entero de su riqueza, y de todo aquello de lo que puedan despojarnos para mantenernos esclavos, comenzando por el verdadero Evangelio y con ello la libertad y la vida misma; mas la vida de Cristo nadie te la puede robar, solo tu propia incredulidad.
Cristo te ama y sabe que tienes necesidad de todas esas cosas y nunca se deleitará en tu opresión; de ella te dará la “salvación”, conduciéndote a la verdad que te hará libre y que te hará descansar en El. Él sabe que siempre tendrás necesidad de poner comida en el refrigerador, de vestir, de transportarte, siempre habrá algo que mantener o reparar en tu casa, necesidad de divertirte, necesidad de dar; El pone sus deseos en tu corazón, sea conocer lugares, probar nuevos sabores, escuchar nueva música, bendecir a alguien, etc., pues tanto el “querer” como el “hacer” provienen de Dios, cuando entramos en su reposo.
Solo en este descanso encontrarás tu verdadera completitud y tu verdadero deleite, y solo en ese deleite recibirás la fuerza, sabiduría, habilidad para mantener tu familia, tu trabajo, tu carrera, tu salud, sin sacrificar tu amor, tu gozo y tu paz. El fruto del Espíritu es el Reino de Dios en el que viviremos hasta que nuestro cuerpo mortal expire, esa es la herencia que nada ni nadie nos podrá robar, porque no vino de nosotros, y si pudiéramos cortarlo, seguirá brotando de su Espíritu a tu espíritu, siendo el amor el primero y el mas grande.
Este fruto fue la diferencia de la iglesia primitiva a lo que hoy conocemos como “la iglesia”. La prosperidad de la iglesia primitiva estaba enfocada en que el Evangelio se extendiera, en atender necesidades de los demás y en aquellos momentos en que ellos pudieran reunirse para compartirlo todo y disfrutarlo en esa unión conjunta, en amor y gran gozo, en medio de aflicciones y gran persecución, pues sabían que les costaría la vida en cuanto sus reuniones clandestinas se descubrieran, mas sus frutos excedían su temor a la muerte; Esta es la vida sobrenatural del Espíritu y solo por su fruto la conocerás. De esta vida continuaremos hablando durante el próximo capítulo, el próximo viernes.
Shalom y Gracia en Abundancia