Reyes y Sacerdotes (Parte 3) – Lino Fino

Descanso

Jose y su Saco de Muchos Colores

Continuamos hablando de la ropa de Lino Fino de los Sacerdotes.   Este lino  era de un precio muy alto,  algo que solo la nobleza o la realeza podía comprar.

¿Recuerdas la historia de José y su túnica de colores?  (Gen 37:3)

Este regalo tan valioso de su padre provocó a sus hermanos a celos, los cuales  escalaron a un nivel mayor que el del amor a su padre, aún mayor  al del dolor que le produciría haber perdido a su hijo cuando ellos le hicieron creer que había muerto, siendo que ellos mismos  lo habían vendido como esclavo.

La palabra hebrea para esta prenda “kethoneth“, describía una túnica de lino fino con manga larga, la cual solo la nobleza o la realeza podían usar, aquellos que no tenían que trabajar en labor pesada, como era el caso de los sacerdotes.   Por lo mismo, en el momento en que su padre le regaló esa túnica, lo estaba diferenciando de los demás,  lo estaba  apartando del trabajo pesado de sus hermanos,  por lo que ellos  se enfurecieron al ver el destino que Jacob quería para la vida de José.  Quizá Jacob también había visto lo mismo que José vio en su sueño, donde su familia entera  se inclinarían ante él y le servirían algún día; o quizá supo en su corazón que un día la labor ardua de su hijo se acabaría.

José es un tipo de Jesús.  Jesús también usaba una túnica de lino fino como la de los sacerdotes;  quizá por eso le llamaban Rabí, lo cual nos dice que Él no era pobre, como ha sido representado equivocadamente.  Esto lo sabemos porque los que lo crucificaron se rehusaron a trozar su túnica como lo hicieron con sus otras ropas, y prefirieron echar suertes por ella, lo cual indica  que era de alto valor.  Ellos no sabían que estaban cumpliendo la profecía hecha en Salmo 22:18

 Tomaron también su túnica, la cual no tenía ninguna costura, y de arriba abajo era de un solo tejido.  Y dijeron entre sí: «No la partamos. Más bien, echemos suertes, a ver quién se queda con ella.» Esto fue así para que se cumpliera la Escritura, que dice:

«Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.»

 Juan 19:23-25

Como lo vez, Dios te vistió con algo que es muy preciado, el precio de la sangre de su Hijo.   Tu vestidura de lino fino, la justicia con la que fuiste envestido, tampoco podrá ser hecha pedazos  y muchos que aun no saben que han sido vestidos con la misma,  la codiciarán de ti, todos aquellos que se jugarán la vida por obtener lo que tú recibas por Gracia.

Sin embargo, a pesar de que Jesús vestía como nobleza,  el no temió remover sus ropas para lavar los pies de sus discípulos la última noche,

Jesús - nuestra limpieza

Jesús aún lava nuestros pies hoy

Antes de la fiesta de la pascua, Jesús sabía que su hora había llegado para pasar de este mundo y volver al Padre. A los suyos que estaban en el mundo los había amado siempre, y los amó hasta el fin. El diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que entregara a Jesús, así que mientras cenaban Jesús, que sabía que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas, y que había salido de Dios, y que a Dios volvía,  se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la sujetó a la cintura; luego puso agua en un recipiente y comenzó a lavar los pies de los discípulos, para luego secárselos con la toalla que llevaba en la cintura.    Juan 13:1-5

 El griego “lention” usado para la palabra toalla se traduce como “paño de lino”.  Jesús se aseguró de secar los pies de sus discípulos con el paño de lino de  su rectitud.    Esto es una lección para nosotros,  la cual nos enseña que cuando hagamos nuestro lavado de pies cada mañana con el agua de Su palabra,  debemos siempre secarnos con este paño de lino fino que es el recordatorio de que somos justos, rectos, puros y santos delante de Dios no por mérito propio sino por el trabajo consumado de Jesús en la Cruz.

Asi mismo,  esto representa como debemos tratar a los demás,  especialmente a los de la familia de la fe.  Si eres pastor, no se te olvide secar los pies de las ovejas con el recordatorio de su rectitud en Cristo.  No dejes que se vayan sintiéndose sucios.   Jesús no usó un trapo sucio para secar sus pies,  no lo uses tú, al juzgarlos según la carne o a demandar de ellos “justicia propia”,   la cual es juzgada por Dios como ‘trapos de inmundicia’.

Cuando el cristiano se comporta de manera contraria con su identidad, es porque quizá no ha entendido esa identidad, o el valor de la vestidura con la que fue cubierto. Quizá nadie le ha enseñado a contemplarse en Jesucristo – su identidad, su inocencia, su rectitud, etc.  Más si tú les enseñas, ellos serán transformados por su Espíritu.

Confía en que El Espíritu Santo prometió escribir sus leyes en nuestros corazones, y El no dejará sin terminar lo que Jesús empezó en ellos.     Cuando ellos  caminen seguros en su nueva identidad en Cristo, tarde o temprano podrán

Afirmar su confianza en Dios, esforzarse por hacer el bien, procurar conocer mejor a Dios, y dominar sus malos deseos…. ser pacientes, entregar su vida a Dios,  estimar a sus hermanos en Cristo y, sobre todo,  amar a todos por igual.

Si ustedes conocen a Jesucristo, harán todo eso, y tratarán de hacerlo cada vez mejor. Así, vivirán haciendo el bien. Pero quien no lo hace así es como si estuviera ciego, y olvida que Dios le ha perdonado todo lo malo que hizo

2 Pedro 1: 5-9

Si tu no les recuerdas que la sangre de Cristo apartó (anuló) sus pecados de ellos, y que no  existe ira alguna contra ellos, ellos olvidarán que han sido perdonados y al sentirse sucios por creer que el trabajo de Jesús no fue consumado, o que no fue suficiente, serán vulnerables a ser ‘devorados’, y El Buen Pastor te las confió a ti.  Recuérdales todo el tiempo que son  Reyes y Sacerdotes vestidos de lino fino, la dikaiosynē  de Cristo.

Shalom.

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