Al oir la palabra Apocalipsis, muy pocos serán los que no la asocien con el “fin del mundo”, castigo, destrucción y por consiguiente temor y horror; sin embargo, para aquel que conoce la Gracia de Dios, este libro al igual que el todo el Evangelio, es sólo de buenas noticias y de grandes promesas, pues el nombre original de este libro es “La Revelación de Jesucristo al Apostol Juan”, el cual revela al mismo Cristo en toda su Gracia, gloria, majestad y poder.
Las palabras de este libro encierran misterios fuera del alcance de este blog; por lo mismo, no intentaremos descifrarlos a menos que sea relevante a nuestro tema, como es el caso de nuestro estudio de hoy.
Este libro encierra un mensaje a 7 iglesias en Asia, las cuales podrían representar eras, o movimientos de Dios, pasados, presentes o futuros, sin embargo en dichas exhortaciones encontramos gemas preciosas, muy aplicables para la iglesia de hoy. Mi intención es que podamos filtrarlas a través del filtro de la Gracia, como un minero filtraría pepitas de oro en un rio.
Estas exhortaciones se encuentran En Apocalipsis 2 y 3, en las cuales las obras del hombre son puestas a prueba: “Yo conozco tus obras”, son palabras recurrentes. En estas exhortaciones existen palabras de aliento para aquellos que han creido, para aquellos que viven bajo la Gracia Pura de Dios, a quienes Jesucristo se refiere como “los que vencieren” al final de cada exhortación.
Comencemos con la Iglesia de Filadelfia, que significa “Amor de Hermanos”, lo que
me hace pensar en una iglesia totalmente fincada en el amor y la Gracia de Dios, pues sólo recibe elogios y comendaciones de parte de El. (Ap. 3:7-13)
“Escribe al ángel (al pastor) de la iglesia en Filadelfia:
‘El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cierra, y cierra y nadie abre, (Jesucristo) dice esto: “Yo conozco tus obras. Por tanto he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar. Aunque tienes poco poder (poca fuerza), has guardado Mi palabra y no has negado Mi nombre.”
Hechos 14:27 nos da una idea de cual era esta puerta:
Cuando llegaron y reunieron a la iglesia, informaron de todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo había abierto a los Gentiles la puerta de la fe.
Es obvio que esta iglesia tenía su fe puesta en la Gracia de Dios y no en su propia fuerza, de la cual leemos que era “poca” y por tanto la Gracia de Dios era suficiente para fortalecerlos en su debilidad y para que pudieran guardar su palabra y ser testigos fieles.
Tambien leemos acerca de los de la “Sinagoga de Satanás que se dicen ser Judíos y no lo son, sino que mienten;” (Ap. 3:9), es decir, que eran gentiles convertidos al judaismo o que se hacian pasar como judíos, representan a todo aquel que vive de quiere vivir justificado por las obras de la Ley.
Mas nota de que magnitud es esta Gracia, que lejos de leer “Yo entregaré a aquellos diablillos en tus manos para que los acabes” leemos:
Yo haré que vengan y se postren a tus pies, y sepan que Yo te he amado.
¿Te das cuenta como el énfasis está puesto en su Amor, a través del cual juzga nuestras obras?
Esto nos indica que la misma misericordia que Dios tuvo con nosotros de revelarnos su verdadero Evangelio de Gracia, la tendrá con todos, aún aquellos que nos persiguen y nos atribulan, para que cambien de parecer cuando vean el amor de Dios en nuestra vida y nos digan “Estaba yo equivocado,”
Si tu vives bajo la Gracia de Dios, esta exhortación es para ti, y esta es tu promesa:
Porque has guardado la palabra de Mi perseverancia, (su trabajo Consumado) Yo también te guardaré de la hora de la prueba (de la tentación), esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra.
Recordemos en estudio pasado aprendimos que la Gracia de Dios es lo único que nos ayudará durante la prueba, pues solo por su Gracia podemos resistir al diablo y hacerlo huir.
Finalmente el Señor Jesucristo se despide:
Vengo pronto. Retén firme lo que tienes, (tu fe en su Perseverancia, en su Amor y su Gracia) para que nadie tome tu corona. Al vencedor (al que ha creido) le haré una columna en el templo de Mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de Mi Dios y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de Mi Dios, y Mi nombre nuevo.
Esta exhortación nos ayudará a no irritarnos con el religioso, con el que aun no ve, con los que nos persiguen, o con aquellos amados que aun se resisten a la Gracia de Dios, temiendo que sea un “falso Evangelio”, por ser demasiado bueno para ser cierto. Al mismo tiempo nos animará a seguir recibiendo abundancia de Gracia y a vivir de su regalo de Justicia – Su Rectitud:
Porque si por la transgresión de un hombre, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de un Hombre, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Rom 5:17
Shalom