Si has seguido junto con nosotros quizá te sientas más seguro acerca de tu armadura y de tus armas. En meses pasados compartí acerca de la Cena del Señor, la cual es una declaración de victoria, pues es la anunciación de la muerte vencedora de nuestro Señor Jesús, lo cual recuerda a las tinieblas su derrota y anuncia quien es el que pelea a tu favor. Esta es la declaración de tu fe. La declaración de tu derecho de pelear toda batalla que se levante contra ti en el nombre de Jesús.
Sin embargo, el uso de tu Espada te activa en la batalla. Su uso es opcional, pues no es un mandamiento, es un regalo y como todo regalo, tu determinas su importancia y su prioridad de acuerdo al valor que tu mismo(a) le asignes. Es un regalo que usas a voluntad y que no se desgasta con el uso, mas sin su uso puede que tu te desgastes, pues es importante que sepas que sin el uso de esta Espada, puede que salgamos con vida y aun ilesos, mas no por mucho tiempo, pues esta batalla contra nosotros no se acaba mientras estemos en territorio enemigo llamado “Planeta Tierra”.
Puedo asegurarte que mientras tengas buenas finanzas, tu salud este bien, o la de tu familia y todo marche aparentemente viento en popa, dudarás de que tal batalla exista . Mas llegan ocasiones en que la realidad de nuestra vida se queda corta de la gloria de Dios y los vientos contrarios nos detienen o aun nos voltean la barca y la brecha entre nuestros derechos comprados con Sangre y la realidad que vivimos se agranda tanto que en ese momento muchas veces ni siquiera sabemos cómo presentar nuestro caso delante de Dios. Nuestra Espada del Espíritu está a nuestro alcance y disposición.
Esta Espada significa poder:
Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Hechos 1:8
Este poder viene del griego “Dunamis”, del cual se originó la palabra “dinamita” pues es un poder explosivo y sobrenatural. Jesús nos quiere caminando bajo su mismo poder, pues el Mismo Espíritu que lo ungió a Él para hacer estas cosas y El cual lo resucitó de entre los muertos, vive hoy en nosotros y desea llenarnos. El no vivir bajo su poder equivale a tener un Ferrari en el garaje y transportarnos en bicicleta.
Solo cuando este poder nos respalda, la gente podrá ver la diferencia entre Cristo y religión, especialmente en estos últimos tiempos en que gente está siendo indoctrinada a no creer en El. Este poder para ser testigos no significa necesariamente el ir evangelizando de puerta, en puerta, aunque esto pueda ser el plan; mas el ser testigos es un estilo de vida. ¿Cómo venceremos la tentación, cómo daremos fruto, como podremos decir que lo conocemos a Él? Por nuestros frutos nos conocerán.
Nota que no dije por nuestras obras, Si estos frutos no testifican del poder de Jesucristo en nuestra vida, aun cuando toquemos de puerta en puerta, no podremos traer vida a la gente y a sus situaciones sin ese poder resucitador. Por tanto este poder es primero para dar fruto en nosotros, y segundo para ser de vida y bendición a los demás, por lo mismo el primero de estos frutos es el amor.
Por consiguiente, este poder no es para controlar y subyugar a los demás, o para exhibirnos, o jactarnos y lucrar con ello, sino simplemente para traer libertad a los cautivos y a los oprimidos del diablo y para destruir sus obras en nuestra vida y en la de los que reciban este poder vivificador, libertador y edificador, pues la biblia nos dice que cuando oramos en lenguas nos edificamos a nosotros mismos. (1 Cor. 14:4) Muchos creemos que solamente nuestro espíritu se edifica, más la palabra usada en el griego para edificar es oikodomeō , y su significado es “edificar, construir o reparar un edificio”
De manera que no solo tu espíritu se edifica sino que también tu alma- tu mente, tus sentimientos y emociones y tu cuerpo, el templo del Espíritu Santo se edifican, por encima de las obras de la carne, esto es de nuestro esfuerzo, por encima de nuestra derrota, por encima de la maldición. Esto es superior al control mental, o la mentalización, pues esto es control del Espíritu Santo.
Si Dios no oikodomeō la casa, en vano trabaja el que la oikodomeō (Salmo 127:1)
Especialmente para aquellos que batallan con cosas internas, sean heridas o ataduras, hábitos, adicciones, etc. es imperativo conocer la importancia de la persona del Espíritu Santo, pues El es Nuestro Ayudador.
Los primeros cristianos siempre estaban “orando en el Espíritu”, esto es, hablando en lenguas. Cuando Pablo se topaba con un discípulo les preguntaba:
… “¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron?” Ellos le respondieron: “No, ni siquiera hemos oído si hay un Espíritu Santo.”…. Cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas y profetizaban Hechos 19:2-5
Aqui claramente la Palabra nos muestra que el Bautismo del Espíritu Santo es independiente a nacer de nuevo y a ser bautizados en agua; de igual manera, nos muestra como la señal de este bautismo es el hablar en lenguas, pues este poder afecta nuestra boca. El quiere controlar nuestra boca para poder controlar nuestra vida.
Si hoy hicieramos esta pregunta, muchos hermanos(as) se ofenderían por nuestro atrevimiento, especialmente si su denominación enseña contra ello. Muchos dirían: “Si, el Espíritu Santo está en mi mas el hablar en lenguas no es para todos”… o “yo no creo en eso”, o “son doctrinas de demonios”, o “son enseñansas falsas”; muchos otros dirían: “Si, de pequeño”, o “en mi juventud, pero ya no lo he vuelto a recibir”; otros dirían, “Eso ya no es para nuestros tiempos”, o “Si, pero no pasó nada, entonces cesé”, o “No lo sé, creo que yo lo estoy manipulando”, muchos solo te dirían, “Si, pero ¡no entiendo nada!” Esta es la respuesta mas acertada.
Y tu mi lector, ¿has recibido el regalo del Espíritu Santo con la manifestación de hablar en lenguas?
Shalom