- Que No Te Roben
- En Busca de la Salvación
- Hijos De Dios, ¿Verdad u Osadía?
- La Gran Osadía
- La Gran Victoria
- Persuadidos de la Verdad
- Pablo, ¿Apóstol o Impostor?
- ¿Gracia o Anarquía?
- La Victoria de Jesús
- Evangelio o Religión
- La Lógica Equivocada
- La Abominación Desoladora
- La Imagen de la Bestia
- La Justicia Salvadora de Dios
- El Fundamento del Amor
- Discerniendo los espíritus
- Sabiduría diabólica
- El Fin del Mundo
- Ardiendo en el Hades
- La Mente Abatida
- Doctrinas Que Matan.
- Escogiendo la Verdad
- Religión o Relación
- Intimidad o Fantasía
Al escuchar, “ya no estamos bajo la Ley”, la gente inmediatamente piensa que esto es equivalente a ‘romper la ley’. De ninguna manera estoy en favor de la anarquía. Pablo mismo nos exhorta a sujetarnos a nuestras ‘autoridades’ en Romanos 13 y en 1 Pedro 2:13, (aunque yo misma me llego a preguntar si esto pudiera ser una traducción apócrifa, cuando llego a darme cuenta de la poca estima en la que nuestras autoridades nos tienen y de sus planes macabros para nosotros). Puesto que este es un tema muy basto, solo te daré este versículos para calmar cualquier inquietud que surja al respecto:
16 Sí, tu eres libre (de las reglas e instituciones hechas por el hombre para gobernar tu comportamiento), ¡pero no uses tu libertad de manera que otros puedan leerla como el disfraz de una agenda malvada! ¡Tu eres gobernado por Dios! (¡donde rige El Amor!) 1 Pedro 2:16. El Espejo de la Palabra. Du Toit, Francois.
Al tener consciencia de que hemos sido levantados y unidos a Dios para siempre en Cristo, quedamos sujetos al poder de la Resurrección, ¡el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos! un poder mayor al poder carnal del ‘nomos’, que está basado en habilidad humana, fuerza de voluntad y muy a menudo, en inteligencia que es realmente ’diabólica’.
Bajo el poder del Espíritu de Dios, el cual no se sujeta a ninguna ley humana, las leyes que nos rigen son aun mas poderosas, pues no dependen de nuestra fuerza carnal: la Ley del Espíritu de Vida de Resurrección, que infunde vida nueva en las cosas muertas y que nos despierta a la vida de nuestro diseño; la Ley del Amor, el perfecto Amor que echa fuera el temor, y que restaura la voluntad y las fuerzas, amor que no busca lo suyo propio sino el bien de los demás; la Ley de perfecta libertad diseñada por Dios para Sus Hijos, la cual nos conduce a amar y dar con liberalidad y no a odiar, matar, despojar o destruir a los demás; ese es nuestro verdadero ‘Yo’ y sólo conociéndolo podemos ser realmente ‘Nosotros mismos’ – y viviv como Hijos del Altísimo, ya restaurados en su imagen, puros e inocentes, amables, generosos, de valor inestimable y fuerza inagotable, lo cual al comprenderse y abrazarse, todo lo que no es parte de nuestro ‘auténtico ser’, se desprende y se cae, sin nuestra ayuda ni intervención.
“El amor hace imposible cometer adulterio, o matar a alguien, o robar a alguien, hablar mal de alguien o codiciar cualquier cosa que pertenezca a otro. Tu única opción es estimar a un compañero humano con el mismo valor que tú. 10 Todo lo que el amor hace es en beneficio de los demás; por lo tanto, el amor es la expresión más completa de lo que la ley requiere”. Rom. 13:9-10. El Espejo
Ciertamente, la salvación que Jesús ya nos ha dado solo podremos experimentarla en su máxima expresión cuando el amor de Dios nos es revelado por su Espíritu de Gracia, al escuchar la verdad acerca de Dios en nosotros, que es la Palabra de Cristo; de esta manera Él, al persuadirnos de su Amor, al persuadirnos de Su Verdad, al persuadirnos de Su Justicia o Rectitud en nosotros – de nuestra equidad con Él, – de nuestra imagen hecha a su semejanza, de nuestra identidad de Hijos, de nuestro valor, de Su total perdón y aceptación de nosotros, de nuestra santidad, etc., nos hace descansar de nuestras obras; entonces, aquella mentalidad ‘llena de labores’, de culpa, verguenza y temor, de pobreza, de esclavitud, de juicio y de castigo heredada de nuestros ancestros, llega a ser transformada a una de amor, gozo y paz, de perdón, de aceptación, tanto de nosotros mismos como de los demás; en ese momento comenzamos a ‘sanar’ y a experimentar el Cielo.
Su amor en nuestros corazones nos hará ver la verdad sin que nos duela perder nuestra falsa identidad; y no viviremos más en el ‘hades’- el lugar de “no ver”. Su amor nos inspirará a amar y a aceptar a los demás, aun a cuidar de otros que no pueden cuidar de si mismos, movidos por la compasión de Dios que es sin egoísmos y no por el auto-interés o el amor al dinero, o por que una ley así lo demande.
Mientras el ser humano tenga sus ojos cerrados a esta verdad, permanecerá atado al sistema de la serpiente, del cual Cristo nos desató en la Cruz.
Mucha gente teme que si se predica mucha ‘Gracia’, la gente va a querer ‘pecar’ y vivir como quieran, desordenada y egotísticamente.
Si llamamos ‘pecados’ a las obras de la carne a las que Pablo se refiere en Galatas 5:19-21 como ‘frutos de vivir bajo la Ley’, pues si has seguido este estudio, estarás de acuerdo conmigo que si la gente produce ‘obras de la carne’, no es porque esté realmente bajo la Gracia, sino bajo la Ley.
La gente ofende mas a Dios cuando menosprecia la Gracia de Dios y la sangre que Cristo derramó en la Cruz, cuando cree que por sus obras de purificación y actos de contricción equilibra la balanza de Dios y no por lo que Cristo logró en la Cruz – esto es: devolver a la humanidad a los brazos de Dios.
Ya hemos sido ‘redimidos’, y esto nadie se lo ganó, por lo mismo nadie puede perderlo, solo ignorarlo, negarlo o rechazarlo, mas nada puede anular tan gran salvación, pues si la obra de Adan nos produjo la muerte a todos, la obra de Jesús fue del todo mayor. (ver Rom. 5)
Por Gracia somos salvos, por la fe del Hijo de Dios (Gal. 2:20), esto quiere decir que sólo necesitas saber en que consiste Su fe -qué es lo que Él cree acerca de ti y de los demás, y creerlo tu mismo para poder verte a ti mismo y a los demás como Él nos ve; entonces, los frutos de salvación comenzarán a erradicar toda hoja de higuera y todo fruto de muerte de tu vida.
Resumiendo: el conocer quien eres en Cristo lavará tu mente y tu consciencia de toda mala consciencia y de toda mentira que hubieras creído acerca de ti mismo, basada en el ‘nomos’, que te impedía verte como Dios te ve, o como Él dice que tú eres y por consiguiente, que impedía que Su Reino se manifestara en tu vida en forma de fruto del Espíritu, lo cual es “La Liberación Mesiánica” – ¡Esta es la Salvación!
El nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a “Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo” Tito 3:5 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
“Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a nuestras obras sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo” 2 Ti 1:9 (NBLH)
“quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tit. 2:14
Por último, quise traducirte este versículo de la ultima versión en inglés del Espejo, la cual está por publicarse en español:
Y cantaron una nueva canción que decía: “¡Proclamamos tu excelente valor! Tu eres el único en el universo que tiene derecho a abrir el rollo y romper sus sellos, ya que fuiste sacrificado en sacrificio y en tu sangre redimiste la identidad auténtica de la humanidad en Dios. Los rescataste de todo lo que pudiera definir a la sociedad antes y los sacaste de los confines de sus mentalidades empequeñecidas. Esto incluye todo el espectro de agrupaciones de personas: nuestras identidades tribales, nuestras preferencias dialectales específicas del idioma, nuestras asociaciones políticas y religiosas, así como todas las formas de identidad ethnica. Apocalipsis 5:9
(¡La palabra hemas –“nosotros”, en “Él nos redimió”, no se encuentra en el texto original! Por lo tanto, los redimidos no somos solo un grupo selecto de individuos; ¡Ésto significa: la humanidad redimida de lo que fuera que los definía antes! )
El Espejo de la Palabra. Du Toit, Francois.
Jesucristo es la Vida, Él es la Luz, y ambas Él ya nos ha dado para poder sacarnos del ‘hades’ (el lugar de ’no ver’), del ‘heena’ – de ese lugar de auto-degradación máxima que nos consume por causa de aquella erróneamente percibida ‘deformidad’, llamada ‘pecado’, cuya fuerza es la Ley, la cual nos priva de participar de su Vida Abundante y nos impide ver Su imagen reflejada en nosotros como en un espejo. Él no necesita destruirnos, el pecado promete hacerlo al rechazar su Gracia.
Feliz Día de la Resurrección.
Gracia y Amor en Abundancia.